El autoexamen cutáneo y evitar la exposición a la radiación UV es clave tanto para la detección a tiempo de la enfermedad como para obtener un mejor pronóstico. Mientras más lunares tenga, mayor será el riesgo de desarrollar cáncer de piel.
Por esto, es esencial asistir periódicamente al dermatólogo y estar atentos a cualquier cambio o lunar en nuestra piel.
Revisa tu rostro (incluyendo labios y ojos), cuello, pecho y abdomen. Levanta los brazos y revisa las zonas debajo de ellos; dobla los codos y mira antebrazos, palmas y partes superiores de las manos. No olvides la piel entre los dedos y uñas.
Con ayuda del espejo de mano, revisa la parte posterior del cuello, el cuero cabelludo, orejas, espalda, glúteos y el área genital.
Revisa la parte delantera, interior y posterior de las piernas. Examina los pies, incluyendo las plantas, la piel entre los dedos y la raíz de las uñas. Para determinar si un lunar es sospechoso tenga en cuenta:
Asimetría. Una mitad del lunar es distinta a la otra.
Bordes. Irregulares, borrosos y mal definidos.
Color. Irregular, con presencia de dos o más tonalidades: marrón o negro, o incluso rojo, blanco o azul.
Diámetro. Área superior a seis milímetros o que se está extendiendo.
Evolución. Crecimiento o cambios rápidos en tamaño, forma y color.
