Día Mundial de la Poesía se reinventa en lúcida energía

(Desde el 21 de marzo de 1999, a propuesta de la UNESCO)

 Por: Víctor Raúl Osorio Alania*

Advertido plectro de nobles viajes / es límpido en adecuado genoma, / procuro ser atareado exoma / a partir del frescor de los paisajes. // Poesía de ensueños y lenguajes / reluce mares desde verde loma, / cada contenido mágico asoma / con versos que llegan hasta celajes. (Cuartetos, VROA)

VULCANO

El Club Carnavalesco “Vulcano” fue instituido el 6 de marzo de 1906 en Cerro de Pasco, tuvo capacidad para sintonizar y hacer suyo los vaivenes coyunturales y permanentes de la villa minera y el país. La siguiente composición fue mi homenaje del 6 de marzo de 1996. Vulcano (Soneto alejandrino):

Club Carnavalesco “Vulcano” viene de antaño, / ¡oh!, mil novecientos seis le concibió en la puna, / equivales a buena lección desde aquel año, / Cerro de Pasco tu inspiración y leal cuna.

Golpeas firme en hierro caliente sin regaño, / alegre transfieres la necesaria fortuna; / así, cual blancas ovejas, van a tu rebaño / abuelos y mujeres con ilusión alguna.

Vulcano, marzo indica siempre un nuevo objetivo, / cada momento recrea e inyecta identidad, / coge a todo joven biológico y putativo.

Franco corazón prospera con longevidad, / tú, dimensión de Séneca, paradigma activo, / este centenario y otros te den vitalidad.

CALERO

Mavilo Calero Pérez (Goyllarisquizga, 1934 – Lima, 2022), intelectual peruano, merece gratitud individual y colectiva, de mi parte, lo hice antes y después de su partida, he aquí un pétalo en respectiva flor. Mavilo Calero Pérez (Acróstico con sexta rima ABBACC2 y quinteto ABABA):

Mavilo Calero Pérez, poeta, / Autor que destaca con mucho tino, / Vaticinó un estilo goyllarino, / Ilustra dicho afán a la glorieta. / Libre pensador cual fresco riachuelo, / Osada pluma no quiere deshielo.

Cincuenta obras y algo más en su veta / Afecto especial con añejo vino / Llegó el cuatro de marzo hecho aire fino / Es la hora, Mavilo, brinda en copeta. / Ríe, planifica, ahí está el consuelo, / Obrero tenaz cuida oriundo anhelo.

Parabienes notorio personaje / Épocas pasan con propio ideal / Razones tuyas avivan el friaje / El trato tuyo resulta amical / Zapatea en pureza de coraje.

SOFOCLETO

A Luis Felipe Angell de Lama (Paita, 1926 – Lima, 2004) dedico Venias para Sofocleto:

Instruido y buen escritor, / ahí brilla su valor, / con estrofas de calor / se hizo poeta de honor, / presentador deportivo / de discurso fino y altivo, / la política fue honrada / con su presencia loada, / siendo exquisito humorista / puso tema en el flautista.

Ritmo y métrica en sonetos / que llamaba sofonetos, / décimas encaramadas / por socios fueron amadas, / ejemplares sinlogismos / contraste de silogismos… / Resultaron corajudos / dando gusto a “Los cojudos”.

 RECORDARÉ

Recordaré que por desmemoriado olvidé el número telefónico, a la segunda ocasión tuve que registrar con empeño y delicadeza. Hubo suspenso en la primera llamada. Silencio. Otra voz… Hubo ponientes, intentos hubo. Cuando escuché vuestra voz me animé a creer en nuestra superlativa capacidad.

Conmemoraré la primera cita y sus tocantes prolegómenos. Asertividad superó a la duda. Puede ser venció al qué dirán. Conocerse nunca será pecado. Pregúntale a Cupido, ¿el hondo suspiro representa apego?

Recordaré el primer almuerzo y los potajes y la plática sostenida. Aquí valió el encuentro y no el monto de los platillos. Ningún ruido distrajo las miradas. Ademanes, gestos, frases resultaron sinceras. El día avanzaba y nosotros absortos en el primer eslabón.

Evocaré aquel primer abrazo porque fue ligero, tierno, atrevido, tímido, también glorioso. ¿El segundo abrazo resultó el último? Debí abstenerme del último para evitar el ninguneo. Abrazados hasta el día naciente.

Incluso en la nebulosa, recordaré, el primer beso que fue la mejor expresión de ternura. Te robé el primer ósculo, no tengo perdón; me pillaste el segundo beso y viajamos perdonados. Las caricias deben ganarse con mérito y hechos propios, decías y lanzaste otro ósculo, hasta ahora mis labios permanecen húmedos en fragancia tuya. Un beso volado por los infinitos recuerdos.

Conmemoraré el viaje con oraciones hechas corazón, al caminar, en el paradero, en el ómnibus. Cuando estuvimos arriba o abajo dimos ocurrencias al día y la noche. Derrotamos el frío con el calor del diálogo; temperamos el calor siendo originales y cautos.

Tu sonrisa recordaré frente a la computadora porque fue la última. ¿Después qué te ofendió? Puse punto y seguido, continúa la construcción lexical. Eres mi espejo.

Soñaré lonchecito y panecillos porque mitigan el hambre del día, pero agrandan nuestras existencias como electricidad. ¿Habrá oportunidad de otro lonchecito donde cada pan esté untado con solidaridad? Sé qué volverá a ocurrir, mi instinto me anuncia alguna buena nueva a la vuelta de la esquina o en la siguiente aurora.

Mi alegría de aquella ocasión, recordaré, quizá fue del renacimiento. A veces la realidad supera a la poesía. ¿Un libro y su autor derrotado por una incomprensión? Si no salgo de esta, ¡ayúdame! Quiero tus brazos como remos, tus consejos que me guíen como faro encendido en medio de las tinieblas.

Inmortalizaré la caminata bajo las luces de neón. ¡Felicitaciones! Y al instante un movimiento brusco alejó a la calma. ¿Qué pasó? ¿Quién pasó? ¿Cómo y dónde encontrar una explicación? Intento ponerme en tus zapatos para calzar tu disgusto. Mi memoria hace retrospección. Cada palabra mía que busca la unidad resulta todo lo contrario.

A los pasajeros embarcándose hacia el encuentro de sus seres queridos, eso recordaré. Me consuela saber que marchan con optimismo. Esa emoción aprenderé por las buenas. Algún día volveré a correr, a comprar un pasaje, viajar alegre porque habrá quien me espere con los brazos extendidos y una pulcra sonrisa mostrando simpatías, estoy preparado para ser mutuo.

Perpetuaré mi soledad en el tramo, soledad manifiesta en el cuarto, soledad desgarradora cuando me despierto a las tres de la madrugada y resulta imposible conciliar el sueño. Al fin y al cabo, redacto en la grata compañía de soledad, pasión, consuelo, esperanza y recordando aquella figura magnánima. Siento pena por mí. Mi otro yo sufre. Escribo para justificar mi existencia. Encandilada música llora por mí. Debo continuar hacia adelante, incluso cuando duele hacerlo.

Recordaré porque me gusta recordar, sabiendo que la esperanza genera esperanza. Amor, mis éxitos sean tuyos. ¡Tus éxitos celebro como si fueran míos!

*“El Puchkador de la Nieve”

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