La cárcel y el negocio de los reos

ENTRE PLUMA & PAPEL

Elizabeth Deza Laurencio*

A causa de una y cientos de malas decisiones y actos vandálicos, mucha gente llega a pisar los patios penitenciarios.  Es penoso decirlo, que, con los años, entre sus paredes, se van sembrando tristezas, penas y lamentaciones, excluyendo a algunos que no les temen a sus errores y que estando adentro se consideran los poderosos.

Todos sabemos que las cárceles están diseñadas para privar de libertad a los reos que fueron capturados cometiendo delitos, y para evitar   que sigan cometiendo sus fechorías, se opta por someterlos a ese castigo; sin embargo, en las últimas semanas pudimos escuchar o leer que los mismos tienen facilidades para seguir asustando y generando malas actividades desde la prisión; haciendo caso omiso a las normas. Pero, hay denuncias que apuntan a algunos funcionarios del INPE, que estarían sacando provecho de su autoridad para taparse los ojos y decir que no han visto nada, aún, sabiendo que ahí ocurre algo y que los reos los dominan.

La noticia de que en el penal de Potracancha se están usando celulares para armar planes tétricos, desconcertó a la población huanuqueña, porque, en efecto, no les asusta el encierro; al fin y al cabo, sus planes se llevan a cabo y de esas se generan consecuencias que negativas, como secuestros, robos y asesinatos. Algunas veces, penosamente, uno mismo es víctima de estas maldades. Entonces ¿Qué deberían hacer las autoridades? ¿Cómo se podría explicar el ingreso de celulares a las cárceles? Potracancha si alberga reos con celulares ¿será peligroso? ¿Qué se debería hacer con los equipos de operación que ya ingresaron a Potracancha? Probablemente cada uno de nosotros posee una opinión diferente, y es evidente que los que sufrimos males como lo descrito, somos los que más vamos a juzgarlos. Es que es imperdonable.

En respuesta a los interrogantes, se sabe que es un delito para el encarcelado adquirir y usar teléfonos celulares o cualquiera de sus accesorios en sus establecimientos, debido a múltiples ataques que se han realizado a través de ese aparato móvil.  Al delito descrito se le considera como un delito de peligro abstracto, que se puede llevar a cabo solo si los adquieren desde fuera. Se puede verificar esta afirmación en el artículo 368 del código penal, donde se nos explica lo siguiente: una persona privada de libertad dentro de un centro de detención o reclusión no debe poseer armas de juego o armas blancas; municiones o materiales explosivos, inflamables, asfixiantes o tóxicos, o de lo contrario llegarían a ser privados de libertad por más tiempo.

Si la delincuencia aún se sigue alimentando y si se va fortaleciendo día a día, los ciudadanos no habremos ganado nada todavía, porque es terrorífico saber que desde las cárceles los reos siguen operando y siguen moviendo sus negocios, es como si nos les asustara estar dentro de esos lugares, porque desde ahí pueden mover un mundo de víctimas.

En mi opinión, considero que se deben denunciar estos actos para que las autoridades tengan mayor movimiento frente a estas circunstancias, asimismo, observar de cerca el trabajo del Inpe y hacer que eviten a toda costa el ingreso de más teléfonos celulares a los establecimientos penitenciarios, que, aunque parezcan indefensos, desde esos aparatos causan más pánico y terror. Definitivamente se necesita más voluntad de querer transformar este ambiente corrupto y oscuro, porque detrás de cada día venidero hay víctimas ya marcadas para las siguientes actividades de robos, extorciones y secuestros.

*Docente Bachiller de Lengua y Literatura. Escritora Pachiteana, integrante de la AEH (Asociación de Escritores de Huánuco)

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27.09.2021