MANUEL SCORZA ESCRITOR ENTREVISTA COMISION N0 5005
Víctor Raúl Osorio Alania*
La optimista yerba escucha redobles de manantiales, los frutos del viento hacen redoble con baquetas de ichu, la intensa luz del juicio crece con cada análisis y tributo hecho a Manuel Scorza Torres y su obra “Redoble por Rancas” que nació en 1970 y desde entonces perdura en la zaga de la literatura. Cincuenta blasones, cincuenta reflexiones y algo más.
Reseña de Manuel Scorza Torres. La norabuena fue en Lima el 9 de setiembre de 1928 y expira en Madrid el 27 de noviembre de 1983.
“Canto a los mineros de Bolivia” (1954) marcó su incursión intelectual, pronto, como anillos férreos de alerta social vendrían “Las imprecaciones” (1954), “Los adioses” (1958), “Desengaños del mago” (1961) y “Réquiem para un gentilhombre” (1962).
Los setenta del siglo pasado pudo revelar el ciclo llamado “La guerra silenciosa” integrada por las novelas: “Redoble por Rancas” (1970), “Garabombo el invisible” (1972), “El jinete insomne” (1976), “Cantar de Agapito Robles” (1976) y “La tumba del relámpago” (1978).
Antecedente. El recobro de tierras efectuado por los comuneros de Rancas (mayo 2 de 1960), también lo de Yanahuanca (marzo 3 de 1962) y quizá más hechos análogos en el país encarrilaron la narrativa de Scorza.
«Convencidos por recuperar las tierras de sus ancestros, en Huayllacancha, Rancas, mueren tres comuneros ranqueños: Silveria Tufino Herrera (47), Teófilo Huamán Travezaño (47), Alfonso Rivera Rojas (42). En tanto, Marcelino Gora Robles (11) sobrevivió y es considerado “Niño Héroe” por haber defendido a su profesor de aula, Amancio Rivera Rojas» (Osorio, 1998, p. 200).
¿Qué alude la guerra silenciosa? Dos inferencias merodean: Uno. Las comunidades al recuperar las tierras hicieron su “guerra silenciosa” de manera sincronizada con lecciones de peruanidad. Dos. “La guerra silenciosa” mediante pentalogía literaria rompe fronteras y exige paz con justicia social, de manera especial por un sector marginado (los campesinos).
Redoble por Rancas. Género literario: épico, especie literaria: novela (narración en prosa que cuenta una historia de ficción). A la vez, corriente literaria: indigenismo. Los 34 capítulos respetan un estilo novelesco.
Cuando se ausculta “Redoble por Rancas”, en el aula u otro espacio, se pide “tijera reflexiva” para hallar la sucesión intercalada. Los capítulos impares (1, 3, 5…) blanden temática con delimitación espacial en los Andes Centrales, el capítulo uno está ceñido en Yanahuanca, “Donde el zahorí lector oirá hablar de cierta celebérrima moneda”. Mientras tanto, los apartados pares (2, 4, 6…) hacen visible las angustias que parecen infinitas para Cerro de Pasco y Rancas (Comunidad Indígena desde agosto 27 de 1926 y Comunidad Campesina San Antonio de Rancas a partir del 24 de junio de 1969).
Capítulo 6. Sobre la hora y el sitio donde se parió al cerco. «¿Cuándo nació? ¿Un lunes o un martes? Los muchachos encontraron, a la salida del colegio, dos vagones dormidos en el apeadero. Los mayores los descubrieron al atardecer. Era un pequeño convoy, sólo una locomotora y dos vagones… A los vecinos de Óndores, de Junín, de Huayllay, de Villa de Pasco, se les conoce. A aquellos enchaquetados de cuero negro, nadie los identificaba. Desembarcaron bolas de alambre. Terminaron a la una, almorzaron y comenzaron a cavar pozos. Cada diez metros enterraban un poste. / Así nació el Cerco…» (sic).
Ayer el cerco de púas, alambres y total indiferencia contra el sector agropecuario; en el siglo XXI, la realidad sigue superando a la ficción: muchos pueblos están ceñidos por desmontes mineros, pasivos ambientales, tajo abierto, labores abandonadas; también, lagunas, ríos, cuencas se ahogan en polución. ¿Será posible hallar el equilibrio entre minería y ecosistema?
Capítulo 28. Que probará que alguna diferencia existe entre picaflores y ovejas. «Cada vez que el Prefecto o el Diputado prometen una escuela o una posta sanitaria, el optimismo de la Municipalidad reserva un terreno. El ayuntamiento y el pueblo asisten a la solemne colocación de la “primera piedra” de los edificios públicos. Nunca se coloca la segunda. El más modesto villorrio cuenta con docenas de “primeras piedras”: mercado, escuelas, postas médicas, oficinas agropecuarias, avenidas imaginarias ofrecen su única piedra al candor. El Perú íntegro es una primera piedra. Cerro de Pasco, capital del departamento, posee, por supuesto, muchísimas más “primeras piedras” que cualquier provincia» (Scorza, 1976, p. 194).
Paradojas de la vida. Cuatro siglos han pasado del reinicio de la actividad minera en Cerro de Pasco (octubre 9 de 1567), pero se le compensa solo con la primera piedra, los que distribuyen el presupuesto entre lagrimones dicen: a nada. Ergo, de la manera más simple, ¿por qué la demora para atender a los niños que tienen plomo en la sangre?
Figuras literarias. Metáfora (tropo perfecto). Situación nada usual que le ocurre al viejo Fortunato: «El cielo tenía el mismo color de cuervo de la mañana de la universal huida de los animales» (p. 20).
Prosopopeya (atribución de cualidades humanas a los seres inanimados y a elementos abstractos). «El cielo crujía a punto de desfondarse. Un trueno de perros rajó el oriente de la pampa: pastores flacuchentos huían de las aldeas con la lengua fuera» (p. 21).
Metáfora. Cuando el comunero Santiago tenía la razón en sus labios y en su mente. «No debimos reírnos. En lugar de untarnos la boca con tontas palabras, debimos acometer al Cerco, matarlo y pisotearlo en la cuna» (p. 38).
Símil (comparación). «Vestido de negro, con una camisa limpia sin planchar, sin corbata, el Personero atravesó la plaza de Rancas. En el viento que venía del lago, colgaba como una lágrima, la tempestad» (p.152). «En la pampa los rumores van y vienen como el viento» (p. 170).
Antítesis (contraposición de ideas). «Todo se trastocó y advino la suspirada edad de oro de los amigos de lo ajeno. Caco reinó en las penumbras. Los mendigos engordaron y aun los míseros sólo aceptaban alimentarse de gallinas» (p. 185).
Nivel de realidad. «La literatura surge aquí como un intento de establecer otra verdad. Yo personalmente quise mostrar otra cosa. El pueblo indio era presentado sólo en su versión de siervo, de esclavo. Yo había asistido a sus luchas, y sus hechos me parecían épicos y sentí la necesidad de contarlos», confesión de Manuel Scorza a Roland Forgues.
Conclusiones. “Redoble por Rancas” conduce hacia la conciencia exigida por el autor con identidad, liderazgo, justicia.
Algunos ranqueños manifiestan: «Scorza obvia los nombres originales». La novela otorga esa licencia, fue para evitar el acoso en contra de los idóneos lugareños.
*“El Puchkador de la Nieve”