ENTRE NACER Y MORIR
Es curiosa la vida, nuestra creación empieza dentro de un vientre y terminamos convertidos en polvo, un hecho natural que nos cuesta aceptar. Nietzsche, decía: “El precio que se paga por vivir es la muerte”. Vida y muerte no pueden existir solas, ambas se complementan. Por eso lo mejor que podemos hacer, es llevarnos bien.
Cuando nacemos, somos insertados dentro de una familia, sociedad y cultura, sin opción a elegir, entonces tenemos que adaptarnos, a las reglas, las costumbres, tradiciones, etc. Parece simple, pero no lo es, es un gran reto, por ejemplo, al anochecer y despertar sanos/as y salvos/as, o al celebrar los cumpleaños cada año, le rendimos homenaje a nuestras vidas y nuestras luchas.
Para vivir, necesitamos amar, soñar y negociar, la tarea no es fácil, teniendo en cuenta que somos seres humanos imperfectos, y en esta época ruin es más difícil aún, como decía Julio Cortázar: “Somos tan complicados, nosotros, tan llenos de misteriosos resortes, de resonancias secretas, de alianzas y hostilidades, de encuentros y desencuentros… Jugamos un ajedrez casi demoníaco y maravilloso”. En la vida aprendemos, crecemos y nos descubrimos.
Toca concentrarnos para iluminarnos y que esa serena alegría nos lleve de etapa en etapa, siempre en ascenso espiritual, intelectual y material, enamorarnos minuciosamente de nuestras existencias, como en la niñez, y continuar descubriéndolo todo. Sentir orgullo, de lo lejos que hemos llegado, incluso de lo mal que nos ha ido, porque eso nos ha ayudado a crecer. Y no olvidemos sonreír, porque estamos orgullosos/as de nosotros/as mismos/as y de la persona en la que nos hemos convertido.
Nadie es perfecto, en lo absoluto, siempre estamos causando sorpresas, lo importante es mantener los respetos necesarios para no ofender, y en cada detalle que la vida nos regala, tenemos el deber de darnos siempre la oportunidad de aprender.
Es humano, que no siempre estemos dispuestos a regalar lo mejor de nuestras existencias, porque quizá estemos algo agobiados/as, o que necesitamos tiempo para pensar y reflexionar, que eso no nos desanime frente a las personas con las cuales compartimos, esa persona está en algún lugar, aprendiendo a soportarse, a ser más feliz y mejor.
Y, para terminar, como amo a Walt Whitman hasta el plagio, les digo que nos adoremos sin límites, hay tantas cosas en nosotros y todas son deliciosas, es tan grande ser mujer, como ser hombre. Que la vida no nos pase, sin que la vivamos.