Por Fortunato Rodríguez y Masgo*
Eliseo Talancha Berrospi fue saxofonista de música popular y tradicional que ha trascendido en los escenarios del ámbito nacional e internacional, llevando el nombre de Huánuco por diferentes lugares, dejando para la memoria imperecedera su nombre y su obra, más allá de la expresión física, deja el sublime y permanente mensaje en el espíritu, porque quienes como él tienen una vida intensa y creativa, ligada a los sentimientos e inquietudes del pueblo, dejo huella profunda de su caminar y en ella trasciende su propia existencia.
Hijo predilecto de su tierra natal Huacar y su querido Ambo, donde en cada jarana siempre se recuerda con mucha nostalgia y alegría el sonido inconfundible de su saxo, en las interpretaciones musicales que relataba artísticamente la realidad de su terruño Huacar, que amaba intensamente.
Nacido en medio de la naturaleza, bajo un cielo azul, donde el olor exquisito de la madre tierra aroma el ambiente, el Chihuaco entona una sinfonía celestial que se cobija en el interior del alma y el corazón por siempre, allá en Huischca, distrito de Huacar, provincia de Ambo, con la bendición del “Taita” San Miguel Arcángel vino al mundo el 14 de junio de 1939, para la alegría de su papá Luis y su mamá Liberata.
La vida le propina el primer golpe, cuando muere su mamita Liberata, quedando huérfano desde su niñez; aun así, el destino le tenía reservado una misión que cumplir, fue a los diez años acogido por su tío materno Amador Zevallos en su casa del barrio Progreso de Ambo, donde termina su educación primaria al lado de su hermano mayor Cipriano quien ya dominaba el arpa hasta sacar “chispa” y hacia “cantar” al violín, es ahí, que se enamora de la música y comienza a tener encuentros con los instrumentos musicales y despierta su alma musical.
De niño es trasladado a la capital Lima, para continuar sus estudios secundarios en los colegios Pedro Labarthe y Alfonso Ugarte donde fue seleccionado para integrar la banda musical, por su destreza con el saxofón, esto afianzó su carrera musical, luego llegando a ser considerado como uno de los grandes músicos del Perú con sentimiento andino, que llevaba en sus venas las costumbres y vivencias del provinciano.
Ya definida su vocación, empezó intensamente la práctica del saxofón, estudió en el Instituto Musical Bach, teniendo como instructor a grandes maestros musicales como Mario Valentino, Emilio Aquino y Enrique Lynch, quienes lo forman al joven Eliseo con conocimientos de ética y solidez en el ejercicio musical, desde ahí empieza brillar en la Capital, participando como músico profesional en los grandes y temidos coliseos limeños, también en la tradicional Pampa de Amancaes, donde demuestra sus dotes en el dominio del saxofón y logra de inmediato ser considerado por la prensa especializada como uno de los mejores saxofonistas del centro del Perú.
Ya a los 17 años, en plena flor de su juventud, hizo realidad su sueño artístico de grabar por primera vez en la disquera “Smith”, en los recordados discos de carbón, continuando con su carrera y gracias a su profesionalismo fue designado como director artístico de la sala de grabaciones de discos Virrey, por ser uno de los grandes músicos del Perú, hasta donde llegaban sus paisanos huanuqueños para hacer sus grabaciones musicales, a quienes les atendía desinteresadamente.
Ya en la vitrina musical, el joven músico Eliseo Talancha fue ovacionado por su exquisitez en el dominio del saxofón; es ahí, famosos artistas del medio como el Picaflor de los Andes, la famosa Flor Pucarina, el Cazador Huanca y Flor de la Oroya, lo solicitaban como su acompañante musical.
Además, integró las orquestas de: “Los Pacharacos”, “Los Mayorales” y “Los Tarumas de Tarma” de los hermanos Anglas. Asimismo, compartió escenarios con los grandes del folklore nacional como fueron Julio Rosales, Moisés Anglas, Pablo Pastor Díaz, Emilio Alanya y otros artistas.
En la cúspide de la fama el maestro Eliseo, no podía olvidar a su Huánuco querido; por lo que, fundo la orquesta folklórica “Los Leones de Huánuco” para interpretar el sentimiento de su tierra, ganando espacio y consideración dentro del ambiente musical limeño de aquel entonces, que era sumamente intenso y mezquino.
Ganó el concurso nacional de música folklórica del Perú, otorgándole un trofeo tamaño de un metro y medio; la misma, por indicación expresa de él, fue donada en acto público a la Municipalidad Provincial de Huánuco, bajo la gestión de la alcaldesa Luisa Cuculiza, porque el premio era del pueblo huanuqueño y de la música interpretada con mucho sentimiento.
Viajó por el extranjero representando al país en el concurso folclórico latinoamericano en Maracaibo, Venezuela con el empresario Manuel Rivera, realizó diversas una giras por el Perú, Bolivia y Argentina, dejando impresionados a los argentinos por sus malabares y cualidades interpretativas con el saxofón.
Como compositor tuvo creaciones que alcanzaron éxito nacional como el huaylash “Sale caliente”, “Soltero huambra”; huayno “Se murió el airampito”, “Anasquisqueña”, lamentablemente se apropiaron, modificando su nombre por el de “Tankayllo”, convirtiéndose en un éxito musical.
Retornó a Huánuco en 1979, para continuar con su actividad artística, llegando a introducir en las orquestas folclóricas la batería en vez del arpa, con la finalidad de dar vida al huayno, alegría y ritmo. Además, se amplió el repertorio con música criolla y tropical, siendo aceptado por la población huanuqueña, para amenizar las fiestas populares como familiares.
También se dedicó como maestro de educación artística en diversos colegios de la ciudad. Integró la banda de músicos “Los Pillco Mozos” de Nicolás Miller, “Los Caballeros del León de Huánuco” de Lucho Gamarra y los “Hermanos Rivera”, la orquesta folklórica “Los Pillkos de Huánuco”, “Selección Juventud Huanuqueña” con Nemesio Ñaupa y “Los Mensajeros de Vichaycoto” con Nicolás Timoteo; logrando grabar una serie de composiciones de su autoría, entre ellos el vals “Soy Huanuqueño”.
En el 2000, después de 20 años, regresó a Lima, para continuar con la música, luego formó la orquesta típica “Los Magistrales del Perú” que acompañó musicalmente al gran Eusebio Chato Grados, nuevamente aporto a la música peruana una nueva fusión al huayno ejecutado por el saxo con arpa, bajo este marco musical realizó grabaciones con las artistas Doris Rosel y Sonia Morales.
En circunstancias que se prepara a grabar una producción musical con repertorio de música huanuqueña, falleció en octubre del año 2015 en la ciudad de Lima.
*Periodista, economista y abogado