Familiares de dos víctimas del periodo de violencia 1980-2000 pudieron despedirse y enterrar de forma digna a sus seres queridos, después de más de 20 años.
Esteban Malpartida León falleció el 17 de setiembre de 1994, el día de su cumpleaños. Un grupo terrorista de Sendero Luminoso convocó a una reunión en el campo deportivo del caserío Carmen Alto, en José Crespo y Castillo. Él asistió, lo tomaron prisionero, acusándolo de soplón, y le dispararon en la cabeza.
En tanto, Paula Noreña Santos, falleció en 1997, junto a su hija que tenía un mes de nacida, como consecuencia de una balacera efectuada por el Ejército. Las investigaciones arrojaron que la víctima recibió dos balazos más en la sien.
La Dirección General de Búsqueda de Personas Desaparecidas del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos facilitó el entierro digno y acompañó a las familias durante la ceremonia de restitución con el soporte emocional.
En cumplimiento de la Ley N.° 30470, el equipo de la DGBPD otorgó el apoyo material para la adquisición de los osarios y nichos, así como el apoyo logístico, con la finalidad de que los familiares participen en la ceremonia de restitución y entierro.
Una de las víctimas fue enterrada en el cementerio general de Tingo María y la otra en el cementerio de Aucayacu. En ambos sepelios, los familiares contaron con el soporte emocional por parte del equipo de la DGBPD y la Red de Salud de Leoncio Prado. Además, se respetaron las decisiones de las familias, así como sus creencias y costumbres culturales y religiosas.