
Cantuteño de corazón, director del Centro de Cultura Popular “Labor” (fundado el 21 de noviembre de 1981 en Paragsha, Cerro de Pasco), director del Comité de Defensa de los Derechos Humanos (CODEH Pasco), docente y vicerrector de la Universidad Nacional “Daniel Alcides Carrión”, director regional de educación en Pasco…
Luis Raymundo Pajuelo Frías, en el claustro universitario, vivía con apasionamiento cada clase, pero ponía énfasis en la trama de tres obras, he aquí mi testimonio:
Cantar de los Cantares, 4:1-16. El rey Salomón expone todo su arte para conquistar a la reina Sulamita (La Mansa). «He aquí que tú eres hermosa, amiga mía; he aquí que tú eres hermosa; tus ojos entre tus guedejas como de paloma; tus cabellos como manada de cabras que se recuestan en las laderas de Galaad. Tus dientes como manadas de ovejas trasquiladas que suben del lavadero, todas con crías gemelas, y ninguna entre ellas estéril. Tus labios como hilo de grana, y tu habla hermosa; tus mejillas, como cachos de granada detrás de tu velo…». Hacia pausa entre verso y verso para enlazar con datos de otras materias.
“La divina comedia” de Dante Alighieri. El cabalístico número tres llamaba su atención y cohesionaba con el canto uno: «A mitad del camino de la vida, / en una selva oscura me encontraba / porque mi ruta había extraviado…». Atónitos y contentos escuchábamos la explicación, Lucho Pajuelo Frías relacionaba con la vida de Jesucristo, el 33 como edad peligrosa, a veces ocurren extravíos o encuentros.
“Madame Bovary” de Gustave Flaubert. «Lo cucufato no ayuda en el análisis literario», impetraba Luis Raymundo, añadiendo en el acto: «analicen el porqué del comportamiento de los personajes, contrasten escenarios (el francés con el peruano, por ejemplo)».
Más de una vez cantamos huaynos y mulizas, admiraba y promocionaba el huayno “Huérfano suelo” (1929): «Huérfano suelo querido / pronto, pronto te hundirás, / hoy en ruinas convertido, / mañana nada serás. // Todo tu suelo acabado / cual profunda sepultura, / donde serás enterrado / cumpliendo tu desventura…». Mientras tanto, preguntas con respuestas palmarias hallaba en el huayno “Añoranzas” (1932): «¿Dónde están aquellos tiempos / de tu brillante esplendor, / en que jamás el dolor / pudo vencer tu grandeza? // Ya ni las carretas ruedan / por tu socavado suelo; / todo es dolor, todo es duelo / para tus hijos que quedan…». De tanto en tanto prefería glosar “Zamba de la Candelaria”: «Nació esta zamba en la tarde, / cerrando ya la oración, / cuando la luna lloraba, / astillas de plata, la muerte del sol», Los Chalchaleros…
Luis Raymundo Pajuelo Frías, «vuestra muerte tiene gloria, porque tu vida fue emérita en todo espacio»
Atentamente, Víctor Raúl Osorio Alania.