HUÁNUCO DEL AYER: Mañuco y su amor eterno

 

Por Fortunato Rodríguez y Masgo

 

 

Las manijas del reloj trepan el escalón de la vida atrapando los segundos, minutos, horas, días, meses y años: es decir, va captando cada instante de la vida que transcurre por el camino del destino que no se detiene.

Es así, como ya marcaron quince minutos antes para las veinte horas aquella noche del mes de mayo, de la década del 80, en medio de emociones y nerviosismo caminaba por aquella calle estrecha, casi en tinieblas, por el bajo voltaje del alumbrado público que brindaba Electrocentro en la ciudad primaveral de Huánuco, momento propicio casi en la oscuridad para que Manuel, cariñosamente Mañuco se presente ante los padres de Elena para los amigos Elicha y declare su amor hacia su hija que supo ganar su corazón desde el primer momento que se conocieron en las aulas de la Unheval.

Mañuco no dijo nada en su casa, se vistió de terno azul noche, elegante él se encamino a la casa de su amada, llego a la hora pactada, se presentó ante la familia de Elicha, y solicito el consentimiento de la familia, la misma que fue aceptado, pero con el compromiso que en todo instante debe respetarla, amarla y al finalizar la carrera universitaria deberían contraer matrimonio, bajo estas cláusulas de amor, fue aceptado ser el enamorado de la engreída de casa.

Ambos eran felices. En todo momento caminaban juntos, vivían uno para el otro, el amor era correspondido por ambos tortolitos, soñaban ser pronto profesionales, hasta se proyectaron ir a Trujillo a realizar sus prácticas pre profesionales, porque solo faltaba dos ciclos para culminar sus estudios universitarios.

Era un domingo de mayo, el sol deslumbraba de majestuosidad en medio del cielo azul, Mañuco y Elicha salen a caminar con dirección a Kotosh, pasar momentos agradables en medio de la naturaleza, llevaron su fiambre para almorzar y chichita de jora para tomar, además canchita de maíz tostado con mantequita de chancho para aplacar el hambre durante el día.

Jugaron y nadaron en el apacible río Higueras, caminaron por medio de los árboles de molle y guayaba. Momentos que rayaba el sol y sentían el ventaron de la tarde, se apresuraron en regresar a casa, pero de pronto a su amada Elicha se le oscurece la vista, comienza a vomitar y sufre un desmayo. ¡Uy! Mañuco se desespera, busca auxilio, de pronto alguien le proporciona ruda y le recomienda que le frote la cabeza y la nariz, es así como su amada se reanima y se repone, es trasladada en un taxi, ya en casa comentan lo ocurrido a los padres de su prometida, quienes ordenan a su hija descansar temprano, porque mañana será evacuado a la Sanidad para que el médico debe auscultarla y diagnosticar la dolencia.

Así fue, el reloj de la vida marcaba las siete horas ya estaban aguardando al médico de turno, llego el galeno e ingreso Elicha, a los minutos le ordeno que se realice una serie de análisis para determinar la dolencia.

A los ocho días; el medico recomendó que la paciente sea evacuado a Lima, para su tratamiento, porque fue diagnosticado ¡aneurisma cerebral!, Mañuco lloraba desconsoladamente en soledad, fue tras su amada a la capital, él estuvo en todo momento a su lado, hasta aquel día martes 7 de junio, cuando el reloj marcaba las veinte horas, Elicha cae al borde de la muerte, porque le cogió despiadadamente un preinfarto, llego un momento que su corazón se paralizo y los médicos dijeron “se nos fue”, nada podemos hacer, pero por un milagro de Dios resucito y revivió para la tranquilidad de la familia.

Ya repuesta Elicha revela a sus padres: “Cuando estuve en la sala de operaciones, sentí que deje por momentos mi cuerpo tendido en la cama, luego flotaba en el aire, es ahí que vi claramente a Mañuco que lloraba desesperadamente, al igual a mi mamita, como tú también papito, todos ustedes lloraban; yo me despedía y les decía que dejen de llorar, pero ustedes no me hacían caso, menos podían verme, ya caminaba por un inmensa pradera de hermosas flores; es ahí, pedí a Dios que me regrese para consolarlos, dejen de llorar y de pronto ¡desperté!

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A los días fue dada de alta del hospital Elicha, retorno a su Huánuco para la satisfacción de los suyos; en especial de mañuquito, quien se encontraba feliz, pero a la vez preocupado por el aneurisma de su prometida. Transcurrieron los meses, culminaron sus estudios universitarios.

Febrero del año siguiente, cuando Huánuco iniciaba las festividades de San Sebastián, ingresaba Don Calixto, con ello llegaba la algarabía de los días de carnavales con agua, globos, talco y serpentina; las bandas de músicos amenizaban el cortamonte. Justo en ese momento, Elicha nuevamente sufre un desmayo, es conducido de emergencia al hospital, cuando el bendito reloj marcaba las quince horas emprende su viaje al más allá, su corazón deja de latir y los médicos certifican su fallecimiento, causando una verdadera desgracia a su familia porque era la única mujer de cuatro hermanos, mientras mañuquito lloraba desesperadamente, días tras días se emborrachaba para apaciguar su dolor de cantina en cantina y deambulaba regando sus lágrimas, ya no tenía razón de vivir, pedía a gritos que su Elicha lo lleve.

Ahora los padres de Mañuco preocupados deciden buscar ayuda de una curandera, quien luego de una chacchapeada de coca y cigarro recomienda purgar a mañuquito y realizar una limpia con cuy.

Efectivamente mañuquito alcanzo calma en su desesperación, ya repuesto caminaba y acomodaba sus cosas en casa, asistía a misa y era un asiduo concurrente al cementerio donde reposaba su Elicha, ya en su tumba colocaba flores fresco y rociaba perfume que lo agradaba a su amada, horas tras hora acompañaba a su prometida para luego retornar caminando hasta su casa.

Era un sábado de junio, cuando el reloj indicaba las seis horas, mañuquito salió de su finca con dirección al Parque Amarilis para jugar un “partidito de fulbito”; así fue, como nunca practico incansablemente hasta metió los goles de triunfo, retorno contento a su hogar e ingreso a la ducha a bañarse con agua fría, momento que grito atrajo la atención de su padre quien fue a su auxilio, su hijo estaba convulsionando y de inmediato fue evacuado al hospital, a las horas perdió la vida por una neumonía.

Es así, como Mañuco se fue de esta vida en busca de su amada Elicha quien se la llevo para reencontrarse en la otra vida y seguir amando, desde el infinito los dos están unidos en una sola estrella alumbrando en la inmensidad de la oscuridad, el destino de su amor eterno estaba escrito así, cuando existe el verdadero amor que va más allá de cualquier obstáculo, aun siendo la muerte no podrá detener para seguir amándose en la eternidad, el amor aquí o más allá siempre reinara entre dos personas que se aman.

Cada domingo ambas familias van a visitar al Cementerio a sus adorados hijos, casi juntos están enterrados, tienen las mismas flores y las mismas oraciones.

*Periodista, economista y abogado

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