Comberción Alania Julca: testimonio vivo de un egregio caminante

Por Víctor Raúl Osorio Alania (*)

 Los fenicios destacan como navegantes y comerciantes a nivel de la cultura universal, en tanto, en la realidad peruana, huamanguinos, chotanos, tusinos tienen la historia sobre sus hombros y pies para detallarnos de idas y venidas en condición de comerciantes, arrieros y viajeros.

De forma sucesiva he visitado Huamanga (2.761 msnm), cada crónica mía ha generado el chayraq pertinente; Chota (2.388 de altitud) está en mis planes de viaje, ¡llévame destino con el lápiz que escribo!; en noviembre de 1994 llegué por primera vez a Santa Ana de Tusi (3.760 msnm), aquella vez conversé de forma animosa con el paisano Custodio Berrospi Chaca (n. 2-octubre-1926), él me puso al corriente de su vida como caminante, vendedor de anilina e ilusiones. Ahora último, he conocido a don Comberción Alania Julca (n. 5-mayo-1955), con DNI N° 04515725.

 

Amigo Comberción, ¿vendiendo anilina qué lugares ha visitado? Antes de tener el cargo como docente he recorrido muchos lugares gracias a mis padres que me han enseñado para caminar por Ancash, Huánuco y Oyón.

 

Cuénteme una de sus caminatas que hizo saliendo de Tusi y que haya visitado por ejemplo Dos de Mayo, Huamalíes. No, poco he caminado por Huamalíes. Yo he caminado saliendo de aquí por Pocobamba, Cachipampa y llegamos a Quichas, Cajatambo, ya casi a la costa de nuestro Perú

 

¿De Tusi a Cajatambo en cuántos días llegaban ustedes? Mi padre llegaba en diez días y nosotros como jóvenes llegábamos en cinco o seis días, porque hacíamos el negocio más rápido. Mi padre tenía sus ahijados y compadres.

 

¿Además de anilina qué productos llevaban? Llevábamos pañalón, pantalón, chompa, frazada, hilo, todos los pedidos…

 

¿Y que traían? No, hacíamos un canje. Le dábamos un pantalón, una chompa por un carnero y depende de la calidad del carnero a veces le dábamos dos, tres pantalones y así hacíamos un trueque. A nosotros no nos gustaba la plata sino el trueque.

 

Tengo otra curiosidad. ¿De dónde sacabas pañolón, lana, anilina? Mira, si hablamos de mercaderías que es de ropa, nosotros íbamos a Huancayo, pero hablando de anilina había un lugar en Lima en la avenida México, una fábrica donde nos vendía ese producto que es la anilina; muchos tusinos no conocían, pero las personas que ya conocíamos traíamos de allí.

 

¿Qué cantidad de anilina traían? Esa vez la anilina costaba 15 mil, sacábamos hasta triplicado, cuadruplicado y así hacíamos el negocio.

 

Por eso, ¿cuántos kilos traían? Nosotros traíamos dos kilos por cada color (rosado, amarillo), el color preferido de Ancash, el color patito y todo eso nosotros llevábamos de la fábrica. Llevábamos de todo color según las peticiones.

 

¿Ya tenían pedidos o vendían de acuerdo a como iban avanzando? Desde nuestra casa empezábamos vendiendo, lo favorito de los tusinos que es la anilina, su aguja y así tantas cosas; por eso, nos decían a los tusinos los cachivacheros. ¿Por qué los cachivacheros? Teníamos un pequeño paquete donde había plata, entonces iniciábamos saliendo de Pocobamba a vender anilina, aguja, una y otras cosas.

 

¿Has tenido la oportunidad, Comberción, de llevar máquinas de coser? Lógico papá. He llegado a Tacna, he traído calculadora, grabadora, a Huánuco he traído máquina de coser. Hemos recorrido de frontera a frontera. El tusino nunca se ha quedado así, siempre ha buscado el beneficio.

 

¿Qué cantidad de anilina vendían a cada persona? En cantidad de anilina no podemos medir. En un pueblo vendíamos cuarenta onzas, cincuenta onzas, a veces dos onzas, tres onzas de acuerdo que necesitaba el pueblo.

 

La gente una vez que compraba anilina en que utilizaba. En pintar sus polleras, hasta para las chompas. Los tusinos éramos las personas más preferidas por llevar toda clase de mercadería

 

¿Solo has llevado máquina de coser o también tocadiscos? Para mí los tocadiscos ya no existían, he llevado la grabadora marca Seico, con cuatro pilas “Nacional” que traíamos de Tacna.

 

¿La balanza de que material está hecha maestro? Esta balanza tiene ya la medida oficial de nuestros ancestros, esta balanza es de mi padre que él no lo ha hecho una balanza así empírica donde ellos vendían por onzas la anilina

 

¿Cuántos gramos caben en esa balanza? Una onza, dos onzas, aquí ya no se mide por gramos

 

¿Esa balanza le ha regalado su padre? Claro, como mi padre ya falleció y como [yo] era el único hijo agarré su balanza y utilicé.

 

Comberción, ¿en qué años has caminado como vendedor de anilina? Caminé en los años ochenta y noventa. Todo mi estudio superior me dediqué al negocio para así superarme en la vida.

 

¿Cuántos kilos cargaban cada uno de ustedes? Nosotros en esos tiempos cargábamos treinta, cuarenta kilos, por eso nos llamaba camellitos a los caminantes.

 

Tu alimentación en el viaje. Gracias a las buenas personas nos invitaban comida y daban alojamiento, así pasábamos la vida desde la salida hasta el regreso.

 

¿Llevaban shiwayru? Claro, porque el shiquayru es de costumbre.

 

¿Qué contenía el shiwayru? Contenía ají, ruda, carne, harina.

 

¿En que llevaban el shiwayru? Llevábamos en una bolsita para el viaje.

 

¿En bolsa o escroto del toro? Eso era antes, pero en mi época ya no. Nosotros llevábamos en una ollita. Donde no había alojamiento, donde no había auxilio, hacíamos hervir nuestra agüita [donde vertían el shiwayru], siempre el tusino no olvidaba de llevar su pocillo.

 

Llevaban ollita, pocillo, plato. Hacíamos hervir nuestra agua [en la olla], allí echábamos el shiwayru y el hombre parecía que ha comido un menú, porque contenía todo, ya sea carne, arroz, etc.

 

¿Si le dolían los pies o las piernas con que se frotaba? El tusino es hábil. Nos frotábamos con nuestro pichi, el remedio más favorito porque por allí no hay ni medicina, ishpaylata qokurkuy shay, allí está el remedio más sano.

 

A qué te dedicas ahora Comberción. Ahora soy docente del nivel primaria, trabajo en la Escuela N° 34145 de Santa Ana de Tusi, provincia “Daniel Alcides Carrión”. región Pasco.

 

Me pongo en los zapatos del entrevistado y rindo homenaje a Tusi y su gente, esa empatía me enseña y mantiene lúcido incluso en el momento más adverso. Viendo a este andarín de rostro vidrioso, la maestra Elicita Céspedes Chagua, propone: purej runa (hombre que anda), purikuj runa (andadero, nómade), ayawaj runa (hombre que va), aywakuj runa (hombre que se va).

(*) “El Puchkador de la Nieve”

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