Luego de dos años de suspensión debido a la emergencia sanitaria por la pandemia del covid-19, la festividad en honor del Señor de Muruhuay, que se celebra en el distrito de Acobamba de la provincia de Tarma, región Junín, volverá este mes de mayo a convertirse en el epicentro de una de las expresiones de fervor religioso y de gran arraigo cultural más emblemáticas del Perú.
La multitudinaria convocatoria y despliegue de tradiciones que caracterizan a esta festividad le valieron, el 25 de abril de 2017, la declaratoria de Patrimonio Cultural de la Nación por parte del Ministerio de Cultura.
La Resolución Viceministerial 067-2017-VMPCIC-MC, del Viceministerio de Patrimonio Cultural e Industrias Culturales del Ministerio de Cultura, establece que esta distinción responde a que Festividad del Señor de Muruhuay es “una expresión masiva de la fe cristiana cuya aparición coincide con el nacimiento de la vida republicana en nuestro país”, constituyéndose en una de las festividades religiosas de mayor importancia y duración en la sierra central al conjugar variedad de elementos tales como las alfombras de flores, las cúpulas y un muestrario representativo de las danzas más importantes de la región Junín.
ORIGEN DEL CULTO. El Señor de Muruhuay es la imagen de un Cristo crucificado pintado en la superficie de una roca en el cerro Shalacoto, en el poblado de Muruhuay, distrito de Acobamba. La veneración surgió en 1835, cuando unos pobladores notaron la existencia de una cruz de color rojizo sobre una gran roca a la que era difícil acceder, por lo que atribuyeron este hecho a un milagro. De inmediato avisaron a la comunidad lo que habían visto y cuando todos los habitantes vieron la cruz, consideraron importante pintar sobre ella a Cristo crucificado al que se encomendaron pidiéndole que acabe con la epidemia de viruela que asolaba a esa localidad y a todo Acobamba.
En efecto, la epidemia cesó y en agradecimiento a lo que consideraron una gracia divina se construyó, en 1827, el primer santuario en honor al Señor de Muruhuay, palabra que en el idioma quechua significa “Casa o lugar de la viruela”.
OTRAS VERSIONES. Otra versión popular refiere que en 1824, durante la guerra por la independencia, un soldado realista huye ante de la derrota de su regimiento en la célebre Batalla de Junín y, siendo pariente del sacerdote de Acobamba, se refugia cerca del cerro Shalacoto. Allí habría descubierto la imagen de Cristo. Otro relato indica que el soldado graba con su espada una cruz en la piedra en agradecimiento por haber salido con vida de la batalla, y en ella aparece pintada luego la imagen de Cristo crucificado.
Una constante en estas historias es que el sacerdote local se niega a creer en la aparición de Cristo e incluso intenta ocultar el hecho cubriendo la imagen, hasta que es obligado a reconocer su error, porque Cristo se revela ante él y por la difusión de los testimonios de otros testigos sobre la aparición, se genera una creciente legión de creyentes.
Los relatos indican de este modo el origen popular del culto y su posterior institucionalización, estableciéndose la festividad en mayo, cuando se celebra al Señor de Muruhuay en el calendario festivo católico.
SANTUARIO. Debido al aumento creciente de peregrinos y a la necesidad de dar mayor prestancia al espacio de culto, una nueva capilla fue inaugurada en 1835.
En 1926 se formó un comité por la construcción del Santuario de Muruhuay, el mismo que fue inaugurado y bendecido por el Obispo de Huánuco, Monseñor Francisco Rubén Berroa, el 1 de mayo de 1928.
En la década de 1960 se planteó otra vez la necesidad de construir un templo más grande, el cual fue edificado y consagrado en 1972, siendo diseñado por el arquitecto suizo Kristian Telg. En el atrio central se aprecia la imagen principal en el lado izquierdo del Santuario, acompañada por imágenes de la vida y pasión de Cristo hechas en tapices tejidos en San Pedro de Cajas.
LA FESTIVIDAD. Si bien la fiesta se produce esencialmente en mayo, hay ciertas actividades que se desarrollan con anticipación, entre ellas cabe destacar por su contenido simbólico el acopio de leña para la preparación de los alimentos.
La fiesta se desarrolla en tres partes: la víspera, el día central y el despacho. Durante la mañana del día de víspera, el mayordomo acostumbra dar el cumplido, un ofrecimiento de panes, golosinas y chicha de jora que ofrece a quien haya sido escogido como su sucesor para la fiesta del año siguiente. También se elaboran coloridas alfombras de flores y se organizan las comparsas de músicos y danzantes que se presentan como tributo al Señor de Muruhuay.
En la actualidad la fiesta dura todo el mes de mayo y, en algunos casos, se prolonga hasta el mes de junio o meses siguientes. Su culto es conocido en todo el Perú e incluso ha traspasado fronteras, estableciéndose hermandades del Señor de Muruhuay que organizan sendas actividades religiosas y culturales en honor a esta venerada imagen.
Para este año 2022, las actividades comenzaron el sábado 30 de abril con una procesión. El domingo 1 de mayo se desarrolló la peregrinación hacia el santuario del Señor de Muruhuay. Las celebraciones continúan todo el mes de mayo.
ALGO MAS
La danza ocupa un papel central en esta festividad: la Chonguinada, la Tunantada, el Jaracolito, la Arpahuanca, la Huancadanza, la Quiulladanza, el Huaylarsh, los Shapish, La Morenada, el Anti de Huaricolca, los Negritos Huaniquillanos, los Chunchos de Paccha, entre otras. La comida típica preparada para esa festividad incluye una amplia variedad de platos como la pachamanca, la patasca, el picante de cuy y el puchero, diversos tipos de panes.