La mató usando un fierro y arrojo su cuerpo a un pozo

El homicida tenía impedimento de acercarse a la agraviada, porque ya había puesto en peligro su vida y la de su hijo en el 2018.

Familiares exigen la máxima pena para Trinit Bautista Rosas.

La muerte de Damaris Senayda Rojas Suárez (27), ha provocado cuestionamientos de los familiares a las autoridades del Ministerio Público y Poder Judicial por la tolerancia que tuvieron con el homicida, luego que en el 2018 ya puso en peligro la vida de ella. También contra la policía que ha demostraron ineficiencia para resolver el caso que conmocionó a la ciudad de Huánuco.

La joven madre de familia según la misma declaración de Trinit Bautista Rosas (27) fue asesinada con un fierro la madrugada del 2 de setiembre tras una acalorada discusión, luego arrojó su cuerpo a un antiguo pozo de unos 14 metros de profundidad con la finalidad de desaparecer la prueba de su delito.

Para evitar que el olor fétido alarme a los vecinos de Colpa Baja, el homicida no tuvo mejor idea que arrojar un colchón, llantas y tierra sobre el cuerpo de la enfermera que vestía pantalón rosado, zapatillas y blusa azul. Luego de secuestrarla, asesinarla e intentar desaparecer el cadáver, el expresidiario intentó hacer su vida con normalidad, pero al enterarse que era buscado por los parientes de su víctima optó por no exponerse para no ser capturado.

Mientras eso ocurría, familiares, amigos y colegas buscaban a Damaris con la esperanza de hallarla con vida porque creían que su aún esposo la tenía secuestrada en algún lugar de Huánuco. Preguntando e indagando entre los vecinos, el 6 de setiembre llegaron al poblado de Colpa Baja, donde decían que podía estar retenida contra su voluntad. Uno de los moradores que no quiso ser identificado, informó a la familia que días antes vio a un varón que llevaba puesto una gorra excavando en el lugar, donde la tarde del sábado 14 de setiembre hallaron el cuerpo de la joven enfermera.

Alertados por dicha información llegaron, a la vivienda, policías del Escuadrón de Emergencia, comisaría de Huánuco, Departamento de Investigación Criminal, Inteligencia y el fiscal Richard Dávila. Al ver que los familiares estaban cavando a un costado del pozo, uno de los investigadores pidió salir del lugar porque llegarían agentes de criminalística, quienes con sus técnicas determinarían si en dicho lugar había algún cuerpo o restos de sangre. Desde aquella diligencia pasaron ocho días hasta que finalmente fue ubicado el cuerpo de Rojas Suárez.

CAPTURA. Desde que Damaris no regresó a casa como de costumbre, su familia sindicó a Trinit Bautista Rosas, como el responsable de su secuestro y desaparición, por lo que fue denunciado en la unidad especializada. Mientras la policía hacía su trabajo a paso de tortuga, sus padres, hermanos y vecinos la buscaban por todos lados; salieron en los diversos medios de comunicación pidiendo ayuda para buscar a Damaris.

Pasaban los días y no había resultado de la investigación, tampoco los parientes directos de la agraviada fueron llamados a declarar, por lo que optaron por buscar por sus propios medios, es así que el 14 de setiembre cuando uno de sus parientes ingreso al grifo Arias (cerca del puente Las Moras), para abastecer su carro con el cual irían a Tingo María en búsqueda de la joven, encontraron en el lugar a Trinit.  Tras atraparlo, intentaron sacarle la verdad, pero fue casi imposible.

 

“Luego que lo atrapamos, mi hermana le metió golpe, ahí es cuando habla, pero nos dice que estaba viva”, refirió Moises Rojas, papá.

Para evitar ser linchado, Bautista Rosas, dijo que Damaris estaba al cuidado de un tal “Pocho” en una casa ubicada en Lindero, en Tomayquichua. El papá (Moisés), su hermano (Richard) y dos primos pidieron que los lleve al lugar donde supuestamente el expresidiario “Pocho” tenía retenida a su familiar, por lo que optaron por ir y en el trayecto preguntaban cómo estaba ella, si había comido, si fue golpeada, etc.

Cuando le preguntan si el tal “Pocho” estaba con “fierro” (un arma de fuego), Trinit, todo un psicópata calculador, respondió: “La verdad no te podría decir”.

Sin imaginar que el cuerpo de la joven enfermera yacía en un pozo, los parientes que aún guardaban la esperanza de encontrarla con vida, hacen planes de cómo harían para rescatarla, pero cuando llegaron al lugar indicado, no encontraron a ninguna persona, tampoco había restos o evidencias que hacía suponer que alguien estuvo en la casa de adobe y calaminas inhabitada.

Pese a los golpes que recibía seguía diciendo que la madre de su hijo estaba viva, incluso les mostró una foto de la enfermera que estaba echada sobre un colchón, hecho que alimentó la esperanza de encontrarla con vida.

Alertados por familiares que también habían llegado al lugar, agentes de Inteligencia trataron de apaciguar los ánimos, por lo que tuvieron que pedir apoyo a la comisaría de Ambo y Cayhuayna. Luego pidieron a los que participaron en el arresto del mototaxista salir de la vivienda para que ellos interroguen al sospechoso.

Luego de casi una hora de diálogo y presión, Bautista Rosas, no pudo más y confesó que había matado a la madre de su hijo y arrojó el cuerpo a un pozo de agua. Incluso les habría dicho: “En el lugar que la vez pasada buscaron no es, está en el pozo”, por lo que fue sacado del lugar y para evitar que sea golpeado colocaron un casco de seguridad de moto y lo trasladaron hasta Colpa Baja, camino al aeropuerto.

