POESÍA ESENCIAL

Asociación Escritores de Huánuco

Directora: Nancy Villaflor Lázaro

Samuel Cárdich

Permanencia

Del libro: “Hora de silencio” (1986)

Una mañana

vi un pez

con un antiguo y alado

impulso de amor

quebrar la piel frágil de un río

para mojarse

en la música tibia

en el cristalino aroma de la luz.

Era lento aquel río

y el pez

una flecha sonora

que emergía del agua

con una sedienta

y reiterada alegría

que su bullicioso diálogo con la luz

me pareció

que iba a ser interminable.

Mas en un descuido que hice

para seguir el vuelo

de una gaviota

que se perdía en la distancia

al posar de nuevo mis ojos

en el remanso del río

vi que aquella escena

había dejado de pertenecer al paisaje

y en la orilla opuesta

vi a un pescador

llevarse en su red difusa y sombría

al pez cuya belleza había irisado

la apacible y fresca mañana.

Por un momento

vi nublarse la luz

y de silencio cubrirse el paisaje

pero más tarde

cuando la calma se extendió

a lo ancho del río

vi que en lo más interno del tiempo

el saltarino pez

permanecía indemne

suspendido en el aire.

Miguel Rivera Asencios

Madre

Del libro: “Palabra en octaño” (1986)

Enséñame, madre, la canción de

/cuna con que me meciste.

Gabriela Mistral

Siempre estás en mí

toda sublime

sin secretos

                        sentada

como náyade incansable.

Tus brazos de junco

callaron mi llanto

en lácteo gozo

tu voz cual trino secreto

arrulló mi dócil corazón

cuando niño.

En tus ojos

la alegría resplandece la vida

en tus labios

la palabra música de luz

guía mis dudas.

Al ritmo de tu andar

camino hacia la puerta

de tu sapiencia.

Hoy madre

apoyada en el follaje de tu vida

mi palabra cadente

orquesta canciones

de pájaros

a tu dulzura.

Y siempre estás en mí

toda sublime

sentada en mi verso

que te vigila

inundando el panorama absoluto

de mi historia

también tu historia.

Gladis Alcántara Rojas

Por qué no te dilatas

Del libro: “Piel trémula” (1995)

¿Por qué no te dilatas?

Tu imagen recorre cada instante

por mi mente.

Me estás prohibido

porque con solo verte

se me calcina el alma.

¿Por qué el destino

me oculta tu divinidad?

No digas nada.

Porque el sonido de tu voz

hará que muera irremediablemente.

Tiempo

Del libro: “Piel trémula” (1995)

Inexorable tiempo:

te aguardo en silencio,

y sin poder tocarte

contemplo.

No permitas que mi cuerpo

fine en el olvido

sin caricias tuyas,

sin tus ojos

y sin tus ansiados besos.

Andrés Jara Maylle

Horizonte sin camino

Del libro: “Entonando retornos” (2017)

Y entonces tuviste que partir

como parten los solitarios caminantes

buscando desleídos horizontes

en donde no hay caminos de regreso.

Es decir,

sin un mutuo agitar de pañuelos,

sin efusivas palmadas al hombro,

sin promesas de retornos.

No te despediste siquiera

del extraño rumor

con que el viento a veces llama,

ni diste respuesta a mis palabras

que no llegaste a oírlas.

Aun así,

tú cabes perfectamente

en mis manos, en mis brazos,

como cabe un tierno gorrioncillo

en su nido.

Será tal vez porque tú

no fuiste gota de agua

caída en la arena,

ni la rama vanamente florecida,

sino eco perdurable, inmortal,

sangre quemante

agazapada en mi memoria,

imagen imborrable

eternamente viva,

aunque partiste sin despedirte

buscando desleídos horizontes

en donde no hay caminos de regreso.

Cirila Cabrera Ávila

Niño de papel

Del libro: “Canto de luna” (2007)

A un incógnito suspiro,

con alma de niño.

Camina extraviado

por la orilla del dolor,

si podéis ubicarlo,

lleva en su andar liviano,

el sello de mi amor.

Va colmado de caricias,

risueño y juguetón,

mi niño de papel.

Para sentirme viva, viste de oropel;

sin él se va la vida

en un barquito de papel.

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