Sheynnis Palacios, actual Miss Universo, ha sido el centro de atención en Nicaragua. Su victoria provocó grandes manifestaciones, las más importantes desde las protestas de 2018 que sacudieron el gobierno de Daniel Ortega. La situación se ha intensificado luego de que Anne Jakrajutatip, dueña de la franquicia Miss Universo, confirmara que la reina de belleza está “exiliada indefinidamente” de Nicaragua.
En una publicación por el Día de la Madre, Jakrajutatip describió a Palacios como una mujer “valiente, fuerte e inteligente”. También señaló que la Miss Universo es un ejemplo de una “mariposa con alas rotas que nunca se rindió frente a las acciones incorrectas, despectivas y crueles de cualquier autoritario”.
La coronación de Palacios no solo fue un momento de celebración, sino que también se convirtió en un símbolo de resistencia. Desde su triunfo en noviembre, la vida de Palacios ha cambiado, enfrentándose a la realidad de no poder regresar a su hogar. Su familia ha tenido que adaptarse en Estados Unidos, tras ser expulsados de Nicaragua, en una serie de acciones tomadas por el régimen de Ortega contra opositores y sus familias.
La historia de Sheynnis Palacios y su familia refleja un patrón más amplio de represión y exilio forzado que ha afectado a muchas otras familias nicaragüenses. Su exilio fue motivado por su postura y participación en protestas contra el régimen de Daniel Ortega.
