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Por Elizabeth Saly Deza Laurencio*
ADICCIÓN
Sí, viven y beben en las calles. Que haya pan en nuestra mesa no significa que todos comen. Son pocas, o, muchas las veces que los hemos visto, sin embargo, en afán de medir nuestro intelecto, señalamos más de lo que a ellos les afecta, duele o mortifica, y entallamos más nuestra actitud egoísta evitando escuchar sus justificaciones.
En sus primeros inicios de la tercera década del 2000, momento preciso en el que la fragilidad del mundo se muestra luminosa, a causa del mal al que irónicamente tememos, legítimamente es el instante en el que aún se observan en las calles a compatriotas que luchan ardientemente en dejar la adicción, pero el aspecto de la lucha que emana de ellos, si la tuviera, es raquítico, endeble y apagado.
Ya hace varios años el Consejo Ejecutivo de la ONU, se enfocó en guiar a los gobiernos en la búsqueda de estrategias, para combatir el alcoholismo desmedido que acarrea a personas más vulnerables hacia diversos problemas de salud y muerte silenciosa.
Emilio ya topa los 65 años y en una conversación alífera mencionó lo siguiente: “Yo me quiero casar con el cementerio, porque ahí viviré solo para ser feliz.” Dos compañeros suyos, que también se encuentran en las calles del Jr. San Martín en Huánuco, comentaron que anhelaban encontrarse con su madre, los jóvenes que también ingieren alcohol se mostraron faltosos, — pero para qué enojarse si es producto del mal que padecen. Al lado sur del mercado modelo, en la misma ciudad, se encuentra instalado otro grupo de bebedores de aguardiente y vodka, se aparataron del otro grupo, puesto que su relación con ellos es diferente; frente a esta escena, se les hizo varias preguntas y en respuesta, con mucha nostalgia, comentaron extrañar a sus hijos y que algunos ansiaban conocer a sus padres.
Perú, patria mía, tu amplia y pulcra atmósfera no es suficiente para mostrar a los nuestros, que en consecuencia de nuestras malas decisiones ellos viven así. La anémica, pálida, quebradiza y triste mirada de cada uno de los nombrados, es copia de todas en el mundo. América latina, por qué a expensas de tu fuerza llevas en el hombro a más de 40 millones de hombres que dieron en adopción su vida al alcohol, arrinconando la gratitud que deberían mostrar al universo por otorgársela.
Incentivarlos a transitar por otro trayecto, vía o suerte, para ellos ha de ser una batalla perdida. sin antes haber dado el inicio; sin embargo, para la posible trasformación de la vida de hombres como Emilio, se requiere de prójimos enérgicos, activos y sobre todo generosos… Un solo acto de bondad puede hacer que ellos lleguen al Hospital Materno Infantil Carlos Showing Ferrari, donde los médicos especialistas aguardan para renovar sus mañanas. Otras opciones que se encuentran al alcance, aquí en el departamento de Huánuco, son los centros de salud de Las Moras, Potracancha y Cayrán; asimismo, el Hospital Tingo María; y los centros de salud de Castillo Grande, Las Palmas, Supte San Jorge y Aucayacu, en la provincia de Leoncio Prado. “Ayudar al que lo necesita no sólo es parte del deber, sino de la felicidad.” Expuso José Martí, para oídos del mundo.
“El espíritu solidario es lo que da sentido a la vida”, dijo alguna vez, el poeta Cesar Vallejo. En su opinión, la vida consiste en hacer cosas para el bien de los demás, de modo que, si no se hace nada, es como si se perdiera un poco la vida. Las batallas se dieron para lucharlas, y si un compañero se halla herido producto al alcohol u otras sustancias, seamos su fuerza, inspiración y esperanza.
*Docente Bachiller de Lengua y Literatura. Escritora Pachiteana, integrante de la AEH (Asociación de Escritores de Huánuco).