Yentrina Acosta Miraval (21) era una joven alegre que trabajaba para ayudar a sus hermanos y padres. Desde hace varios meses laboraba como empleada doméstica en el fundo San Alejandro, ubicado en el distrito de Castillo Grande, provincia de Leoncio Prado, donde conoció a Víctor Raúl Ocaña Vega (45) quien era el cuidador y peón de dicho fundo.
El 6 de mayo al promediar 10:00 de la noche, Wilmer Villanueva Miraval (33) al ver que su hermana no regresaba a casa como de costumbre acudió al fundo y encontró la macabra escena. Sobre un colchón verde yacía el cuerpo sin vida de Yentrina, estaba en posición decúbito dorsal y con las manos extendidas. Presentaba lesiones en el rostro y sangrado por la boca y nariz, pero también había restos de vómitos de una sustancia tóxica. A un costado estaba agonizando Víctor Raúl, por lo que llamó a la central de serenazgo y en cuestión de minutos fue auxiliado y trasladado al hospital de contingencia en Mapresa, donde los médicos lograron salvar la vida del peón tras someterlo a un lavado gástrico.
Cuando los policías del Departamento de Investigación Criminal llegaron al lugar para la diligencia de cadáver descubrieron que no era un simple suicidio, sino un presunto caso de feminicidio y para borrar su culpa, Ocaña Vega, bebió la misma sustancia tóxica que habría obligado a tomar a la joven trabajadora del hogar.
Los investigadores llegaron a concluir que el caso es un feminicidio por las siguientes razones: las sandalias de la agraviada fueron halladas en su habitación, donde tenía una cama pero sin colchón, lo que hace presumir a los agentes que sería el mismo colchón donde hallaron el cadáver de la joven. Yentrina habría sido golpeada hasta desmayarla, luego el sospechoso (peón) la cargó junto al colchón hasta el almacén, lugar ubicado a unos 70 metros y donde le habría obligado a beber el veneno.
Al ver que la joven de quien estaba obsesionado, no tenía signos de vida optó por escribir un mensaje en un cuaderno y luego beber la misma sustancia, pero para su mala suerte llegó el hermano de la víctima y sin imaginar que era un feminicidio pidió ayuda a los serenos para auxiliar al moribundo peón.
NIEGA. Los policías que investigan el caso llegaron al hospital para interrogar al sospechoso que negó haber estado enamorado o haber tenido alguna relación amorosa con la joven, pero los investigadores está seguros que Víctor Raúl Ocaña Vega vivía obsesionado de Yentrina Acosta Miraval porque hallaron una foto en el celular del sospechoso que no supo explicar por qué tenía el retrato de la ahora occisa.
Algo más
Ante indicios de un presunto caso de feminicidio, la fiscalía dispuso que Ocaña Vega permanezca con custodia policial en el nosocomio hasta que sea dado de alta.