Críticas severas de parte de las afectadas y víctimas de la violencia política que afectó al departamento desde 1980 hasta el año 2012, por la inasistencia de las principales autoridades de Huánuco a los actos conmemorativos por los 20 años de entrega del Informe Final de la Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR).
El malestar fue expresado por Delia Andrade Cueva, coordinadora del Colectivo Impulsor Post CVR y Grimanesa Ricapa de la Comunidad de Familias Desplazadas, entre otras representantes, que participaron de la ceremonia efectuada ayer en la Plaza Mayor de Huánuco.
Al acto que, significa el reconocimiento al departamento de Huánuco como el segundo más afectado a nivel del país, se hicieron presentes Aldo Reyes Viviano, gerente de Desarrollo Social del Gobierno Regional; Xiomy Lezameta Castañeda, regidora de la Municipalidad Provincial de Huánuco, Lizbeth Yllanes como jefa de la Oficina Defensorial del Pueblo, Rosalía Storck Salazar, como jefa de la Oficina de búsqueda de personas desaparecidas, Armando Sánchez de la CMAN Huánuco. No estuvieron el gobernador regional, ni el alcalde provincial de Huánuco y demás autoridades.
En la ceremonia, se dejó en claro que la indiferencia y el olvido de las autoridades huanuqueñas evidencia su falta de solidaridad y de respeto con quienes resultaron víctimas de la violencia, que en principio eran miles de miles y ahora van disminuyendo porque se mueren ante el olvido del que son objetos a pesar que en el caso del departamento de Huánuco afectó a la población no solo hasta el 2000, sino también hasta el 2012 en que se produjo la captura de “Artemio”.
En contraste, las autoridades y funcionarios de otros departamentos que resultaron menos afectados por la violencia, asumen un liderazgo para gestionar el apoyo para las desplazadas, afectadas y las víctimas de la violencia.
En el epílogo de la ceremonia se efectuó la entrega de certificados de víctimas de la violencia a los hijos y nietos de quienes padecieron en cuerpo propio los efectos de la violencia.
Los actos conmemorativos culminaron con la ofrenda floral que se arrojó al río Huallaga en honor de los miles de personas que terminaron en sus aguas y desaparecieron para siempre, convirtiéndola en la fosa más grande del país.
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En los actos conmemorativos estuvo presente Gisela Ortiz, hermana de una de las asesinados en la Cantuta por parte del grupo Colina.