Por Víctor Raúl Osorio Alania*
“La muerte no espera a nadie, nadie y nada se hace el hombre, el hombre termina abrigando sus propias cenizas», VROA. Un minuto antes estuvo aquí, el siguiente minuto estaba arriba. Clarinadas portentosas tras la muerte de Marino Celedonio Pacheco Sandoval (Llacuarí, Sincos, Jauja, 3 de marzo de 1943 – †El Tambo, Huancayo, martes 13 de mayo del año 2003). Gimotea la familia, memoria lastimada. ¡Se va nuestro [último] yaro!
SONETO
Investigador tendiente a la filantropía
Inconveniente en el latido se llevó al yaro, / ¿el último valor de su genealogía? / Con un minuto cósmico hizo ideología, / patentó a Los Yaros con honores de preclaro.
En Waqurunchu obtuvo cualidad siendo faro / al pie del Huaytapallana empieza el nuevo día / investigador tendiente a la filantropía / estar en hombros de gigantes lo hizo cañaro.
Llegarán recuerdos con la admiración eterna. / “Los Yaros” refunda “Daniel A. Carrión” y Pasco, / “Pasco en la Colonia”, realización fraterna.
Serenidad con “Viajeros notables en Pasco”, / Marino Celedonio hermano de actitud tierna, / ¡gracias, por cada lección unívoca sin chasco!
Como agua que escurre por las manos, difícil cambiar la expresión es por era (ahora dígase: era buen maestro). Más difícil todavía admitir su partida sin haber logrado estrechar la mano y ser guiado en el camino angosto de la sabiduría. Reacción pronta, concluir el soneto, en cuyos versos alejandrinos ha de primar la métrica sobre la base de la sinalefa, el inocultable ritmo y por supuesto las emociones idas y venidas.
GENERALES DE LEY
El número tres, cábala (superstición) desafiante en el sello personal de Marino Celedonio. Natural de Llacuarí, distrito de Sincos, provincia de Jauja, nació el 3 de marzo de 1943. Sus padres: don Hilario Pacheco Caso y doña Baldornera Sandoval Quispe. Marino fue el tercer hermano, después de Catalina y Miguel, cerrando la línea familiar don Julio Darío Pacheco Sandoval, este último promete el mausoleo de los dioses para su hermano, por algo es uno de los mejores constructores del Valle del Mantaro.
Siguiendo con lo cabalístico, mismo juego de rayuela, Marino Celedonio, destacado historiador e investigador social, abraza la parca en la madrugada del 13 de mayo del año 2003, eh el Hospital Regional de EsSalud de Huancayo. Un paro cardíaco lo victima para que amigos y conocidos hagan un paro en las tocantes labores.
¿Paradoja o capricho de la vida? El 13 de mayo iban a homenajearlo la Honorable Municipalidad Provincial de Pasco, INC Pasco y Universidad Nacional “Daniel Alcides Carrión”. «Todos sabemos dónde nacemos, mas desconocemos la hora y lugar de partida».
Diálogo con Julio Darío Pacheco Sandoval. ¿De niños a qué se dedicaban? De niños nos dedicábamos a la agricultura, porque nuestro padre, que en paz descanse, fue agricultor en la zona alta de Llacuarí. Le hemos ayudado desde la edad de cinco años… Sembrábamos papa, cebada, olluco, mashwa y trigo.
¿Siendo niños cuál era el juego preferido de Marino, también de usted don Julio? El juego preferido de nosotros allá en el pueblo, era, por ejemplo, hacer casitas de tierra o barro.
¿Marino siempre tuvo esa contextura de gordito o fue adoptando en su crecimiento? Adoptó según fue creciendo, de niño fue normal. Poco a poco con el trabajo se fue reconfortando.
¿Cuántos años tenía Marino al salir del poder de sus padres? Nuestros padres nos educaron primaria y secundaria completas en Jauja. Primaria en la Escuela 500 y secundaria en el Colegio San José… Preparábamos nuestros alimentos por tumo. Se estudiaba todo el día, de lunes a sábado.
¿Cada cuánto tiempo retornaban a Llacuarí? Cuando estudiábamos primaria no había muchos carros, teníamos que viajar cada fin de semana a pie desde Jauja a Llacuarí, saliendo a la cinco de la tarde llegábamos a la media noche. Los domingos trabajábamos en la chacra y el lunes retomábamos a las tres de la madrugada de Llacuarí a Jauja.
TESTIMONIO PÓSTUMO
Las entidades pasqueñas lo han reconocido de forma póstuma en su hogar del Jr. Bolognesi N° 452, El Tambo, Huancayo. El Instituto Nacional de Cultura, Pasco, mediante su director, Julio Baldeón Gavino, le otorgó las Palmas Culturales declarándolo Miembro Honorario.
El Círculo de Profesores de Historia y Geografía adscrito a la UNDAC, representado por los docentes Pelayo Álvarez Llanos, Santos Blanco Muñoz, Marcelino Huamán Panez, Lizandro Huere Quispe lo han proclamado presidente Permanente.
Asimismo, Valentín López Espíritu, alcalde provincial de Pasco, le impuso la medalla premio “Daniel Alcides Carrión” al Maestro de la Investigación Histórica, entrega de Resolución Municipal y la oficialización por acuerdo de concejo para publicar los ensayos inéditos de Pacheco Sandoval.
Deja viuda, la profesora Maura Diosdada Peña Rojas y siete hijos: Edith, Luis Alberto, Eduardo Marino, Pedro, Rosa, Miriam y José Carlos Pacheco Peña. Pedro se limitará a rezar por el descanso de su padre, él cursa estudios de maestría en Física Médica en Cuba.
EL DÍA DE LAS EXEQUIAS
Partida de su domicilio (Jr. Bolognesi N° 452, El Tambo), hasta ingresar a la Av. Huancavelica, de allí es conocido el camino hasta la capilla del cementerio general de Huancayo. Adelante la carroza con los restos de Marino, vehículos con aparatos florales, los dolientes llegan en movilidad o caminando.
Un párroco jubilado de mente fresca, oficiando la liturgia destacaba el mensaje de la resurrección. Para nosotros Marino está reencarnado (resucitado) en sus familiares y en quienes continúan las huellas de sus investigaciones.
Oradores de todo linaje en representación de Llacuarí, Jauja, Cerro de Pasco, Huancayo, Chupaca, Huancavelica, Lima…, en la tribuna de la necrópolis resaltaron los dones de quien toma la delantera. Una muerte consciente. Muda tarde con mucho sol. Jueves 15 de mayo, lloran los presentes. Dos metros bajo tierra descansa Marino. ¿El reposo será compensación por las vacaciones postergadas una y otra vez?
¡Somos hermanos! En medio del dolor “La Lira Cerreña” entona el tema «Encargos» (Cuando me vaya, / cuando me ausente, / tendrás presente de no llorar…). Violín, guitarras, voces roncas, encargan los restos a Régulo Kocler Vilca Huamán, a Fidel Roque López, a los yaros, chupachus, también xauxas y huancas acogen a Marino.
La vida y la muerte caminan como la línea férrea, / empiezan, se observan a distancia, / se escuchan casi con susurros y acaban juntas. / Tienen paradero de salida, estaciones y el inefable paradero final. Continuará…
*“El Puchkador de la Nieve”