HALLAZGO DE CUERPO. Luego de casi tres horas de arduo trabajo de personal de Rescate que incluyó excavar el pozo de agua que estaba lleno de tierra, piedras, llantas y un colchón, lograron sacar el cuerpo de la joven enfermera. Tenía los brazos extendidos, su pierna izquierda estaba en posición de cuclillas y a simple vista personal de Medicina Legal que participó en la diligencia de levantamiento d el cadáver no evidenció lesiones por el avanzado estado de descomposición.

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Los restos fueron trasladados a la morgue en medio de desgarradoras escenas de dolor de su madre, hermanos y amigos, quienes exigían cadena perpetua para el feminicida.

A pesar que el cuerpo estaba putrefacto, determinaron que la joven recibió un golpe en la cabeza con un objeto duro el cual provocó sangrado, también reveló que el homicida habría tratado de quemar el cadáver de Damaris, porque su brazo y parte del tronco tenía quemaduras de segundo y tercera grado.

 

SECUESTRO. La noche del 1 de setiembre cuando Damaris Rojas Suárez salía de la farmacia Kano Farma, ubicada al frontis del hospital de contingencia en La Esperanza, la joven fue plagiada por Trinit, quien le habría dado gaseosa mezclado con sedante para luego llevarla con su trimóvil celeste con blanco hasta la habitación que alquiló hace dos meses atrás en Colpa Baja, con la intención de matarla en venganza por haberla denunciado y enviado a prisión el año pasado.

El 2 de setiembre, los padres denunciaron en el Departamento de Investigación Criminal el secuestro de la penúltima de sus seis hijos y sindicaron directamente a su esposo como el responsable de su plagio. Pero tras recibir la denuncia, no hubo mayor trabajo para capturar a Trinit, quien seguía trabajando como mototaxista.

Pasaban las horas, días y la familia empezó a desesperarse porque no encontraban respuesta a su incansable búsqueda.

Once días después, la policía emitió la nota de alerta sobre la desaparición de Damaris y Trinit, pero llamó la atención que los datos eran inexactos, como por ejemplo las circunstancias de la desaparición de la joven enfermera, dice que ocurrió cuando salió de su domicilio, pero lo real al salir de su centro de trabajo en La Esperanza. Pero no solo la policía mostró su ineficiencia, sino la fiscalía que al inicio no hizo casi nada por ubicar a la enfermera.

Prueba de su inacción es que recién el 14 de setiembre, día que fue arrestado por los mismos familiares, los policías tenían el oficio número 26000 del Segundo Juzgado de Investigación Preparatoria de Amarilis, que autorizaba la detención preliminar por 72 horas de Trinit Bautista Rojas por ser el principal sospechoso de su desaparición.

La inacción de los operadores de justicia ha causado malestar y rechazo no solo en la familia, sino en la ciudadanía que espera que los órganos de control investiguen a los responsables.

 

ANTECEDENTES DE VIOLENCIA. El 6 de junio del 2018, policías y serenos de Huánuco acudieron al llamado de emergencia de un caso de violencia familiar al frontis del recreo Jacarandá, camino al aeropuerto. Al llegar al citado lugar, encontraron a Damaris Rojas Suárez, quien dijo vivir en el jirón Micael Bastidas 141, Aparicio Pomares, quien denunció a su esposo Trinit Bautista Rosas por agresión física y psicológica.

Según la agraviada, la agresión ocurrió en la vivienda de la señora Nely Rosas Jesús (49) tía de su agresor, quien le dio gaseosa y aprovechando que perdió la fuerza para defenderse fue atada de pies y manos para luego intentar ultrajarla sexualmente, pero la joven puso resistencia. Fue rescatada por su padre y por este caso, el mototaxista terminó en el penal de Potracancha, pero el 30 de noviembre del mismo año mediante oficio 1831 el Inpe dispuso ejecutar la orden del Segundo Juzgado de Investigación Preparatoria de Huánuco que ordenaba la liberación del agresor, porque la orden de detención fue variada por comparecencia con restricciones.

En la papeleta de excarcelación N°19-2018 indica que Bautista Rosas era investigado por el delito de violación de persona incapacitada a resistir y exposición en peligro. Pese a la orden de restricciones que tenía, entre las que estaba no acercarse a la agraviada, el mototaxista hizo caso omiso y buscaba a Damaris en su centro de trabajo.

Testigos de su acercamiento hacía la agraviada son las decenas de personas que tienen su negocio al frontis del hospital de contingencia que conocían al mototaxista como una persona celosa.

“En una oportunidad casi golpea a un trabajador de la funeraria porque encontró conversando con su mujer, era un tipo celoso, siempre venía con su bajaj a ver a Damaris, incluso el mismo día que desapareció creo que le trajo su comida y discutieron”, dijo uno de los comerciantes apostados al frontis del hospital.

Al cierre del informe, para los investigadores el móvil del homicidio de la enfermera de 27 años, fueron celos enfermizos del mototaxista con Damaris con quien estaba casado civil y religioso.

 

ALGO MÁS

En conferencia de prensa, el jefe de la V Macro Región Policial, Víctor Patiño Zevallos, confirmó que la captura del feminicida fue realizada por los mismos familiares. Dijo, también que, en entrevista preliminar, Bautista Rosas, indicó que mató a su esposa utilizando un fierro con el cual golpeó su cabeza.

 

ALGO MAS

Moisés Rojas, el padre de Dámaris, contó que fue expulsado de su iglesia evangélica cuando culpó a Trinit sobre la desaparición de su hija. “Le creyeron a él (asesino) y hoy la realidad es otra”, dijo.

 

CIFRA

4 años tiene el hijo de Damaris Rojas Suárez, cuyo padre es el homicida y ahora quedó en la orfandad.

EN CIFRA

119 feminicidios ocurrieron hasta lo que va del 2019 en todo el país.

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