El 2 de abril de 2024, el Vaticano anunció la aceptación de la renuncia del arzobispo de Piura y Tumbes, José Antonio Eguren Anselmi, quien también era miembro del Sodalicio de Vida Cristiana (SCV). Esta decisión se produce en el marco de una investigación en curso sobre el SCV, una sociedad de vida apostólica fundada por el laico peruano Luis Fernando Figari en la década de 1970.
El Papa Francisco encargó a los investigadores españoles Jordi Bertomeu y el maltés Scicluna que investigaran las acusaciones contra el Sodalicio. Ambos pertenecen al Dicasterio para la Doctrina de la Fe y han viajado a Perú en varias ocasiones para reunirse con denunciantes y miembros del Sodalicio.
Durante su misión, Bertomeu y Scicluna se entrevistaron con víctimas, directivos del Sodalicio y autoridades religiosas. Al concluir su investigación, presentaron un informe al Papa Francisco, quien luego de recibirlo, aceptó la renuncia de Eguren Anselmi.
La decisión de renunciar llega en un momento en que Eguren Anselmi se encontraba bajo escrutinio público, acusado de encubrir los abusos del fundador del Sodalicio, Luis Fernando Figari. Aunque Eguren Anselmi aún no había cumplido los 75 años, la edad requerida para renunciar como obispo, tomó la decisión de dimitir.
El caso del Sodalicio salió a la luz en 2015 con el libro “Mitad monjes, mitad soldados”, escrito por los periodistas Pedro Salinas y Paola Ugaz, que revelaba abusos físicos, psicológicos y sexuales presuntamente cometidos por miembros del Sodalicio. Posteriormente, en 2018, el Vaticano intervino en el Sodalicio después de que la Fiscalía peruana pidiera prisión preventiva para varios de sus miembros, incluido Figari.
Las acusaciones contra Eguren Anselmi desencadenaron un intenso debate público y legal sobre las actividades del Sodalicio y sus líderes, lo que llevó a su renuncia y a la profundización de la investigación.
