La restricción de sueño tiene consecuencias porque se altera el ritmo regulador de los procesos que ayudan a la recuperación física y mental del cuerpo.
“A corto plazo, vamos a estar cansados, irritables, con dificultad para poner atención, para concentrarnos, vamos a tener más hambre y también nos va a llevar más tiempo sentirnos saciados cuando comemos; por lo tanto, hay una relación importante con la obesidad y el sobrepeso”, afirma la presidenta de la Sociedad para la Investigación y Medicina del Sueño, Guadalupe Terán Pérez, quien hace hincapié en la importancia de dormir bien unas seis horas y media a ocho horas diarias en la vida adulta.
“Durante el sueño hay una regulación hormonal; si no dormimos bien, aumentan las hormonas contrarreguladoras de la insulina, como el cortisol, lo que incrementa el riesgo de sobrepeso”, afirma Ariana Canché, médico internista y nutrióloga asociada del Colegio Mexicano de Nutrición Clínica, que destaca que ello ayuda a mantener un peso saludable el dormir entre seis y ocho horas.
La especialista explica que el cortisol es la hormona por excelencia del estrés.
Cuando hay una liberación desordenada que altera la presión arterial genera un depósito de grasa a nivel abdominal, sobre todo grasa visceral, generando aumento de peso y el riesgo de hipertensión y diabetes mellitus tipo 2, entre otros padecimientos.
MELATONINA
Para reducir el riesgo de ganar peso y acumular grasa en el abdomen debido a los trastornos del sueño como el insomnio, los médicos pueden recomendar el uso de la melatonina de liberación prolongada, que ayuda a conciliar el sueño y evitar despertares nocturnos, así como a regular ciclos hormonales relacionados con el apetito.