Plaza de Armas y el rey de piedra
Por Fortunato Rodríguez y Masgo La tarde inesperadamente cayo en medio de una nube de polvareda, arrancado de la garganta de la temible quebrada de Puelles. Mientras, el taita sol en su ocaso, camina lentamente,
Por Fortunato Rodríguez y Masgo La tarde inesperadamente cayo en medio de una nube de polvareda, arrancado de la garganta de la temible quebrada de Puelles. Mientras, el taita sol en su ocaso, camina lentamente,