César Vallejo, redentor indiscutible

(I Congreso Internacional de Lingüística y Literatura)

 Víctor Raúl Osorio Alania (*)

 Proemio. El Primer Congreso Internacional de Lingüística y Literatura tuvo lugar del 27 al 29 de noviembre de 2019, organizado por la Escuela Profesional de Lengua y Literatura, Facultad de Ciencias de la Educación, Universidad Nacional “Hermilio Valdizán”; el maestro Andrés Jara Maylle supo liderar dicha actividad; bien por él, bien por la literatura que sensibiliza. Dicho marco supo promover nuestra disertación: Cesar Vallejo, redentor indiscutible.

 Antecedentes. El Minero Ilustrado, N° 782, publica el poema Soneto, Cerro de Pasco, diciembre 6 de 1911; pronto, en el N° 798 da luz a Vida e ideal, Cerro de Pasco, marzo 27 de 1912. Ambas composiciones atañen a César Vallejo.

A fines de mayo [1911] se le presentó la oportunidad de obtener un empleo de preceptor fuera de Lima. Con este motivo viajó a Cerro de Pasco, siguiendo a la ciudad de Huánuco donde se puso al habla con el hacendado señor Domingo Sotil, quien le ofreció el puesto de preceptor de sus hijos en el pueblo de Ambo. Vallejo aceptó. Tuvo casa, comida y un sueldo sumamente modesto. César permaneció en este pueblo hasta el mes de diciembre que retornó a Trujillo… (Juan Espejo Asturrizaga, 1965).

Pero Vallejo no llegó a Huánuco. Sería en la ciudad de Cerro de Pasco que entra en relación con el acaudalado minero, hacendado y político, Domingo Sotil, El Sordo. Este poseía, ciertamente, algunos latifundios en la quebrada del río Huertas, de la provincia de Ambo… Pero su familia residía permanentemente en la hacienda Acobamba, ubicada entonces en la provincia de Pasco, en las inmediaciones de la comunidad indígena de Mosca. / Fue, pues, esa la hacienda en la cual se instala Vallejo, como preceptor de Francisco y Leoncio Sotil Woolcott, los hijos mayores del opulento oligarca (Esteban Pavletich Trujillo, 1974).

Poesía escrita, en 1911, por César Vallejo en el tren al cruzar por Ticlio. Cruza el tren la estéril puna / que ya la noche amortaja / y la lluvia lenta baja /con tristísimo rumor.

Dentro del coche qué frío / tan fuerte es el que sentimos; / y ateridos nos dormimos / de la estufa al resplandor.

— ¡Qué bonito! –un pequeñuelo / que va junto a mi murmura–. / —Cuál blanquea aquella altura / a la luz crepuscular.

Y a través de los cristales / de la ventana veía / la nevada que cubría / los cerros de aquel lugar…

Análisis literario. Esteban Pavletich Trujillo cita en su artículo cuatro estrofas de la composición titulada Fusión que consta de 15 estrofas, cada una de ellas abriga cuatro versos.

Octosílabo u ocho sílabas por verso destaca como sílaba métrica, Vallejo usa la sinalefa para lograr esa redondez o perfección métrica. Hay cuatro rimas consonantes y abrazadas en arte menor: amortaja-baja, sentimos-dormimos, murmura-altura, veía-cubría.

Respeta con pulcritud la ley de acentos, cuando acaba en una palabra aguda se cuenta una sílaba más (nótese en los versos cuatro, ocho, doce y dieciséis).

El servicio ferrocarrilero La Oroya-Cerro de Pasco y viceversa se inaugura en julio de 1904 con el objetivo de potenciar la actividad minero-metalúrgico, un año después, 1905, el tren (primer verso) llega al asiento carbonífero de Goyllarisquizga, provincia “Daniel Alcides Carrión”, región Pasco. La llegada del tren a Cerro de Pasco ha procreado con genialidad una paremia típica entre mis paisanos: «Cerro de Pasco es la villa de las dos estaciones… La estación del invierno y la estación del tren».

