Sanción ejemplar. El Juzgado Penal Colegiado de Tingo María por unanimidad resolvió sentenciar a 35 años de cárcel a Acencio Rivera Capcha (47), tras ser hallado responsable de los delitos de actos contra el pudor y violación sexual en grado de tentativa en agravio de su hija de 14 años. La sentencia fue leída el 5 de octubre mediante videoconferencia conectado con el penal de Potracancha, donde está detenido desde el 6 de setiembre del 2019.
Asimismo, los magistrados ordenaron el pago de 10 mil soles por concepto de reparación civil en agravio de la menor agraviada que a la fecha está en custodia de uno de sus hermanas mayores. Por su parte, el ahora sentenciado en el juicio oral aceptó haber realizado tocamientos indebidos a su hija, pero negó haberla intentado violar. Pidió disculpas por su accionar.
CASO. Tras la muerte de su mamá en el 2013, la menor junto a sus dos hermanas quedaron bajo la protección del progenitor con quien vivía en el caserío de San Andrés, distrito de Mariano Dámaso Beraún, provincia de Leoncio Prado, departamento de Huánuco. Luego de unos meses, la hermana mayor de nombre Susana decide ir a convivir con su pareja, quedándose su hermana Cintya, quien a los pocos días también sale de casa para ir a vivir con sus padrinos en Tingo María. Al quedarse a solas con la menor de 12 años, el ahora sentenciado lejos de proteger a su hija opta por convertirla en su pareja, obligándola a preparar el desayuno, almuerzo y cena e incluso a lavar su ropa.
Cuando la niña tenía 13 años, Acencio, empezó a realizar tocamientos deshonestos, hecho que en una oportunidad fue observada por una de sus hijas, quien reclamó a la menor por qué permitía que la manoseaba, pero creyendo que era normal el cariño de papá no decía nada. Pasaron los días y meses, los tocamientos fueron más frecuentes hasta llegar a tocar sus piernas y otras partes del cuerpo, por lo que la agraviada increpó a su padre sobre su actitud.
Pese a ello, los manoseos eran más constantes y cuando la niña reclamaba, el padre amenazaba con no enviarla al colegio y es así que, en abril del 2014, Rivera Capcha pidió a su hija quitarse la ropa, pero ante la negativa la jaló de sus cabellos, para luego romper su ropa interior. En una oportunidad cuando la ahora agraviada fue a dejarla la linterna a su padre, este la jaló hasta su cama, donde la desvistió e intentó tener relaciones sexuales, pero ella decía que no podía hacerlo porque era su hija.
Acencio buscando convencerla compraba ropas, pero ella no quería recibir, porque eso significaba ser tocada indebidamente por su padre. En marzo del 2017, el acusado obligó a la menor a desnudarse con la amenaza de no darle su pasaje para ir a su colegio e incluso intentó violarla, pero al no lograr la obligó a tocar y sobar su pene. En el forcejeo, el ahora sentenciado logró introducir su dedo a la parte íntima de la agraviada, hecho que fue corroborado con el reconocimiento médico legal.
DENUNCIA. Su hermana que en una oportunidad había visto de cerca de cómo su padre tocaba a su hermanita contó a sus padrinos de lo que sucedía y fueron ellos los que denunciaron la odisea que la menor vivía al lado del hombre que debió protegerla tras la muerte de su madre, pero ocurrió lo contrario, intentó convertirla en su mujer.