
(Relato para Huachón, Pasco)

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Creado el mundo había paz integral, libre de mezquindad y ambición. Únicos respetando los espacios o nichos ecológicos, de ese modo empezaba a discurrir el mundo. Las aves en el espacio aéreo, los cuadrúpedos en la tierra, peces de toda variedad en el agua (agua salada y agua dulce, en esta última vive la trucha).
Estos vuelan para comer, / esos andan y reptan para comer, / aquellos nadan para comer. Todos forman parte de la cadena trófica (nutritiva). De manera estacionaria vuelven las aves a su reino, entre ellas, la wachwa longeva que trae un aromático vergel para corregir actitudes. Adelante amiga mía, somos todo oídos.
Mediante el reflejo de la luna llena, las wachwas (hembras y machos) advirtieron la situación de centurias venideras. Las volátiles tiernas, pacíficas, longevas, premonitorias, agrupadas en pares, fijaron la mirada en el espejo del satélite.
¡Ohhh! La minería (artesanal e industrial) generará empleo, sin embargo, la desgracia será mayúscula, horripilante, apocalíptica, opinó una wachwita.
¡Ahhh! Perjuicios a la agricultura y ganadería, los recursos hídricos (lago Chinchaycocha, Quiulacocha, río San Juan, Mantaro y otros) al ser infestados quedarán borrados del mapa geopolítico… Hasta la humanidad tendrá plomo en la sangre, especialmente mujeres embarazadas, chiquillos de toda facha, de varones adultos ni hablar, terminó llorando quien hizo uso de la palabra, le siguieron perdigones o críos de diversa camada.

El lago escuchaba su destino. Mantenía quieta, quietecita las aguas para que sus niñas estén al tanto de hechos inimaginables.
Falta lo peor, tomen aire, platicó el astro nocturno…
Suspenso hilarante. Miradas desconcertadas. Corazones nerviosos. Respiración contenida. Preocupación corriendo por las venas. Epidermis temblando como gelatina sísmica.
¡¿Ehhh?! ¿Extinción del Sabio de Nieve a manos de la humanidad? En coro surgió la pregunta, creció vertiginosa en el pajonal y reverberó en el poncho del viento.
Parlaron y parlaron. Hablaban, escuchaban, proponían. Una rutina nada cansina tuvo días especiales. Wachwas ancianas de la planicie alto andina afirman que el futuro había sido desnudado, visto con la facundia del plenilunio.
Mama Quilla ha dicho la verdad, tomemos precauciones, habló una wachwa macho, mientras contenía su aflicción.
Manos a la obra, remarcó una hembra canosa pero lúcida.
Estas aves, como todos los animales, tienen el sexto sentido y dominan la comunicación instintiva. El sentido de la previsión les ha enseñado a prepararse en vez de lamentar o maldecir.
La lluvia de ideas, hecha metáfora, ofrecía sus primeros frutos. Viajemos en grupos de seis, tres machos y tres hembras, propuso el personaje que tenía ascendencia en la bandada.
Llevando la palabra a la acción y sabiendo anticiparse a los hechos, exploraron nuevas zonas para su morada. Buscaron de día y de noche, volaron de forma incansable cuidando siempre la ración alimenticia; trajinaron por las regiones quechua, puna y jalca, pisos ecológicos de su predilección. Entre intento e intento (las wachwas) dieron con el actual paraje de Huachón.
Bebiendo agua del río mitigaron la sed y cuando lograron sumergir pico, alas y cuerpo en general rejuvenecieron cual amanecer o como la nevada clara de las alturas. Al mismo tiempo, las aves tomaban sol, planificaban la reproducción en el cerro Marca-Marca, por eso, los pocos habitantes de aquella época antigua, señalando las laderas o faldas de Marca-Marca, decían: ¡Wachurrumi! ¡¡Wachurrumi!! ¡¡¡Wachurrumi!!!
Habían pasado varias lunas (me refiero al astro) y profusos soles (aludo a la estrella amarilla y el trueque); por eso, las comitivas regresaron e informaron sin pérdida de tiempo. Nuestros personajes fueron los últimos en participar, según el orden del sorteo.

