La enriquecedora feria sabatina

ENTRE PLUMA & PAPEL

Elizabeth Deza Laurencio

Todos sabemos que, si no fuera por los campesinos, no comeríamos tres veces al día, pero, gracias a la feria ecológica “De la Chacra a la Olla” comemos, incluso aún más. Entonces, definitivamente la vida comienza en el campo, de ellos que día a día le dan amor a todo lo que producen.

Desde la aparición de la Feria Ecológica, que se encuentra cada sábado en la Alameda de la Republica; tuve muchas inquietudes sobre las historias y las experiencias que hay detrás de cada productor, porque es inusual ver cómo ofrecen sus buenos productos a un módico ´precio, pese a lo dificultoso que podría ser sembrarlo, cuidarlo y extraerlo del campo, para luego llegar durante la madrugada al punto de venta.

Antes de la aparición de la feria, el proyecto fue armado y expuesto con el objetivo de mejorar los ingresos económicos de las familias campesinas que producen con diferentes técnicas agroecológicas. Asimismo, eliminar a los intermediarios (mayoristas) para llegar al corazón de los consumidores finales, a quienes, indirectamente, se les otorga la oportunidad de valorar más a los hermanos del campo. Y, en un inicio planteado, también se tuvo como visión, convertir a la feria “De la Chacra a la Olla” en un atractivo turístico local y regional. En otros términos, el proyecto consistía en organizar a las familias campesinas, capacitarlos y mostrarles cuan necesario es ofrecer productos sanos, nutritivos y frescos a los consumidores.

Efectivamente, el proyecto es un éxito. Más aún, por la sonrisa que se dibuja en el rostro de cada campesino al recibir cada sol de cada producto. Y si se les pregunta de dónde son, nos dirán parte de Ambo, de Pachitea o de Churubamba. Los vendedores de la feria, los mismos productores, tienen un carisma especial para atender al público, Y si el consumidor los respeta y realiza sus compras como se merece, entonces, ahí aparece la famosa “YAPITA”.

Ascencio Laurencio Estela y su esposa Faustina Rojas Cabrera, son productores que vienen desde Pachitea, a quienes también se les encuentra cada sábado en la feria, la especialidad de ambos es cultivar calabazas, granadillas, aguaymantos, papayitas de la sierra, papas, choclos, arracachas, etc. Es decir, una mezcla de tubérculos, granos y verduras; siempre se muestran agradecidos por la oportunidad que tienen de vender sus propias cosechas; asimismo en una conversación muy cercana, ambos cuentan que si sus ventas son tan buenas, tienen lo suficiente para sacar adelante a sus hijas que actualmente están estudiando para ser buenos profesionales. “salimos a la una de la madrugada de Mantacocha, con un carrito que baja de vez en cuando a Huánuco, a veces viajamos en diferentes carros, porque la carga no entra en uno solo, cuando somos varios” entre risas, la señora Faustina me hizo entender que trabajan desde muy temprano.

En verdad, el esfuerzo que cada familia campesina le otorga a estas actividades son admirables, y hace que todas las personas que vivimos en la ciudad consumamos lo mejor de lo mejor, aún precio módico y accesible. Posiblemente algunos aún desconocen las cualidades de la feria “De la Chacra a la Olla” sin embargo, aún pueden acercarse todos los sábados desde la madrugada hasta las seis de la tarde, en la Alameda de la Republica.

En conclusión, no importa la hora, la distancia o de dónde son o hacia donde van, lo más importante es siempre elegir lo nuestro, a nuestra gente y a nuestra cultura; porque es la forma más noble de compartir y de colaborar con sus sueños.

*Docente Bachiller de Lengua y Literatura. Escritora Pachiteana, integrante de la AEH (Asociación de Escritores de Huánuco)

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