Si bien el covid-19 se transmite de persona a persona por las secreciones respiratorias que generan la tos o el estornudo, el virus también se deposita en superficies como pisos, pasamanos o enseres, donde puede sobrevivir durante un tiempo.
Por esa razón, la lejía se ha convertido hoy en un elemento de uso imprescindible en los hogares y algunas veces, creyendo que su efecto será más potente para eliminar al coronavirus, las personas lo mezclan con otros líquidos usados en la cocina o el baño.
La médico experta en salud ambiental del Instituto Nacional de Salud (INS), María del Carmen Gastañaga Ruiz, explicó a la agencia Andina la dosis recomendada de esta sustancia, así como los problemas de salud a los cuales nos exponemos cuando mezclamos la lejía con otros líquidos.
«La lejía es eficaz, actúa a temperatura de ambiente y tolera bien el agua. Pero hay que saber seguir las indicaciones. Muchas veces pensamos que, si echamos más de lo recomendado, se morirán todas las bacterias y virus y quedará más limpiecito», dijo en el programa Salud y Bienestar.
Si vamos a desinfectar frutas y verduras que traigo del mercado, comentó, primero enjuago bien los productos y los coloco en un recipiente con 10 gotas de lejía por un litro de agua. «Cuando hayan pasado de 10 a 15 minutos, retiro los productos, los enjuago con agua fría hervida y ya están desinfectados».
Limpieza en casa
En cambio, añadió, si voy a preparar la solución para desinfectar el piso, el pasamanos de la escalera, las manijas de la puerta, entre otros, la dosis es diferente. «En ese caso debo echar 20 mililitros de lejía en un litro de agua, pero tengo que hacerlo en un lugar ventilado y colocarlo en un recipiente lejos de los niños». Ese preparado solo puede durar un día; de lo contrario, ya no será efectivo.
Gastañaga advirtió que antes desinfectar el piso, éste debe limpiarse con una escoba o trapeador y, después de eso, limpiar recién con agua y lejía, que puede ser la misma solución con la cual se desinfectaron las frutas y verduras del mercado. «Hay personas que echan lejía sobre una superficie sucia; eso no debe ser así, porque no tendrá el efecto desinfectante».
La experta expresó su preocupación por las urgencias toxicológicas que se han visto en algunos lugares del mundo tras el uso exagerado de desinfectantes para limpiar la casa, y dijo que por ello deben evitarse las siguientes mezclas:
-Lejía con vinagre. Si se mezcla un ácido débil como el vinagre y la lejía, se van a generan vapores tóxicos que, dependiendo de la cantidad, pueden causar hasta quemaduras en los ojos o daño a los pulmones.
-Lejía con alcohol en gel: la combinación de ambos forma el cloroformo, y su inhalación por periodos largos puede provocar mareos, fatiga o dolores de cabeza. Esto puede afectar el sistema nervioso, los pulmones o riñones, entre otros órganos.
-Lejía con amoniaco. Muchas veces se usa amoniaco para limpiar los baños y, si alguien decide mezclarlo con lejía para desinfectar su piso, hará que en el ambiente se desprenda un gas llamado cloramina, altamente tóxico porque puede producir broncoespasmo (cuando se cierra el pecho y no se puede respirar).
-Lejía con lavavajilla. Puede parecer una mezcla inocua, pero cuando estamos largo tiempo expuestos a dicha solución, causará irritación respiratoria y problemas oculares.
-No abusar del alcohol en gel. La experta comentó que este producto contiene parafina, un elemento que, al ser usado exageradamente, puede acabar con la flora bacteriana que todos tenemos en las manos. De esa manera, será fácil que puedan irritarse o que aparezcan hongos.
-Para desinfectar los zapatos debe usarse únicamente agua y lejía.
«Hay que ser prolijos, pero no exagerados. La persona que hace la limpieza debe ponerse guantes para evitar irritación o sequedad en sus manos. Dependiendo de las dosis, estos preparados pueden causar sensación de falta de aire, dolor de garganta, etcétera; los síntomas hasta podrían confundirse con el covid», advirtió.
La representante del INS dijo que, al haberse levantado la cuarentena en gran parte del país, todos debemos cumplir las tres reglas de oro cuando salgamos a la calle o acudamos a algún lugar: mantener el distanciamiento social, lavarse las manos con agua y jabón, y usar bien la mascarilla.