EDITORIAL: Asuntos presupuestales

En la presentación que tuvieron los funcionarios de Juan Alvarado ante el Consejo Regional de Huánuco, para hacer conocer cómo recibieron sus áreas y cuáles son sus planes de trabajo; el gerente general, Luis Briceño, habló de un déficit presupuestal para enfrentar las obras de continuidad y el plan de inversiones 2019. Obviamente culpo de ello a la gestión de Rubén Alva, que entre otros detalles, revirtió 74 millones de soles.

Un tema vicioso de los últimos años. Mucho se escucha a los gobernadores decir que no tienen suficiente presupuesto para invertir en obras; sin embargo, está demostrado que el problema –como el caso de Huánuco- no es la falta de presupuesto, sino la falta de capacidades para ejecutarlo.

Esto, una vez más nos lleva a reflexionar sobre la capacidad institucional de los gobiernos intermedios, que son claves para fortalecer y empoderar el proceso de descentralización. Si bien el nivel de ejecución de gasto no es el único indicador para medir eficiencia en la gestión, lo cierto es que si no se cuenta con las suficientes competencias para invertir el presupuesto asignado, difícilmente se podrá hablar de capacidad.

Pero, lo cierto es también que una región que gasta todo su presupuesto no necesariamente asegura que lo invertido está traduciéndose en progreso para la ciudadanía, ya que no priorizan los temas más urgentes vinculados con la mejora de la calidad de vida de las personas. Por ello, es fundamental la capacidad para cumplir a la vez las dos cosas.

La nueva gestión regional debe tomar en cuenta que no solo es “gastar por gastar”, sino en asegurar que la inversión ejecutada se traduzca en reales beneficios para la ciudadanía. Fundamental para ello, contar con una hoja de ruta en la que estén identificadas las brechas que deben cerrar para impulsar el desarrollo regional.

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