Por: Jorge Chávez Hurtado
En el corazón de la música huanuqueña reposa un invaluable legado, una voz que trasciende el tiempo y lleva impreso el alma de una tierra. Vilma García Negrete, conocida como «La Dueña y Señora de la Canción Huanuqueña», marca un hito invalorable en la historia musical de Huánuco, dejando una imborrable huella que resonará por generaciones.
En nuestros espacios de radio, con difusión de música huanuqueña, en el año 1999, logramos distinguirla con la denominación de “La Dueña y Señora de la Canción Huanuqueña”, título que, en el 2001, fue refrendado en la primera celebración del Día de la Canción Huanuqueña. Años después, la Dirección Regional Desconcentrada de Cultura remarcó esta denominación, como tributo a su excepcional trayectoria, cuando se despidió de los escenarios.
Nacida en el atractivo valle de Huacar, provincia de Ambo, un 15 de diciembre de 1942, su vida estuvo imbuida desde la cuna con notas musicales. Hija de Máximo García Cerna y Virginia Negrete Martínez, Vilma advirtió su vocación guiada por el espíritu emprendedor y aventurero de su padre, un trovador amante de la buena música que avivó en ella su inclinación por el canto desde temprana edad.
El Centro Musical Huánuco y el Centro Musical Melodía Huanuqueña fueron los templos donde forjó su leyenda musical. Cuatro décadas de dedicación, desde los inicios en los años setenta hasta el nuevo milenio, en que se despidió de los escenarios, vieron florecer su talento excepcional.
Su legado musical se forjó grabando clásicos como «El Cóndor Pasa» con el Centro Musical Melodía Huanuqueña, con la dirección del maestro Gumersindo Atencia Ramírez, una interpretación que llevó el sentimiento profundo de la música andina a través de su voz melodiosa. Chimayches, mulizas, cashuas y huaynos cobraron vida en su interpretación, donde cada canción es un tributo a la belleza de la tierra que ama.
A lo largo de su admirable carrera artística, dejó un invalorable rastro de magia en cada grabación: desde su debut en 1972 con «Ruge el León» y «El Cóndor Pasa», hasta su memorable presencia en producciones como «Adiós Cariño» y «Arroyito» con el Centro Musical Huánuco. Sus últimos trabajos interpretativos en los discos «Bajo el Cielo Huanuqueño» y «El Cóndor Pasa Himno a la Amistad Universal», con el Centro Musical Melodía Huanuqueña, encapsulan la esencia misma de su perdurable arte.
Su vida personal también está entrelazada con la música. El amor encontró su camino en los acordes, uniendo su corazón al del reconocido maestro Wilmer Ramos Giles en 1964. Cinco hijos, entre ellos Mito Ramos, quien brilla en el firmamento musical huanuqueño y andino nacional, y su hijo menor, Miguel, que deja su huella con «El Barrio del Cuervo», que son el fruto de un matrimonio que encarna la armonía entre arte y amor.
Vilma García irradiaba desde los escenarios una conexión única con su tierra. Su voz no solo resonaba melodías, sino también el amor y el respeto por su amado Huánuco y sus once provincias. Su habilidad para cautivar al público siempre fue legendaria, envolviendo a todos en el encanto de su interpretación, tejiendo un lazo indeleble entre su música y los corazones de quienes la escuchaban. Hoy disfruta de la compañía de su familia y de los reconocimientos y homenajes como el que le hizo la Escuela Superior Pedagógica Marcos Durán Martel.
Al cumplir sus 81 años de vida rendimos homenaje a Vilma García Negrete como más que una intérprete. Es la guardiana de la identidad musical de Huánuco, una embajadora de sus tradiciones, cuyas notas siguen resonando en cada rincón de esta tierra. Su legado perdura, su voz sigue viva, y su espíritu vigente sigue inspirando a generaciones venideras en el arte de la música huanuqueña.