Por: Jorge Chávez Hurtado
El año 2024 se aproxima a su ocaso, y con él, nos llega el esplendoroso legado de un hombre sabio que, a través de su obra, ilumina las raíces profundas de nuestra identidad. Víctor Domínguez Condezo, maestro, investigador y custodio de la memoria cultural, nos entrega en este tiempo dos joyas invaluables que celebran y preservan el espíritu de Huánuco y del Perú. Cada una de estas obras no solo enriquece nuestro acervo cultural, sino que nos conecta con la esencia misma de nuestra historia y tradición.
Por un lado, el recién inaugurado museo Allpawasi en Tomayquichua emerge como un santuario de la memoria. Este espacio, concebido con el amor y la dedicación de quien entiende la riqueza de nuestras raíces, se erige como un templo vivo donde los objetos y relatos del pasado dialogan con el presente. En Allpawasi, la historia no es un vestigio dormido, sino una energía vibrante que late en cada rincón, una invitación a reconocernos en el espejo de nuestra herencia cultural.
Por otro lado, y como broche de oro para este año, Domínguez nos entrega su más reciente obra: Yaru-Chinchay Qichwa Rimay. Huánuco–Pasco: Runakunapa rimashqan, yachashqan, yarpashqan. Este interesante libro no solo representa el trabajo riguroso de un académico, sino también la pasión de un hombre que ha consagrado su vida al estudio de la lengua y el pensamiento de los pueblos andinos.
El quechua yaru-chinchay, objeto central de esta obra, es mucho más que un idioma. Es la expresión viva de una cosmovisión, el vehículo a través del cual los pueblos de Huánuco y Pasco han plasmado sus sentimientos, su comprensión del mundo y su orden categorial del pensamiento. Como señala el investigador Zenón Depaz Toledo, este libro reafirma la continuidad de la tradición civilizatoria andina, poniendo en valor una de sus dimensiones esenciales: el lenguaje.
Víctor Domínguez no se limita a analizar la estructura lingüística de esta variante quechua; su trabajo explora además las costumbres, creencias y horizontes de sentido de los pueblos yaru-chinchay. En sus páginas, encontramos una ventana a la ontología (la visión del ser), la epistemología (el modo de comprender el conocimiento) y la axiología (el sistema de valores) de estas comunidades. Este enfoque integral hace de la obra una guía indispensable no solo para comprender la riqueza cultural de los Andes, sino también para reflexionar sobre nuestra identidad como nación multicultural.
El maestro Víctor Domínguez, afectuosamente llamado VEDOCO por sus amigos y alumnos, es mucho más que un académico. Es un defensor incansable de nuestra herencia cultural, un hombre cuya vida ha sido un testimonio de amor y dedicación a la lengua y cultura maternas. Yaru-Chinchay Qichwa Rimay no solo reafirma su lugar como uno de los grandes intelectuales de nuestro tiempo, sino que también nos inspira a valorar y proteger nuestras raíces.
En esta obra, Domínguez explora la influencia recíproca entre Huánuco y Pasco, revelando cómo estas regiones han compartido y enriquecido sus expresiones culturales y lingüísticas. Este diálogo entre culturas vecinas es una lección invaluable en un momento en que nuestra sociedad busca consolidar su identidad desde una perspectiva intercultural. Comprender y valorar nuestras diferencias es un paso esencial para construir un futuro colectivo en el que todas las voces sean escuchadas.
Desde esta página, agradecemos a nuestra colega periodista Iraldia Loyola Bañez, presidenta ejecutiva del Movimiento Cultural Esteban Pavletich, quien tuvo la generosidad de hacernos llegar este inestimable libro. Gracias a ella y al maestro Domínguez, podemos acercarnos a una obra que trasciende lo académico para convertirse en un pilar de nuestra reflexión cultural.
Víctor Domínguez Condezo no solo ha creado un museo y escrito varios libros; ha construido un puente entre el pasado y el presente, un camino por el cual nuestras futuras generaciones podrán transitar para encontrarse con su identidad. Allpawasi y Yaru-Chinchay Qichwa Rimay son testimonio de una vida dedicada a preservar y exaltar lo mejor de nuestra cultura.
En tiempos donde lo urgente suele eclipsar lo importante, la labor de VEDOCO nos recuerda que el alma de un pueblo reside en su memoria y su lenguaje. Que su ejemplo inspire a otros a mirar al pasado con respeto y al futuro con esperanza. Porque solo quien conoce sus raíces puede crecer hacia el infinito.