La desconfianza en las relaciones sentimentales ha adoptado nuevas formas en la era digital, y el uso de aplicaciones de monitoreo, conocidas como stalkerware, se presenta como un síntoma de inseguridad. Mientras que revisar el teléfono de la pareja solía ser la táctica tradicional, hoy en día, estas aplicaciones permiten el seguimiento remoto sin el conocimiento del otro. El stalkerware, clasificado como software de acoso, puede acceder a la cámara, ubicación en tiempo real, mensajes y llamadas del dispositivo objetivo.
A pesar de que Google prohibió los anuncios que promocionan el stalkerware en 2020, estas aplicaciones siguen siendo accesibles y su instalación es sorprendentemente sencilla. Un estudio de Kaspersky revela que el 40% de los encuestados está familiarizado con estas herramientas y ha tenido alguna experiencia con ellas. La facilidad de acceso y la instalación se identifican como las razones clave detrás de su prevalencia.
En Perú, el 24% de los usuarios estaría dispuesto a compartir contraseñas como prueba de fidelidad, y el 50% conoce la contraseña del dispositivo móvil de su pareja, según la encuesta. Estas cifras subrayan lo fácil que es para las personas acceder a los teléfonos de sus parejas y espiarlos con estas aplicaciones.
Isabel Manjarrez, Investigadora de Seguridad de Kaspersky, advierte sobre los riesgos de compartir contraseñas, destacando que aunque pueda parecer una muestra de confianza, exponer información personal puede llevar a consecuencias negativas en términos de privacidad y ciberseguridad.
Según el estudio, los hombres son más conscientes del stalkerware que las mujeres (44% frente a 36%). Además, los jóvenes de 16 a 34 años muestran una mayor familiaridad con estas aplicaciones en comparación con los encuestados de 55 años o más (46% frente al 28%).
Detectar el stalkerware puede resultar difícil, ya que estas aplicaciones tienden a ocultarse. Sin embargo, un aumento inusual en el consumo de datos o un drenaje rápido de la batería pueden indicar su presencia. Recomendaciones incluyen establecer límites de privacidad digital, ser cautelosos con información sensible y utilizar soluciones de ciberseguridad para detectar y enfrentar el stalkerware.
En el Día de San Valentín, la reflexión sobre la privacidad en línea y la confianza en las relaciones adquiere relevancia, destacando la importancia de establecer límites digitales y promover un diálogo abierto entre las parejas.
