
Por: Fortunato Rodríguez y Masgo
La cultura Panatahua por su propia naturaleza de ser guerrera, nómada, les permitió ganar una imagen de respeto y para sus detractores “ser conflictivos”. Pero también convivían pacíficamente con todos aquellos con quienes tenían una relación por el matrimonio y con quienes intercambiaban sus bienes en temporadas de verano, especialmente en los meses desde mayo a octubre, el producto más requerido era sin duda la coca, el maíz, pescado resecado, comercializando con las culturas vecinas, como eran los Chupaychus, Yaneshas, Asháninka, Yachas hasta los Guanucos, entre otros, esto demuestra la relación establecida entre sus vecinos y allegados a los panatahuas.
Es necesario considerar, José Vallarallanos menciona dentro de la mitología: ‘fueron tres guerreros venidos de lejanas comarcas Llamados Maray, Runtus y Paucar; el primero de la tribu de los Paseos, el segundo de los Huaylas y el tercero de los Panatahuas. Los tres guerreros que pretendían la mano de la hermosa Gori-Huayta, hija única de Pilco Rumi; curaca de los Pilcos; azuzados por el demonio y supay iban a entablar batalla en el valle del Hual!aga, a donde marchaban con sus ejércitos y donde tenía su residencia la aludida princesa. Pilco Rumi que había ofrendado a su hija, desde su niñez, a Pachacamac, al verse acosado pidió ayuda a éste, para que la doncella no fuera poseída por ningún hombre; o de lo contrario, victimaría con sus propias manos. Pachacamac que, desde un arco iris, escuchaba el clamor del cacique de Los Pilcos, cogió una montaña de nieve y La arrojo sobre Paucar, que era el más belicoso, transformándose al caer en un bullicioso río; otra montaña lanzó delante de Maray a quien detuvo también y al más atrasado Runtus, de un soplo lo tiró de espalda. Luego pasó la mirada a Los guerreros, convirtiéndolos, instantáneamente, en tres montañas gigantescas, que son las que circundan la actual ciudad de Huánuco. Esas montañas, hoy cerros: Marabamba, Paucarbamba y Rondos, y volviendo a Cori-Huayta (sic) le dijo: «huanucuy, muérete»; y la doncella cayó fulminada en los brazos de su padre. Ante este cataclismo, la tribu de los Pilcos huyó, aterrorizada, a otra región, donde fundaron una ciudad con el nombre de Huanucuy en memoria de la orden de Pachacamac: el dios de la tierra» (Varallanos 1959: 69)
Como podemos comprender, uno de los guerreros llamado Paucar, (los Panatahuas), vino desde lejos con el propósito de pedir la mano y contraer matrimonio con la bella princesa Gory Huayta, hija del Pilco Rumi, curaca de los Pilcos, los Paucar o los Panatahuas eran los más belicosos convertidos en el rio Huallaga. Esta mitología de siglos antepasados difundido antes de la llegada o presencia de los Incas. Desde entonces ya los Panatahuas eran mencionados como los guerreros más aguerridos del valle del Huallaga y de esta parte de la Amazonia.
En otra parte de la historia, también se vuelve a mencionar, durante un juicio seguidos en la Audiencia de los Reyes contra el capital Gómez Arias Dávila por “malos tratamientos a los indios en la entrada de Rupa Rupa (Murtua 1907: Tomo v).
Como es de conocimiento, en la presencia de los españoles en el valle del Huallaga, se emprendió la fundación de la nueva ciudad de Huánuco; luego, a mediados de 1557 Gómez Arias Dávila, va camino a la conquista de la selva, lugar de residencia de los Panatahuas, Tulumayo, Sisimpar y Pacay. Para lo cual, arma un ejército, acompañados por españoles e indios de los diversos repartimientos de Huánuco. Como también de los misioneros franciscanos, quienes tenían la misión de cristianizar las aborígenes, bajo sus condiciones y métodos permitidos por la corona española. Asimismo, por las tribus selváticos enemigos de los temibles panatahuas, uno de ellos era el Kuraq Matimira, curaca de los Tulumayos, residentes en la parte norte del rio Huallaga.
En la travesía hacia el rio abajo del Huallaga, fueron detenidos en un paraje de la selva de Pillao, porque fueron sorprendidos por flechas, lanzas y ondas de pedradas emanadas por los guerreros panatahuas, quienes impedían el avance del ejercito español. Tal como lo hicieron con el ejército incaico, años atrás. (OZ.1972: 239). Casi de inmediato los españoles enviaron emisarios para persuadir a los panatahuas, con la finalidad que se sometan a la corona española; la misma, no fue aceptado, recibiendo como respuesta el inicio de actos guerrilleros contra el invasor, demostrando que no les temían, y amenazando, que les van a matar a todos los invasores y se burlaban de sus amenazas.
Es necesario mencionar un párrafo manifestado por Maurtua en 1907:
“salieron los dichos indios Panataguas de guerra a la dicha gente, le dieron sobre ellos, una mañana por la mañana, al pie de 500 indios, poco más o menos, y se hallegaron hazia los españoles, armados de guerra con lanzas, e hondas, e piedras tirando; y estando en esto, mando a dicho Antonio de Chauez y el dicho Fray Antonio que nadie tirase arcabuz, ni hechasen mano a otra arma alguna, hasta tanto que le hablasen e rrequiriesen a los dichos yndios.. ., e les hablo dicho fray Antonio por ynterpretes, e les rrequirio e apercibio.. Los cuales dichos yndios a esto alzaron las aldas de tras y le mostrauan sus verguenzas, diziendo que no les tenian miedo, que los auian de matar a todos; y azian burla de los dichos rrequerimientos. E luego comenzaron a tirar con las hondas, piedras … » (Maúrtua 1907: Tomo V, 120).
Al transcurrir los días, los españoles tomaron otra ruta rio abajo, siguiendo la corriente del Huallaga caminando hacia la desembocadura del rio Tulumayo, llegando a su propósito donde establecieron el poblado de Espíritu Santo. Es así, como ingresaron a la selva, luego esta conquista se suspende por la enfermedad del capitán Gómez Arias Dávila, quien retorna a Huánuco en 1558 por orden del Virrey del Perú, posteriormente tuvo que enfrentar denuncias por maltrato de los panatahuas y chupaychus en 1558, utilizando argucias legales sale librado de estos procesos, y 1562 fallece en Huánuco, nunca más retorno al territorio de los panatahuas.
Transcurrieron los años, hasta 1626, fecha que se dio inició a la evangelización a cargo de los misioneros franciscanos procedentes del convento de Huánuco, ingresaron al territorio de los Panatahuas, logrando convencer al cristianismo a un descocido curaca Talancha, quien aceptó ser bautizado y esto genero a 30 nativos ser bautizados y convertidos a la religión cristiana. (Rodríguez Tena 1774: Cap. 1, 140).
Queda establecido, bajo las armas de los invasores españoles no se le permitió el ingreso al territorio de los panatahuas; la razón, por los actos guerrilleros que efectuaron los aborígenes llegando ser letales. Pero, sí ingresaron los misioneros franciscanos con propósitos religioso; de esto se aprovecho la corona española para la conquista del territorio selvático. (Continuará).
FUENTE
Crónicas breves de un Etnocidio por Fernando Santos. Cultura Asháninka Fortunato rodríguez y Masgo. * Investigador de la Cultura Asháninka. Foto: D.R. referencial.