
Los esposos José Luis Soto Huertas y Elizabeth Villareal Bazán, jamás imaginaron que dar trabajo a un ciudadano venezolano que aparentaba ser una buena persona los llevaría a la ruina. El caso que presentaremos en exclusiva ocurrió en el distrito de Amarilis.
Según Soto Huerta, en octubre del 2018, Renato Reynaldo Villanueva Cortés (48) llegó a su tienda ubicada en el jirón Ramón Castilla 117, en Amarilis solicitando trabajo. La pareja de muy buena fe y creyendo en la necesidad económica que están atravesando muchos ciudadanos que salieron de su país huyendo del régimen de Nicolás Maduro, decidieron contratar los servicios de Villanueva Cortés para que los apoye en su tienda que hasta ese momento era muy rentable.
Al ver que el negocio iba viento en popa, la pareja decide abrir sucursal de “El Morralito”, ubicado en la cuadra cuatro de la avenida Micaela Bastidas y para implementar el local tuvieron que sacar un préstamo de más de 20 mil soles. Confiados que todo les iría bien, dejaron al mando a Villanueva Cortez, sin imaginar, que dicha persona les robaría de forma sistemática y no solo eso, sino que les dejaría con deudas.
Actitud sospechosa
Todo era “Al inicio todo iba bien, pero luego no rendía cuentas, decía que porque era venezolano la gente no compraba por lo que con la ganancia de mi primera tienda tenía que pagar el alquiler del local, su sueldo y al no poder seguir sosteniendo tomamos la decisión de cerrar”, narra José Luis, quien asegura que hasta ese momento no imaginaba que la persona a quien confiaron para administrar su negocio les estaba robando.
Al ver que el “Chamo” como era llamado de cariño estaba sin trabajo, los esposos le piden para que regrese a trabajar a su tienda principal de 10:00 de la mañana a 7:00 de la noche por el cual le pagaban 200 soles semanales, pero aparte le daban desayuno, almuerzo y cena. En “El Morralito” ofrecen abarrotes, licores, variedad de cigarros, golosinas, bebidas en general, recargas de todos los operadores, etc. La tienda estaba abierta casi las 24 horas del día, porque cuando el venezolano salía, los esposos Huerta Villareal ingresaban y atendían hasta las 5:00 de la mañana.
De un momento a otro, la ganancia que obtenían ya no era la misma, hasta que al final no les rendía cuentas aduciendo que la gente había dejado de ir a la tienda, pero la mercadería estaba disminuyendo. “No tenía dinero para pagar a los proveedores y es donde aprovechándose de mi momento de desesperación me dice que la dueña de la pollería el Dorado, que en una oportunidad nos prestó tres mil soles estaba ofreciendo diez mil con la condición de que le pague los 3 mil y como estaba desesperado acepté, le di el dinero, pero luego me sale diciendo que no salió el préstamo, dejándome sin un sol”, explicó.
Tendría cómplices
El agraviado cuenta que antes los graves problemas económicos que tenía, su suegra decide administrar el negocia y la venta de los productos empezó a dejar ganancias, dejando dudas en los esposos que deciden instalar cámaras de video vigilancia para ver que hacía el “Chamo” en sus horas libres y al revisar las imágenes descubren que al no poder quedarse con el dinero de la venta del día, empezó a hurtar mercadería.
“El martes (5 de marzo) al revisar las imágenes descubrimos que escondió seis cajetillas de cigarro en su mochila y al ser encarado pidió disculpas y dijo que era la primera vez que lo hacía, pero ahora estoy seguro que no es así, desde que ingresó a trabajar nos estuvo robando”, declaró.
La denuncia por robo sistemático de más de 40 mil soles fue presentada ayer en la tarde en la fiscalía de turno. Los agraviados piden a las autoridades investigar su caso, porque Renato Villanueva Cortez no habría participado solo, sino tendría de cómplices a su sobrina de nombre Alejandra, quien pese a no trabajar adquirió una motocicleta roja. “No es justo que la persona a quien le tendimos la mano nos haya dejado con deudas, pido a las personas que lograr reconocerlo informar a la comisaría más cercana para que pague por todo el daño que hizo a mi familia, estoy seguro qué no soy el primer agraviado porque Reynaldo dijo que vivía en el Perú desde hace tres años”.