El bambú es un recurso natural no maderable que se encuentra en los bosques del Perú y en plantaciones forestales de la costa, sierra y selva, que proporciona diversos servicios ecosistémicos, como la producción de oxígeno, regulación hídrica y la estabilización de taludes y riberas de los ríos.
Por la forma de los tallos subterráneos del bambú y las raíces que se entretejen, se llega a formar un muro de contención natural, lo que evita la erosión del suelo e inundaciones. Constituyendo una herramienta de prevención ante la ocurrencia del Fenómeno del Niño Costero y reduce la vulnerabilidad ante los efectos del cambio climático.
En la actualidad, el Serfor estima que, en el Perú, existen más de 10,000 familias que trabajan con el bambú. Una cadena productiva emergente en la que están involucrados diversos actores como productores, comercializadores, transporte, entre otros.
Se tiene un abanico grande de oportunidades, se han mapeado más de 60 emprendedores a nivel nacional, constituidos en poco más de 15 asociaciones de productores de bambú, que tienen como actividad económica principal a este recurso.
Desde el 2022, el Perú cuenta con una Estrategia Nacional para el Desarrollo de Bambú que incluye 30 acciones que buscan impulsar el desarrollo de investigaciones e innovación, así como, favorecer la generación de valor agregado e incrementar plantaciones a nivel nacional para atender una demanda insatisfecha.
Somos un país consumidor, tenemos una baja oferta con una alta demanda, por lo que necesitamos importar, eso quiere decir que estamos en un buen momento para continuar con las plantaciones. La meta principal de la estrategia es alcanzar unas 4.400 hectáreas plantadas al año 2025.
Frente a las amenazas del Niño costero, el bambú se presenta como una buena alternativa. El Fenómeno El Niño costero, caracterizado por el calentamiento anormal de las aguas del océano Pacífico que provoca fuertes lluvias e inundaciones en la costa peruana, ha dejado una huella devastadora en los últimos años. Frente a la necesidad de encontrar soluciones eficientes y sostenibles para mitigar los efectos de este fenómeno climático, se ha descubierto que el bambú puede desempeñar un papel crucial en su contención.
Al ser uno de los insumos naturales altamente resistentes, y a su vez, flexible y con una capacidad máxima de elasticidad, el bambú ha sido usado ancestralmente hasta el día de hoy en la construcción. En todo el litoral peruano, la mayoría de las construcciones están hechas mayoritariamente de bambú.
Una planta conocida por su rápido crecimiento y su resistencia, presenta una serie de características que lo convierten en un aliado ideal en la lucha contra El Niño costero. Su sistema de raíces extenso y profundo es capaz de retener grandes cantidades de agua en el suelo, evitando la erosión y reduciendo el riesgo de deslizamientos de tierra. Esto es especialmente importante en las áreas costeras, donde la deforestación y la pérdida de vegetación han aumentado la vulnerabilidad ante las lluvias intensas.
Del mismo modo, su flexibilidad y resistencia le permiten soportar vientos fuertes y actuar como barrera natural contra las marejadas, ayudando a proteger las áreas costeras de la erosión y las inundaciones. Su crecimiento rápido y abundante también lo convierte en una opción económica y sostenible para la reforestación de zonas afectadas, ya que puede ser replantado rápidamente después de ser cosechado, sin necesidad de recurrir a técnicas de reforestación más costosas y demoradas.
Es importante destacar que el bambú no es una solución única para abordar el fenómeno de El Niño costero, sino una herramienta adicional que puede complementar otras medidas de adaptación y mitigación. La planificación urbana sostenible, el manejo adecuado de cuencas hidrográficas y la educación sobre la importancia de conservar los ecosistemas naturales también son aspectos cruciales para enfrentar este desafío climático.