¿Covid-19? Ya nada importa

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ENTRE PLUMA & PAPEL

Por Elizabeth Saly Deza Laurencio*

Los diarios, semanarios; las revistas, las noticias, los videos y los memes han de quedar como una edición sin importancia, o un chisme increíble para los de mañana. Fueron contenidos que relataban dolores, lamentos y pesares; decían uno, dos, diez, cien, mil, un millón, dos millones de muertos son víctimas directas del famoso CORONAVIRUS.

—No salgamos de casa— decíamos diariamente, compramos alcohol en cantidades, mascarillas, protector facial y jabón; decíamos que uno solo vaya a comprar para la semana, veíamos las noticias, las calles vacías y el expresidente buscando estrategias para dar supuesta solución al mal que azotaba al mundo. Los niños, incluyeron en su vocabulario el término de COVID-19 y de —si me contagias moriré—. Iniciaron las clases virtuales, los padres aterrorizados buscaban salvar a su familia y entretener al niño que poco entendía sobre el mal; los niños del campo lo pasaron peor, pues les costaba entender la nueva modalidad del proceso enseñanza-aprendizaje y así muchos dejaron de estudiar.

Pero, estos sucesos ¿ocurrieron de verdad? Realmente, ¿temíamos que entrara a casa y que algún pariente nuestro falleciera? Puede que sí y puede que no, pero a simple vista, en nuestro país la respuesta se inclina a —Poco o nada me interesa el Coronavirus, prefiero morir defendiendo a quien ocupará el cargo presidencial, pese a lo que sé de los dos— se dicen estas cosas cuando a uno le gobierna el orgullo y la ignorancia.

Pasaron muchos meses, seguíamos en crisis de salud, y pese a muchos acontecimientos políticos; los médicos aún nos recomiendan quedarnos en casa y evitar participar en eventos conflictivos, sin embargo, eso a nosotros ya nos dejó de importar.

Observemos como en la ciudad de Lima y en otros departamentos del país las personas se están saliendo de control, en lugar de realizar reclamos solo están exponiendo lo vulgar y lo deshonroso que podríamos llegar a ser. Puede que estemos enfurecidos, alegres o melancólicos por la participación de la señora Keiko y el señor Pedro Castillo, en la segunda vuelta, pero eso no es razón para exponernos a tanto peligro. Los niños están presenciando actitudes nefastas de los adultos y así pretendemos educarlos para un futuro mejor. Si por algún motivo u otra usted lleva la enfermedad a casa y algún miembro de su familia pierde la vida mañana, evite culpar su mala suerte a los demás; y si usted es de esas personas que se protege, pues no compartirá consecuencias dolorosas como los otros.

No ridiculicemos la suerte del país, no optemos por lo peor, lo nefasto o lo vergonzoso, pues las consecuencias de estas han de llevarnos a formular una mala imagen, como país, en otros estados. Y si en Huánuco también se empiezan a evidenciar sucesos como los que están pasando en otros lugares, ahí debemos decidir en optar en observarlos o colaborar con lo que se considera correcto, pues la reacción de uno siempre atrae a otros y los contagia.  En síntesis, evitemos caer en un exceso o en un defecto, así como lo señaló alguna vez Aristóteles.  Pues esas caídas pueden llevarnos a tomar malas decisiones y en consecuencia sí o sí tendríamos que empezar a imaginar una vida cargada con la suerte de Venezuela o simplemente a seguir viviendo tranquilamente, en el lugar y con las personas que estamos acostumbrados, alejados en conocimiento y a la vez, dentro de la corrupción que seguiría brotando de los que se harían llamar nuestros líderes.

*Docente Bachiller de Lengua y Literatura. Escritora Pachiteana, integrante de la AEH (Asociación de Escritores de Huánuco).

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