Los del Malecón, un clan desconocido

ENTRE PLUMA & PAPEL

Elizabeth Saly Deza Laurencio*

Son incógnitas del destino, cuando las mañanas, las tardes, las noches y el pasar de los años pierden importancia; son incógnitas del destino, cuando en el transitar de la vida se llega a parar en lugares inesperados; se vuelve una incógnita inmensa cuando se llega a convivir con los que pertenecen al Clan Desconocido; y esta incógnita cobra sentido solamente cuando se  comprende la filosofía de vida de aquellos que viven  en las orillas del río Huallaga, a esos escondites donde la vida no vale mucho o  simplemente no vale nada.

Durante los últimos meses, en nuestra ciudad, se presenciaron desalojos de personas que vivían en las orillas del río Huallaga, aquí en Huánuco. Los serenos, la policía y los vecinos se mostraron incómodos al ver cómo la hermosa imagen del río mencionado mostraba su otra cara, una que solamente se puede ver con detenimiento. Es comprensible, que esto es para enojarse, malhumorarse y levantar un reclamo a las autoridades sobre estos escenarios, porque, aunque los desalojen ellos siempre vuelven a sus escondites. Entonces ¿Qué habrá de esta historia? ¿Qué habrá detrás de este clan desconocido? ¿Acaso es consecuencia de una mala decisión?

Esta ha de ser una caja china, porque dentro de una historia se esconde otra, otra y otra. Pero en lo general, estos problemas que se generan dentro de la sociedad, nacen gracias a irresponsabilidad de algunas personas ya adultas o simplemente ya fallecidas. Fue la buena educación (que es un proceso fundamental en el hogar) que se ha perdido en el transcurrir de los años y que ellos, que ahora viven en las intemperies son consecuencias de lo que no hubo ayer, en la generación pasada.  Entonces ¿Qué ocurre cuando el concepto de hogar desaparece para una persona? Podríamos otorgarle múltiples respuestas a esta pregunta, sin embargo, la respuesta que más se asocia a nuestra percepción de vida, es juzgar a los que viven de la calle como hijos de familias disfuncionales.

Es triste ver cómo la vida se echa a perder por el vicio, más triste todavía cuando a ella se la expone a peligros. Estos grupos, clanes, pandillas o bandas están conformados por muchas personas, y a veces entre ellos mantienen una relación y a causa de mucha ignorancia entre ellos llegan a tener más hijos, y así la situación se va agravando. Pero a expensas de esto, siempre hay algunas personas que ponen un sobreesfuerzo a la adicción de los padres y evitan contagiarse de esa enfermedad, logrando así salir adelante y lograr el éxito, pese al pasado oscuro que hayan tenido. Transforman su vida y las comparten.

Si fuéramos sus parientes ¿Qué haríamos? O ¿qué diríamos? Supongo que usted, ahora mismo se dice que jamás habría pariente suyo en las calles, posiblemente sea así, pero nadie está libre de los sinsabores de la vida y de las caídas, si esta suerte no es para nosotros, podría caer en manos de nuestros hijos o nietos. En cierta medida es muy difícil, para algunos, interpretar sus sentimientos hacia estos eventos. Ciertamente la sociedad se encuentra dividido por estatus sociales, y que aún sin saber a cuál ellos pertenecen, creo que deberíamos mostrar compasión por humanidad. 

Las noches, los días y las horas han de pasar, para ellos ya nada importa, pues el vicio los cegó y así cegados no han de aspirar a nada. Pocos son los afortunados que logran salir de esa vida, pero muchos simplemente dan vida al Clan Desconocido que fundan en nuestros ojos y que vivimos la gran parte de nuestra vida odiándolos, despreciándolos y sobretodo repudiándolos por sus harapos y sus malos olores.

*Docente Bachiller de Lengua y Literatura. Escritora Pachiteana, integrante de la AEH (Asociación de Escritores de Huánuco).

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28.06.2021

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