¡Rakumarka!

(Monólogo)

 Por Víctor Raúl Osorio Alania (*)

 “Duerme igual que piedra, piensa incluso siendo piedra, corrige a modo de piedra», VROA. Al pie de un elefante dormido o junto a él, me encuentro en alguna parte de la gran meseta del Bombón, desde ahí suspira hasta llorar gotas de nieve para hacer consonancia con su ecosistema, ha congelado cada lágrima para advertirlo a grandes distancias. Aun las personas que sufren de miopía e hipoacusia (sordera) advierten al personaje de mil años que resplandece y discursea con su imponente figura.

Oyese pedidos: ¡fuera gansadas! Oyese: ¡vida y paz sean honradas! ¡Oyese y véase idas y lomadas!

Antes de conocer esta figura, la sola descripción de los comuneros cautiva, interesa, crea una obsesión y ligazón. Se divisa a la distancia, a decenas de kilómetros, estando contiguo a ese mamífero pedrusco todo humano queda hecho un alfeñique. Tenían razón. Ahora me ubicaré en los hombros del gigante y seré un andante sin necesidad de desenvainar y blandir espada alguna.

¡Rumi shonqo!, nos llaman rumi shonqo, habla sin amilanarse una mujer risueña, mientras cuenta el vuelto y la legalidad de las monedas. Corazón de piedra traducción exacta, corazón de piedra le cae a pelo como hampiyaku (agua de remedio) para visitantes, corazón de piedra con sentimiento e historia, porque sobreviven con la mole granítica, mirador del sector agropecuario desde la época de los Yarowilcas.

De la Rosa, Valentín, Capcha y demás nombradías originarias adheridas a otras dan vida a esta comarca, hacia el suroeste del Cerro de Pasco. Llegará pasando por Quiulacocha, por la chuleta izquierda de Yurajhuanca y por la cabecera de Sacra Familia.

El epígrafe del pueblo habría tenido influencia de la rashta o nevada. El 29 de junio rinden culto a San Pedro, deidad antepuesta a su nombre indígena. En tanto, cada 20 de diciembre festejan con el onomástico de la comunidad campesina.

Pedro, piedra angular del cristianismo, inspiración de la vida que motivó las piedras albas y prietas, piedras grandes y pequeñas, piedras, al fin y al cabo; piedras con fama y las que pronto tendrán fama. Del vientre del cuadrúpedo germinan los pedruscos de gran ostento.

Imprescindible citar a Zenón Aira Díaz, autodidacta peruano, llama pirámide a esta expresión natural: «Su importancia incalculable radica en que, en ella, únicamente en ella, se encuentran las canteras antiguas de piedras de “Alaymosca”; de las que los incas y los españoles han elaborado herramientas, batanes, morteros y ruedas de molinos utilizados en los ingenios mineros en todas las quebradas por donde corrían vertientes de agua, para el concentrado de los minerales. Las piedras calificadas son fortísimas que dominan al acero y a todo metal fuerte», “La Ciencia”, pp. 12 y 13.

Hoy en día, las ruedas de molino, se puede apreciar en las plazas y calles principales de este pueblo y las comarcas vecinas: Sacra Familia (de Sagrada Familia), Yurajhuanca (Mole Blanca), Quiulacocha (Laguna de Gaviotas), Rancas (Rachaq Qacharras Markan), Pacoyán, en el parque Minero del Cerro de Pasco. La redondez perfecta –con agujero cuasi perfecto en el centro– encaja con su tonalidad particular, eximiéndola de recibir cualquier color primario o secundario. Piedra de molino / con su remolino / tritura las penas / y concibe antenas.

 Tablón de un elefante. Tablón, laguna represada, vigila el hato de alpacunos, pito, akakllu y del peñón filántropo del pueblo. Tablón mantiene agua atemperada y espumosa, líquido natural, orgullo de paisanos y visitantes, alivio de challwas, mariposas, saltapericos (saltamontes)., batracios que forman parte de la cadena alimenticia. Algunos puquiales y lagunas son la naturalidad; Tablón y Yanacocha, grandes referentes.

