El tarwi o chocho, un prodigioso superalimento

Entre las joyas alimentarias que se cultivan en el Perú desde tiempos ancestrales destaca el tarwi o chocho, leguminosa considerada un prodigio de nuestra agricultura familiar.

Ello porque no solo posee enormes atributos nutricionales como superalimento que fortalece nuestras defensas frente a las infecciones y enfermedades, entre ellas el covid-19, sino que constituye un ejemplo de cultivo resiliente frente el cambio climático y un efectivo controlador biológico de plagas que afectan a los cultivos.

El tarwi es un superalimento que se cultiva desde antes de los incas, como lo demuestran semillas encontradas en sepulturas de la civilización Nasca (500 a 100 años a.C.) y también en cerámica de la cultura Tiahuanaco (1000 a 500 años a.C.). En esas épocas tuvo un rol clave en la alimentación y los sistemas de producción agrícola.

Producción y exportación

El tarwi se cultiva en la actualidad en regiones como Áncash, Cajamarca, Cusco, Huánuco, Junín y Puno; en zonas ubicadas entre los 2,000 y 3,800 metros sobre el nivel del mar.

Según el Censo Agropecuario (Cenagro) hay más de 30,000 familias agricultoras que generan sus ingresos con el cultivo de tarwi.

Según el Ministerio de Desarrollo Agrario y Riego (Midagri), en 2020 se cosecharon 11,000 hectáreas de tarwi, de las que se obtuvieron 15,000 toneladas métricas de este cultivo, siendo las regiones de mayor producción La Libertad (34%), Cusco (19%) y Puno (9%). Asimismo, las exportaciones de tarwi representaron ventas por 1 millón 200,000 dólares y tuvieron como destino principal a Ecuador.

Atributos nutricionales

Entre las propiedades nutricionales del tarwi o chocho, como se le conoce en varias regiones y cuyo nombre científico es Lupinus mutabilis, resaltan su aporte de hasta 51% de proteínas, además de su alto contenido de calcio, que lo convierte en un gran alimento para quienes desean mantener dientes y huesos sanos. También aporta hierro, por lo que es un aliado para combatir la anemia, así como fibra y es rico en aceites esenciales.

Además, el tarwi es una buena opción para quienes son intolerantes a la lactosa y para los que buscan alimentos de origen no animal ricos en calcio.

Esta leguminosa tiene un alto contenido de triptófano, un aminoácido esencial para el buen funcionamiento de la glándula pineal que segrega melatonina, una hormona cerebral importante para generar la sensación de bienestar y dormir adecuadamente.

Asimismo, contribuye a regular la concentración de azúcar en la sangre, por lo que su consumo es muy recomendado para personas con diabetes. Posee ácidos grasos esenciales que contribuyen al óptimo desarrollo del sistema nervioso central y potenciar el funcionamiento del sistema inmune frente a infecciones y enfermedades.

Además de su alta calidad nutricional, el tarwi es un alimento versátil, dado que con este insumo se preparan sopas, guisos, purés, ensaladas y salsas, así como productos procesados como harina y leche, entre otros que le confieren un gran potencial agroexportador.

Algunos platos ya conocidos elaborados a base de tarwi son el “Solterito”, una ensalada elaborada en la región Arequipa que incluye otros ingredientes como el queso, cebolla roja, habas, perejil, entre otros.

También se prepara Cebiche de tarwi, reemplazando el pescado por esta leguminosa; y se puede preparar platos como “Ocopa” o “Papa a la huancaína”, reemplazando la leche de origen animal por la leche derivada del tarwi. La harina de tarwi es utilizada como insumo en panadería y pastelería, así como en batidos nutritivos.

Para optimizar el uso del tarwi, se recomienda remojarlo al menos dos horas antes para que se ablande y luego cocinarlo solo para eliminar el sabor algo amargo que lo caracteriza.

Otras propiedades

Entre los metabolitos secundarios presentes en el tarwi destacan compuestos llamados alcaloides que sirven de protección frente a insectos y agentes patológicos. Estos compuestos, que se encuentran presentes en los extractos y efluentes, podrían utilizarse como repelentes sostenibles, baratos y no tóxicos para preservar las piezas que se exhiben en los museos.

Así lo indica una investigación de la Universidad de Ingeniería y Tecnología (UTEC) que ha preparado extractos con agentes activos del tarwi que se incorporarán en soportes poliméricos con el objetivo de crear películas protectoras que permitan proteger las piezas almacenadas en museos del ataque de plagas, sin afectar la estructura física interna ni los colores de los objetos.

Tiene su día

El Estado peruano instituyó, mediante Resolución Ministerial N°104-2021-MIDAGRI, el Día Nacional del Tarwi, el 3 de setiembre de cada año, en mérito a su importancia socioeconómica para los productores de la agricultura familiar que son el sustento de la seguridad alimentaria de la población del país y con el compromiso de seguir trabajando de manera conjunta los sectores público y privado por el desarrollo productivo y sostenible de esta nutritiva legumbre oriunda del Perú.

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