De un momento a otro, pasamos de lo físico a lo virtual. La pandemia trajo cambios, que hace unos meses atrás, fue inimaginable. Sobre el particular, conversamos con el comunicador social y especialista en medios digitales y redes sociales en Huánuco, José Luis Trujillo Calderón, quien hace un análisis sobre la coyuntura y brinda recomendaciones para asimilar los cambios que enfrentamos.
¿Qué cambios trajo el coronavirus en la convivencia de la gente y lo digital?
Con la cuarentena hemos cambiado nuestra forma de relacionarnos, de comunicarnos, de estudiar, de trabajar y más. Hace unos meses era impensable celebrar los cumpleaños a través de una aplicación o que las clases de nuestros hijos sean a través del internet o la TV y es más, creo ninguna institución pública peruana tenía prevista el trabajo remoto; hoy todo eso, es real.
¿Cómo debemos asimilar estos cambios?
Se requiere “aprender” nuevas cosas y adaptarse; porque pese a las brechas digitales que tenemos en el Perú, ya se dio un gran paso, que es el EMPEZAR. Los países europeos nos llevan más de diez años de diferencia en este tema y aun así siguen batallando. Lo que pasa con el tema digital no depende solo de la tecnología, lo más importante es la gente, en el tema de adaptarse y en eso somos buenos los peruanos.
¿Cuáles consideras que son las brechas digitales en el Perú y cómo afecta a la educación?
Las brechas ya las teníamos desde antes y es básicamente el tema del acceso al internet en todo el país y los problemas socioeconómicos; ese es el “talón de Aquiles”, pese a que está en desarrollo el proyecto “Internet para Todos” que busca llevar conexión 4G a los lugares más recónditos del país, todavía no se llega a todos. Ahora en las zonas urbanas, si bien es cierto hay acceso, los usuarios aún no se adaptan. Claro, todo nos llegó de golpe y esto es un proceso.
Y como decía, la “educación digital” no es solo tecnología, esto no se trata de manejar una aplicación o volcar lo que se hacía de manera presencial, filmarlo y mandarlo a través del internet, así no es. Urge cambiar los conceptos de “clases” tanto en los colegios y universidades, aquí tienen que participar los profesores, los alumnos y padres de familia, creo que conforme vamos avanzando, vamos a ir mejorando.
¿Las empresas cómo deberían de adaptarse a este cambio?
Estamos entrando a una “nueva normalidad”; si hasta hace unos meses el comercio electrónico estaba subiendo de a pocos, hoy va a pasos agigantados; hoy el vender por internet no es SOLO para “tiendas grandes” lo pueden hacer TODOS, pueden empezar por redes sociales, trabajarlo desde ahí y luego quizás construirse una página web; hay que verlo como una inversión.
Pero no solo es la página, sino hoy, hasta en los mercados de nuestro barrio ya deberíamos de tener los pagos electrónicos, (POS, Yape, PayPal y otros) no es difícil, crearse una cuenta bancaria es casi gratuita, hay que asesorarse y tomar la mejor decisión, véanlo como una oportunidad. El público está cambiando de costumbres y eso hay que aprovecharlo, de aquí a unos meses se viene la reactivación gradual de las actividades económicas y va ser un nuevo escenario para todos, incluido los medios de comunicación.
¿Y el teletrabajo funcionará o no?
Claro que sí, ya algunas instituciones públicas lo están haciendo a través del trabajo remoto, lo cual consiste en “duplicar” la computadora de su trabajo en su casa y la interacción con los demás, lo hacen por cualquier aplicación; claro por ahora va ser gradual o mixta, vamos a tener que aún hacer el trabajo físico un par de días en la institución y los demás desde casa. Creo que tardaremos un poco en adaptarnos complemente, pero lo haremos.
¿Qué reflexión te deja estos cambios en el tema digital?
Primero pensar que nada será igual, por lo tanto hay que adaptarse, segundo que hay que salir del analfabetismo digital, que no es cosa del otro mundo; otro es que se hace necesario ser solidarios desde casa, enseñarles a los adultos mayores que quizás no manejan los teléfonos celulares y otros. Y la clave en todo esto es: adaptarse a esta nueva normalidad.