¿Fidel Roque López viaja con la partitura?
(La Oroya, abril 24 de 1929 – Cerro de Pasco, febrero 8 del año 2003)
Por Víctor Raúl Osorio Alania (*)
Anduvo a la vanguardia de la música minera, legitimándola –sin sesgo– con la ejecución del violín. Embajador en cada noche de rondas, intervención ansiada en el advenimiento del Año Nuevo; presentaciones magistrales en foros académico-cultural, aquellos que lindan con el latido primaveral y otoñal; con ternura patriarcal surcó cada uno de los siete discos de larga duración y demás grabaciones en casete audio y disco compacto.
BIOGRAFÍA DE FIDEL ROQUE
Fidel Roque López, insigne violinista, ha de enterarse que su aporte supera cualquier vacío existencial. Si la guitarra tiene cuerpo de mujer o de varón, dependiendo de quién lo ejecute; la quena representa el fémur del hombre. Teniendo amistad con Fidel Roque descubrí el violín mágico cuerpo de niño. Impredecible fin del violín / Fidel Roque se lleva la partitura.
Fidel nació el 24 de abril de 1929 en la metalúrgica cuidad de La Oroya, porque su padre laboraba en la fundición. Hijo de los cerreños, don Máximo Roque Cochachi y doña Florencia López Vega. Muere a los 73 años de edad, el sábado 8 de febrero a las 19:30 horas, en su domicilio del jirón Lima N° 324, Cerro de Pasco. Vivió en compañía de su sobrina Luz Emperatriz López Rodríguez y del pequeño José Luis Carhuavilca López.
Fidel Roque López venció el dicho popular: «Nadie es profeta en su tierra», porque tuvo la capacidad de sobresalir en La Oroya, su patria natal y por partida doble triunfador en Cerro de Pasco, terruño de sus padres. Sus estudios primarios los realiza en la Escuela N° 491 de Patarcocha y siguiendo los cursos a distancia hace la secundaria en el Colegio “Daniel Alcides Carrión” del Cerro de Pasco… Estudió la vida de Niccoló Paganini, italiano él, quién a la edad de un año se hizo la ilusión de tener un violín, análogamente, Fidel, tuvo la idea de tomar el violín a partir de los tres a cuatro años de edad, don divino con el cuál se hizo del consenso perspicaz.
En dúo con su violín Stradivarius dejó escuela integrando el Conjunto Musical “Alma Andina”, impuso liderazgo y maestría al fundar “Alma Cerreña” de La Oroya (8-mayo-1958), llegando a dirigirlo por más de cuatro lustros. En muchas composiciones firma con el seudónimo Delfi Quero.
Al recalar en el Cerro de Pasco, en 1993, graba el casete audio «Dos generaciones de la música cerreña» acompañado por el grupo “La Familia” de los hermanos Apéstegui-Ramírez, financiamiento asumido por el Centro “Labor”. Un filón de oro constituye la grabación “Sentimiento de plata”, patrocinio de la UNDAC, siendo vicerrector académico el Prof. Luis Pajuelo Frías; inolvidable la producción “Triunfadores de siempre”.
Para retirar los restos, de Fidel, de la morgue, Augusto Garrido Espinoza, médico cirujano de la Dirección de Salud Pasco, expidió la constancia del caso. «El médico que suscribe da constancia que el señor Fidel Roque López (73) el día del 08–02–03 dejó de existir víctima de una complicación cardiopulmonar, luego de tener una secuela severa por un accidente cerebro vascular desde hace 01 año. Siendo tratado en la clínica “Gonzáles” y el hospital “Daniel Alcides Carrión”. / El médico que suscribe trató al paciente en su debida oportunidad, antes de su fallecimiento. / Cerro de Pasco 9 de febrero de 2003». Firma y sello del médico en mención.
El sepelio se realizó el día martes 11 de febrero de 2003, en medio de flores, huaynos, mulizas, discursos, compromisos. El camposanto general del Cerro de Pasco cobija los restos del vate, inconfundible su tumba como la originalidad del huayno “Puente de La Oroya”: «Puente de La Oroya / déjame pasar, / eres tu mi fuerte / no tienes perdón, / río del Mantaro / déjame pasar, / tú tienes tus aguas / yo mi corazón».
FIDEL ROQUE LÓPEZ Y SU VIOLÍN MINERO ANDINO
Para tener vigente el violín Stradivarius y la sapiencia de su ejecutor (Fidel Roque), la Honorable Municipalidad Provincial de Pasco presentó el disco compacto “Fidel Roque López y su violín minero andino” (9-febrero-2004), contiene más de veinte temas. Nótese a Fidel en la pintura decidida de Juan Ortega Rojas.
“Puñal de cachita blanca”, “El silencio de una noche”, “Lucero de la mañana”, huaynos instrumentales recomendado para fondo musical en la radio y vídeos, en los talleres de autoestima, identidad, liderazgo, biodanza, yoga. Música suave e inspiradora, relaja el alma y la coyuntura.
El “Cerrito de Uliachín” es testigo y soldado espartano de la batalla de Pasco (6-diciembre-1820), refugio de techo propio, porque «del cerrito de Uliachín / todo el mundo lo divisa al pueblo, / también diviso a mi cerreñita / porque lo quiero con todo mi corazón…».
En montañas y cordilleras, en el rostro vigoroso de la gente que profesa amor multiplicador, siempre habrá “Nieve del ande” como filtro de la biodiversidad. «Hasta las nieves andinas / con ser nieve paisanita, / con sus aguas cristalinas / lloran de pena en peñita…».
La “Pasión inmensa” no garantiza eternidad, podría darse el caso de lloras como mujer lo que no supiste cuidar como varón. «Pasión inmensa yo te he tenido, / tú no has sabido corresponder, / tú nada sientes, tú nada sufres, / hay tú no sabes lo que es querer…».
Todo beodo (waraymozo) se retira a la hora del aserrín. Acompaña o sale a buscar a la amada, exhala sus últimos resuellos loando “El aceitunal”: «Borrachito adónde vas / si no te puedes parar, / voy a casa de mi chola / que me ha mandado a llamar. / Ella dice que me quiere / aunque borrachito soy, / porque todo lo que pide / con cariño yo le doy…». El chupe verde mengua la resaca “patada de mula”.
Triunfa la eufonía de Fidel Roque López y su violín Stradivarius de latido minero andino, corroboramos ello con la versión de Joseph Wechsberg. «Mi Stradivarius es caprichoso, como una mujer. Algunos días responde a mis requiebros con amor y otros me rechaza. Si cometo un error, chilla. Exige que respete su magnífico cuerpo de 250 años de antigüedad y voz tan seductora. Al igual que todos los grandes violines, el mío requiere que lo toque regularmente para mantener la madurez de sus tonos y preservar su excelencia».
(*) “El Puchkador de la Nieve”