Hermanas y hermanos, hemos “creado” un paraíso llamado Wachurrumi… Los parientes quedaron atónitos con esta buena nueva y luego de asimilar bien la noticia aplaudieron por varios segundos blandiendo las alas.
Otra agregó: Es un lugar muy acogedor ubicado en la región quechua… tiene nieve, lluvia, viento, puquiales, riachuelos, un río diáfano que provee con ricas truchas; pantanos, terreno fértil, cubiles de dimensión imprevista; su gente es prudente y acogedora como nosotros…
¿Hay árboles?, interrumpió una oyente atenta.
Por supuesto, inmediato al torrente, por la pendiente.
¿Qué árboles?
Eucalipto, quinual, ciprés vivifican la zona de lindero a lindero, ya lo comprobará usted, hermana mía.
La multitud quería más detalles. ¿Indagaron algo sobre las plantas medicinales? No fue difícil. Las plantas medicinales: muña, cedrón, hinojo, borrajas, toronjil… forman parte de la biodiversidad de Wachurrumi.
¿Quién puso el nombre de Wachurrumi? ¿Cómo surgió?, indagó el que anotaba en hojas de otoño con una pluma tomada de los rayos del sol. Silencio expectante, / silencio total, / silencio ordenado. Nada de rencor, solamente puro silencio.
Viéndonos en esas laderas, la familia campesina puso el nombre de Wachurrumi, al inicio sorprendidos, en seguida con mucho afecto ambiental. Tomó aire y complementó con firmeza. Una pincelada más. En la ruta de Wachurrumi hacia el estero de Junín hay tres lagunas ilustres coronadas con bastante agua y pajonal sensitivo, me refiero a: Tauliqocha (Tauligocha), Qochachuyco (Gochachuyco) y Luliqocha (Luligocha).
Fue más que suficiente. Había evidencia e inteligencia, inteligencia y conciencia, conciencia y paciencia. El silencio ordenado dio lugar a la alegría desbordante y justificada. Saltos, aplausos, agradecimiento a los Apus Tutelares y abrazos; por fin, podrían multiplicarse y descansar por unos siglos más, exentas de sobresalto. ¡¡¡Wachurrumi!!! ¡¡Wachurrumi!! ¡Wachurrumi!
Al jolgorio wachwístico vino a sumarse el saludo de las otras aves, quienes formaron una diadema visible en la meseta del Bombón. Al mismo tiempo, el cielo regaló un bello arco iris que salió del infinito y dejaba como anillos la diadema y el lago de Los Reyes. Una postal vívida (real) para evidenciar el triunfo de las wachwas.

Las wachwas han generado Wachurrumi y este último ha dado lugar a Huachón, poblado de Pasco, ubicado en la cuenca del mismo nombre a orillas del Sabio de Nieve. Ostentan (las wachwas) el título de mensajeras y embajadoras de Waqurunchu.
Tal vez la dicha perdure o el mundo estará al revés. Peces que vuelan, aves que nadan, los que reptan teniendo sueños incumplidos; el animal político solo político animal hecho guiñapo. Que reine la mansedumbre en Wachurrumi.
Custodia Wachurrumi, / aposento atractivo y comunal, / equivales al tumi; / superas lo banal / siendo clemente con propio fanal (Lira: aBabB).
Nota del editor. La wachwa, diga y escriba de ese modo por ser epiceno, accidente del sustantivo. La wachwa, el artículo y sustantivo no cambian, el adjetivo expresa el género y va pospuesto al sustantivo (hembra o macho) en caso de animales. Válido decir o escribir la wachwa hembra o la wachwa macho.
*“El Puchkador de la Nieve”