Consumo colaborativo
Páginas web donde se pueden ofrecer y compartir servicios o experiencias permiten a cualquier persona actuar como un servicio ad hoc de taxis, alquiler de coches u hotel particular cuando nos conviene. Es tan fácil como visitar una página web o descargarse una aplicación, y ya podemos disfrutar de servicios de lujo que de otro modo estarían fuera de nuestro alcance, o utilizar propiedades de personas que no hacen pleno uso de ellas, muchas veces por una fracción del coste de compra.
Pero la economía colaborativa va mucho más allá del simple hecho de hacer algún contacto con el internet y los medios que la generan. La mayoría de las diferentes soluciones que han surgido a raíz del consumo colaborativo. Entre ellas tenemos a la primera como la democratización de productos; aquí los usuarios pagan por el beneficio de usar un producto sin la necesidad de poseerlo directamente, lo cual está agitando las industrias tradicionales basadas en los modelos de propiedad privada individual como el transporte (compartir coche, alquiler coches entre particulares) y el turismo (alquiler de viviendas entre particulares). En la Segunda a las nuevas formas de redistribución; otra alternativa cada vez más popular a los métodos más comunes de “reducir, reutilizar, reciclar, reparar” es el intercambio directo entre particulares de bienes usados o de segunda mano, a veces sin coste ninguno, otras veces a través de un trueque o la venta por dinero en efectivo. También incluye los mercadillos de intercambio especializados en artículos de moda seminuevos. Y la tercera las nuevas vías de colaboración; el último tipo de servicios basados en el modelo en el uso de las páginas web y las aplicaciones que conectan personas con necesidades o intereses similares para compartir e intercambiar activos menos tangibles, como el tiempo o las habilidades. El crecimiento de la tecnología móvil proporciona aquí una plataforma para activar el GPS basada en la ubicación y proporcionar también datos en tiempo real.
El éxito de la misma se debe a las múltiples ventajas que ofrece. Los propietarios de los servicios o bienes que no hacen pleno uso de ellos se pueden sacar un sobresueldo fácilmente, mientras que los inquilinos por su parte pagan menos que si lo compraran ellos mismos. Muchos servicios también aportan beneficios ambientales, ya que alquilar un coche, en lugar de ser el dueño de uno, significa que se requieren menos coches y menos recursos para su fabricación. Y para otra gente conocer a nuevas personas mientras permanece en su hogar ofrece nuevas formas de hacer networking. Los lo que la seguridad a no ser estafado sería uno de los grandes temores, los mismos que con el tiempo desaparecerá.