Por Víctor Raúl Osorio Alania (*)
Ante todo, me considero hincha, nunca fanático –al menos hasta ahora–. Gocé y gozo con la Copa Sudamericana obtenida por el Cienciano del Cusco, analizo la situación de los clubes cuando suben como espuma y de cómo descienden igual que cohete precipitándose del espacio.
Mi padre, Julio Osorio López, siempre jugó de zaguero derecho, hoy, a sus ochenta y cinco años canta el Himno Nacional cuando la selección peruana juega sus partidos oficiales y mi mamita, Simeona Alania Ricra, pide atención a sus nietos; mis hermanos viven la emoción a todo pulmón, ellos como deportistas resultaron buenos profesionales, pero siempre hacen pichanguitas para intensificar esperanzas.
Emplumando a los países clasificados
Treinta y dos naciones llegan a Rusia llenos de emoción y preparación. Algunos lo consideran vitrina para catapultarse a ligas mayores, los consagrados quieren ratificar esa preferencia.
Brasil quiere imponer la samba de carnestolendas cuando traslada el balón, dueños del juego bonito tienen la responsabilidad de llegar mínimo hasta cuartos de final.
En los memes periodísticos indicaban que Irán y están en el mundial y que otros no irán y no fueron para ver los partidos por la televisión.
Yan ken po, papel, combo, tijera, Japón llega con la fuerza de lucha sumo y destreza de samurái, lógico ante el resultado adverso no será necesario que regalen un harakiri.
“Las mañanitas” en medio del cielo contaminado canta México cuando alguno de sus jugadores hace gol estilo sombrero de charro.
Bélgica vuela desde Bruselas, así llegó volando y puntual a la tierra moscovita.
Corea del Sur prefiere practicar fútbol, con sus triunfos da ultimato a la guerra, en tanto, su par, Corea del Norte baraja opciones para desarmarse y contribuir en la pacificación.
Arabia Saudí, la tierra de las mezquitas sagradas, ha de transpirar como petróleo hasta el pitazo final, si en economía destaca en el Grupo de los 20, en balompié aspiran ubicarse en un lugar preferencial. Los jeques hacen jaques con remates hacia el arco contrario.
Inglaterra inventó el futbol, ¡oh, paradojas de la vida!, solo una vez (1966) ha disfrutado el néctar de ser campeón. La monarquía rige a los ingleses, pero algo les falta para volver a reinar con la gordita.
Fuerza teutona, Alemania campeón vigente, acostumbra venir de la retaguardia para posesionarse de la vanguardia. Derruyendo el muro de Berlín fortalecieron su identidad en todos los campos.
Molinos de viento, temores propios, incertidumbre gubernamental ha de superar España para levantar el trofeo por segunda vez.
Los leones de Nigeria rugen por África, corren por su nacionalidad y parecen alcanzar el sueño esquivo de pasar a la historia con resultados nuevos.
Los ticos son ricos sin ejército, andan felices con lo poco que logra su selección de futbol. Costa Rica posee democracia peculiar con desarrollo humano sostenible.
Los defensores de Egipto parecen las pirámides históricas, buscan escribir páginas nuevas tras las huellas de su historial inequívoco.
Polonia vio nacer el Partido Solidaridad, eso debe primar en esta y toda competencia, mientras tanto, Serbia emerge de las cenizas de Yugoslavia.
¡Regala un libro en Navidad!, así podría resumir la buena costumbre que impera en Islandia, su participación busca escribir con letras doradas.
Francia que cobijas los restos de César Vallejo, ve con la inspiración del juglar universal y deja que El Principito de Antoine Saint Exupery te lleve con su agilidad mental.
Portugal transatlántico te vemos crecer, el deporte que salió campeón en la Eurocopa partió del aeropuerto con experiencia acumulada en los puertos.
La pierna fuerte pone Uruguay, rebasa pronósticos, alguna vez puso en mutis el Maracaná, en Moscú pretenden jugar sin olvidarse del Centenario. El “Polirritmo” de Juan Parra del Riego retumba como waylash: «… ¡oh jugador maravilloso! / que hoy has puesto el pecho mío como un trémulo tambor».
«Colombia más que una cumbia», dije en Santa Fe de Bogotá, espero que mis palabras resulten premonitorias para que salgan de “Los cien años de soledad”, o no maestro Gabriel García Márquez, escritor del realismo mágico.
Ya entiende Argentina que el futbol es un deporte colectivo, ya asimila que las figuritas valen en el álbum. El eco del Boca Juniors reverbere en River Plate con las Madres de Plaza de Mayo, hagan crédulo a Jorge Luis Borges, de lo contario a esa oncena le dirán “Adiós muchachos” con el tango de Carlos Romualdo Gardel.
Dejaron a buen recaudo el canal de Panamá, quieren conocer las gotas vivenciales del deporte de masas y demostrarse que están hechos para grandes retos.
¿Senegal, Marruecos o Túnez incrementarán una estrella más en su respectiva bandera, el primero sobre su tricolor y los últimos en fondo carmín? Quizá, pues todos dejaron de ser débiles. La cofradía de Senegal suma con Marruecos (la tierra de Dios), mientras tanto, Túnez hace oasis en el desierto del Sahara, o sea, llegan con sed de gol.
A Luisa le encanta Suiza, esa guisa escribe con tiza. Los suecos que practican alpinismo jugaran en condición de locales, el frío les resulta familiar y saben burilarlo. El reloj “sui… zo” pedazos con su neutralidad y puntualidad.
Croacia con su escudo y camiseta motivan para ir detrás del balón o jugar una partida de ajedrez, a la postre, ambas disciplinas exigen concentración para tener buen desempeño.
Los premios Nobel fueron establecidos en Suecia, por eso les pedimos que jueguen como noveles que saben de mundiales.
Dinamarca espera divertirse y avanzar, para ellos el futbol es una cuestión lúdica, similar a los relatos de Hans Christian Andersen, impulsor de la literatura infantil.
Australia ha de saltar como los canguros para llegar al arco contrario y sé que se revitalizan con el aroma inextinguible del eucalipto, bien por ellos.
Daniel Peredo Menchola sin ser poeta habló como los mejores: «No hay mal que dure treinta y seis años ni futbol que lo resista», por ello, Perú de mis entrañas, desde las ocho regiones naturales de Javier Pulgar Vidal, bajo la historia de Caral, Kotosh, Machu Picchu, ante la imponencia de Waywash, por el oxigenante Amazonas, pedimos un triunfo, de ser dos mejor, si es tres que se haga buena costumbre.
Nación de mis amores eternos, allá, en la tierra de Vladimir Ilich Uliánov (Lenin), León Tolstoi, Alexander Pushkin, «a sacarle fuego a la nieve», según vitorean los cerropasqueños. ¡Arriba Perú! ¡Goooool!
(*) “El Puchkador de la Nieve”