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El 2 de noviembre, Edith Huaylas De la Cruz cumplía 29 años, sin embargo su vida fue interrumpida violentamente por el hombre que un día juró amarla para siempre y terminó asesinándola a martillazos al igual que a sus hijos de 2, 4 y 6 años. El cuádruple homicidio que causó conmoción nacional ocurrió la madrugada del 2 de noviembre en la calle Las Amapolas, zona de Canto Rey en el distrito de San Juan de Lurigancho, Lima.
Javier Rivera Miculicich (35) es el desquiciado que cegado por los celos acabó con la vida de Edith con quien estaba casado desde hace seis años y producto de ello tenían tres hijos Luis Gustavo, Juan David y Ángel Daniel. Al ser interrogado por la policía en el hospital a donde fue trasladado tras intentar acabar con su vida cortándose las venas, el obrero dijo, que primero mató a su mujer y luego salió a la calle a ‘meditar’.
“Si me voy a la cárcel que va ser de mis hijos, regresé y les di en la cabeza”, contó mientras negaba haber ingerido alcohol y que solo actuó por la ira y que el mismo dijo haberse desconocido luego de haber matado a todo los miembros de su joven familia.
Rivera Miculicich, natural de Huancayo, hasta anoche permanecía con custodia policial en el hospital de la capital a donde fue llevado de emergencia tras atentar contra su vida. El 4 de octubre del presente año, Edith Huaylas natural del distrito de Yacus, dejó constancia en la comisaría del sector que salía de su casa por voluntad propia porque no soportaba las agresiones psicológicas y físicas por parte del padre de sus menores hijos.
Un día antes de su muerte publicó en su cuenta de red social el siguiente mensaje: “Las mujeres fuertes no perdonan dos veces por más amor que haya entre dos personas sin importar el tiempo y las experiencias que sostengan esa historia, cuando hay dolor, traición, golpes en el cuerpo y el alma, perdonar no es una opción. Perdonar no hará que olvides lo que pasó, el suceso estará todo el tiempo en tu mente, te torturará y generará peleas y discusiones periódicamente. No deberíamos desperdiciar nuestra existencia junto a la persona que no ofrece lo mismo que recibe. Mereces que te quieran incondicionalmente y con todo el respeto del mundo, perdonar o no perdonar es una decisión que solo tú puedes tomar, pero la importancia de amarse y valorarse una misma, no tiene precio”.
Ante esta publicación decenas de personas consideran que Edith pedía auxilio de manera subliminal, pero nadie la ayudó y el resultado es su trágica muerte en manos de su esposo.
CADENA PERPETUA. David Huaylas Coz, quien llegó desde Huánuco para recoger los restos de su hija y nietos pidió cadena perpetua para el responsable. “Ella vino a Lima buscando mejores oportunidades de vida y no es justo que ahora este muerta, quiero que me presenten en este momento a ese monstruo para matarlo con mis propias manos como él hizo con esos angelitos que no tenían nada que ver con su problema”, dijo entre lágrimas el desconsolado padre de familia.
Asimismo indicó que mejor hubiera sido él quien muera y no su hija quien era una mujer trabajadora. Agradeció las muestras de cariño de sus vecinos y recordó a Javier Rivera Miculicich como un monstruo y fruta podrida que debe ser separado para que no siga haciendo daño.
Por su parte la ministra de la Mujer y Poblaciones Vulnerables (MIMP), Ana María Mendieta Trefogli, exigió la máxima pena para Javier Rivera Miculisich. “Acá hay dos delitos: feminicidio y parricidio; la pena que corresponde es la cadena perpetua”, declaró al tiempo de enviar sus condolencias a los familiares de las víctimas.
Asimismo informó que un equipo del MIMP desde el primer momento que conoció los hechos, está brindando apoyo y asistencia a los familiares.
A través de las redes sociales cientos de personas pidieron la máxima pena de cadena perpetua para el monstruo que en un arranque de ira acabó con la vida de su esposa e hijos utilizando un martillo.
Algo más
Hoy en horas de la tarde en el cementerio de Yacus serán sepultados los cuerpos de Edith Huaylas y sus tres menores hijos de 2, 4 y 6 años asesinados a martillazos.