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Ticlio incumbe a la región natural de janca o cordillera (a partir de los 4.800 msnm); en tanto, el bosque pétreo de Huayllay, Óndores, San Pedro de Pari, Junín, Wayre (Huayre), Qarwash Mayu (Carhuamayo), Ninaqaqa (Ninagaga), Shelby, Vicco, Villa de Pasco, Qolqe Jirka (Colquijirca), Cerro de Pasco y otros pueblos de la meseta del Bombón (incluso el lago Chinchaycocha) están ubicados en la región puna (primer verso), de 4.000 a 4.800 msnm, no cabe duda.

El mes de mayo finaliza el invierno y procede a retirarse con rayos, truenos, relámpagos, lluvia, nieve, de ese modo da inicio al verano andino. El frío es permanente, tanto en invierno, como en verano (verso cinco). Recuerde que el frío repite su ataque contra todos y entre todos, no tiene patria ni es posesión de nadie. Vallejo hace cantar finito al frío y lo pone fácil. Oyese el concierto del frío.

Alusión a un pequeñuelo (verso nueve) y logra asir sus palabras para darle sentido pueril a la composición de viaje.

La nevada (verso quince), cellisca, nieve o nevisca cubre con cordura y revitaliza el paisaje natural. La sola mención de nevada permite corresponder con las cordilleras y la necesidad de protegerlas. ¡Apu Waqurunchu quédate y continúa brindando tu frescor vital! ¡Apu Waywash tus peculiares lágrimas van por el Marañón, Huallaga y Pachitea!

Los cerros (verso dieciséis) u oteros aparecen como guardianes de los pueblos andinos, en este caso, protegen la poética vallejiana brindándole calor cuando lo requiere y haciendo de paraguas cuando llega esa locuaz lluvia.

Recapitulando. Estos versos (de acuerdo a la época), resaltan el romanticismo y el aprecio que tenía César Vallejo por el transporte en tren, sumándose la descripción y exaltación de lo que avista en su viaje Lima, Ticlio, La Oroya, Junín, Cerro de Pasco. Vallejo y su poesía vanguardista ya florecían, ya volaban de cordillera en cordillera.

Vallejo en Cerro de Pasco. Pocos biógrafos han registrado la presencia de César Vallejo (1892-1938) en Cerro de Pasco, su paso resulta fugaz, pero impactante para su poética y narrativa. La infausta realidad minera tiene mucha similitud con Quiruvilca (Quivilca en el Tungsteno, soras pierden todo sin aspavientos).

Brota el dilema, Vallejo permanece unos días en Cerro de Pasco, luego, ¿por qué ruta emprende viaje hacia Acobamba?

 Primera opción. Siempre en ferrocarril, por la ruta Cerro de Pasco, Rancas, Huayllacancha, Wishlamachay, Alqayqocha (Alcacocha), Goyllarisquizga. De ese punto, en acémila por la cuenca del Tawarmayu, puente Tusi (actual frontera interregional de Huánuco y Pasco), ingresa a la cuenca del Chaupiwaranqa y recala en Parcoy, ipso facto, Viroy, recalando en Acobamba.

 Segunda opción. Acompañado por los arrieros de la recua [de mulas] transita por Rumiallana, Tingo Palca, Anasquizque (distrito de Yanacancha), Cochacharao, Pachacrahuay, Yanatambon, Chauyar, Junipalca, Chacra Colorada (distrito San Francisco de Asís de Yarusyacán), Huichpin, Pallanchacra (distrito de Pallanchacra), Rodeo, Pumacocha, Pascana, Quircán (distrito San Francisco de Mosca), Acobamba (distrito de Huácar). Los arrieros y la recua laboraban para Domingo Sotil… (Continuará).

(*) “El Puchkador de la Nieve”

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