ENTRE PLUMA & PAPEL: Cuando el enojo recobra poder

 

Por Elizabeth Saly Deza Laurencio*

 

 

 

Esta es la historia de batallas y luchas. La historia que alberga sacrificios e ignorancias; la misma, que sella entre sus líneas rencores, iras y malestares; también, envuelve entre sus puños los resentimientos y las penas más intensas que la naturaleza misma dio en respuesta a nuestros actos.

La crisis de salud que estamos viviendo en pleno siglo XXI, a la gran mayoría de las personas nos lleva a aferrarnos al enojo, que en opinión de expertos, nunca fue una decisión correcta, para salir aireados de múltiples problemas que suelen presentarse. La historia humana, contada hasta el momento, tiene entre sus páginas sucesos en el que esta emoción se intensifica cuando se pierden energías positivas y, que en consecuencia, solo se logra dañar, lastimar y magullar a los nuestros… En otros términos, el enojo sería la emoción que más dañaría al amor, la confianza y la amistad.

Aristóteles, filósofo y científico nacido en la ciudad de Estagira, al norte de Antigua Grecia, decía que cualquiera podría enfadarse y que eso es fácil; pero el estar enojado con la persona adecuada en el grado correcto, en el momento adecuado para el propósito correcto, y de la manera correcta, no estaba en las posibilidades de todos y que no era fácil. En mi opinión, Aristóteles está en lo cierto, puesto que el enojo es un estado al que todos llegamos en algún momento, y que, sin lugar a dudas, incluimos a una segunda o tercera persona para desahogarnos y “supuestamente” dar solución a lo que provocó dicho sentimiento. Sin embargo, en estas últimas semanas, el enojo (si tuviera una característica física humana), estaría a punto de estallar. Esto sucede, por falta de tolerancia, empatía y comprensión.

“El hombre que está dominado por el enojo no conoce lo que es aparente y no observa la ley”

El mal del Coronavirus, obviamente trajo consigo todas las desventuras que faltaba vivirse o experimentarse, por eso, esta generación al que pertenecemos deberá fortalecer la coraza que hasta el momento ya se ha ido construyendo, para salvar vidas. Pero, ciertamente, esa no es la solución inmediata que podamos distinguir. El gran Siddharta Gautama, el Buda dijo en su momento “El hombre que está dominado por el enojo no conoce lo que es aparente y no observa la ley”. Entonces, en vista de que ya se acercan las nuevas elecciones ¿estamos preparados para actuar inteligentemente? De acuerdo a las últimas decisiones tomadas por nuestro presidente Francisco Sagasti, ¿estamos conformes?  O, aún hay esa sensación embarazosa que provoca en nosotros ese interés y las ganas de querer levantarnos, quitarnos la mascarilla y decir ¡Ya basta!  Como si la crisis fuera provocada solamente por las autoridades.

Qué irónica es la vida, vivimos enojados, irritados y descontentos, creyendo que solo unos cuantos son los responsables de todo lo que nos pasa. En mi opinión, no es así, aquí vivimos una edad media porque inexcusablemente nosotros mismos nos lo permitimos y lo que más daño nos causa es buscar culpables en otros lados cuando lo es uno mismo.

En consecuencia, señor lector, usted que es profesional, taxista, comerciante o campesino, pronuncie bien su enojo y transfórmalo en una reflexión, puesto que nuestros hijos están en un proceso de formación y requieren buenos modelos para alcanzar el éxito en el ámbito profesional y social. Bien lo decía Confucio “Si un hombre está bajo la influencia del enojo, su conducta no será correcta”.

*Docente Bachiller de Lengua y Literatura. Escritora Pachiteana, integrante de la AEH (Asociación de Escritores de Huánuco).

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