¿Qué impedir primero corrupción o movimientos?
Casi todos los entendidos en fortalecer nuestra alicaída democracia, han coincidido que existen en el país demasiados partidos políticos y movimientos regionales y locales, que no ofrecen postulados y menos una doctrina coherente con la realidad nacional, que este direccionada a lograr la mejor distribución de nuestras riquezas, la justicia social, el desarrollo y bienestar social, varios de esos movimientos nacen producto de intereses de grupo, con ambiciones económicas porque ven a los recursos públicos como un botín que en carrera político electoral todos lo quieren alcanzar, visto así ganar las elecciones suena a un golpe de suerte, pues hay evidencias que mucha gente se ha vuelto millonario de noche a la mañana.
Es cierto que existen demasiados movimientos, y que coyunturalmente que sintonizan y articulan el descontento regional y local. Primero aparece un cacique y en torno a él se juntan personas de diferente catadura moral, algo parecido a un club o quizá menos, porque no tienen estructura partidaria, vida organizativa y solo aparecen en tiempo de elecciones, abren una oficina y empiezan a expender como si se tratase del mercado, quienes van adelante pagan un cupo y así hasta cubrir los posibles elegidos, no les interesa los méritos la trayectoria en absoluto nada, solo quien da más, esta es la cruda realidad de los movimientos regionales y locales.
A menos de un año, para las elecciones regionales y municipales el Congreso de la Republica, aprobó el jueves pasado que solo las organizaciones políticas de alcance regional podrán participar en las elecciones, quedando impedidos de participar los movimientos locales y distritales. Para muchos una decisión acertada, para otros también se debió incluir a los movimientos regionales y otro sector considera que se estaría vulnerando el derecho de la participación ciudadana.
Está claro que para fortalecer nuestra democracia se necesita de organizaciones políticas de carácter permanente y que no solo sean coyunturales. Pero no solo se trata de impedir a los movimientos sino primero se debe impedir la participación de personas que se encuentran involucradas en acciones de corrupción y cuantas acciones delictivas, porque son muchos de ellos los que forman estos movimientos con otros fines e intereses.