Fiesta en colores por la enseñanza hidrográfica y geográfica. Tablón con su espejo de agua avisa del resbalón, las hierbas medicinales sonríen ante el espejo acuático y cuando alcanzan el florecimiento. Perfecciona gestos, ademanes y mímicas, el señor elefante, mirándose en el espejo de Tablón. Aquí, Mama Quilla confía y purifica su corazón, lo hace en noches plácidas, plácidas serán las noches por siempre

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Las mujeres arreglan sus negras trenzas egregias para alegría de sus parejas y del personaje decano. Los efluentes del Tablón posibilitan el lavado de pellejos para luego hilar y tejer prendas abrigadoras. El color blanco engalana a la gente de esta aldea. Blanco de la nieve, / blanco cual relieve; / albo su perfil, / albo ese marfil.

Tablón orea a don elefante fortísimo, este hace ronda por Tablón, eso he de llamar, según mi sentencia: aprecio perfecto, dual, confiado, sempiterno, saben guardarse secretos. ¡Viva la amistad!

 Audiencia y vivencia. En la pileta del pueblo, un cuerno en vez de agua constituyese en la atracción central. Luchito Oscátegui ufano mira la cabeza de sus amigos y deduce que el cuerno pertenece a un carnero macho de balar estentóreo. Baaa…

Comarca andina de latido ganadero. Viviendas de ceniza dan calor a sus habitantes y las pircas mantienen acuarteladas –eso sí, bien ordenadas– los animales del arca de Noé.

Noé, longevo por la referencia de las Santas Escrituras. La piedra esbelta y la comunidad, pasado y presente para considerar y respetar, nunca a escondidas siempre con sinceridad, exigencia de sus habitantes.

Como vigías honestas –solo bebibles– las cantinas se han instalado en los extremos del pueblo. Confesorio de respingos y ósculos, así llaman los bebedores a las cantinas y chinganas, calificación arrebatada del cura bonachón. Los parroquianos son evangélicos que retornan sedientos y piadosos a rendir culto a su dios Baco, también hay gente parroquiana despidiéndose de lo mundano para cambiar chascarros por Salmos. Los primeros brindan media con media (gaseosa con aguardiente); nosotros servimos cañita cuando el viento suspicaz sopla inmisericorde, sostenemos la pluma y el monólogo. La pluma viendo sus pares quiere alzar vuelo.

Una pista más para el aterrizaje del amable lector. Al viajar del Cerro de Pasco, pasando por Quiulacocha, Yurajhuanca, Pacoyán, camino a Yanahuanca, Ambo y Huánuco, justo antes de ingresar a Pacoyán, esa mole analizada, por la espalda o el dorso, tiene figura de paquidermo quieto, bien ubicado, busca –con la mirada– el cementerio de los mastodontes, mientras tanto, rompe las estaciones y avista el paso de generaciones recostada en su almohada de nubes grises.

Cumpleaños personal o institucional (escuela, colegio, posta médica, cooperativa, comunidad) anunciase con campaneos y la repercusión tipo batahola recae en el sí de estas piedras documentadas. Mi aprecio legible por y para Rakumarca.

Elefante dame tu calor de oso (soneto). Un elefante espléndido y afectivo / retoza más allá del Chinchaycocha, / invita visitarlo en colectivo, / portando antorcha, lancha y buena mocha.

La meseta del Bombón su morada… / génesis, otero y éxodo del viento. / el mamífero es piadosa almohada, / su gente un paladín del cortaviento.

Hombres llamados corazón de piedra, / pero el alma lo tienen generoso, / con labor e ímpetu vencieron la hiedra.

El mamífero, defensor gozoso, / me someto ante la optimista piedra… / Elefante dame tu calor de oso.

(*) “El Puchkador de la Nieve”

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