ENTRE PLUMA & PAPEL

 

 

Elizabeth Saly Deza Laurencio*

 

 

De pequeño a grande

Nadie los ve, o, mejor dicho, todos los ven a diario, a ellos que no le temen al intenso frío de la mañana y al asfixiante sol de la tarde, sin embargo, pese a nuestras múltiples opiniones, nunca podríamos entender la filosofía callejera, de supervivencia y pesares que cada uno vive evadiendo los goces más inocentes de la infancia.

El óvalo de Cayhuayna (en Huánuco), las calles, los restaurantes y las plazuelas son escenarios de aquellos chiquillos que en desventura de su mala suerte les tocó vivir la peor versión de la historia humana generada por la pobreza, o, mejor dicho, generada por el sinsabor de un y mil gobiernos corruptos, pillos y ladrones.

Le llaman Coquito por pícaro y pequeño, él es Frank Rojas Nazario de 10 años; su lánguida mirada al igual que las de otros niños, provocó en esta lectora, mucha ira, enojo, enfado, irritación, disgusto y sobre todo vergüenza, porque los progenitores y nuestra vasta caterva de autoridades, poco o nada están haciendo por el cuidado de estos. Vernos a diario desvergonzadamente en plena pandemia dejó de ser novedad, y a consecuencia de estos y otros actos mal direccionados, los casos COVID-19 se incrementan en nuestra ciudad, y esta situación acarrea múltiples problemas de salud  en nuestros niños, más aún en hijos de familias vulnerables, que viven pisoteado por la penuria, escases, hambre y privaciones…

«Niños, sed hombres, madrugad a la vida, porque ninguna generación recibió herencia más triste, porque ninguna tuvo deberes más sagrados que cumplir, errores más graves que remediar ni venganzas más justas que satisfacer» Dijo Manuel Gonzales Prada, si hacemos caso a lo que dijo en su momento, pensemos; la historia, el pasado o el ayer dicta que en aquel tiempo ya se estaba generando o produciendo la crisis de conciencia que hoy se expresa en su mayor esplendor. Entonces, nuestros niños del 2021, aquellos que experimentan y no experimentan el trabajo infantil ¿Tendrán criterios para pensar en un futuro mejor? Debido a eventos similares al COVID-19, para el 2040, ¿estarán preparados para sobrevivir a lo que se viene? En otro caso, nosotros, ¿somos un ejemplo de sociedad? La crisis con la cual peregrinamos a diario, ¿es producto de un mal gobierno o es nuestra falta de conciencia? Para narrarles a nuestros hijos del futuro ¿qué parte de la historia estamos preparando?  Por último, ¿saldremos de esta crisis de conciencia? Las posibles respuestas que podamos extraer de nosotros será una pequeña y simple efectividad de la posible Mayéutica de Sócrates.

Paulo Freire, el doctor en filosofía, menciona que la idea esencial que todos intentamos cultivar cada día en la crianza de nuestros hijos, es la de educar niños felices e independientes, para que el día de mañana se conviertan en adultos maduros capaces de hacer felices a otros. Y Luis Alberto Sánchez decía “yo creo en los niños como creo en Dios. Son dos religiones diversas al parecer, y sin embargo una sola.”  Estos sentimientos de confianza, amor y la esperanza que emanan de Freire y Luis Alberto Sánchez, deben provocar en nosotros en hacer un reclamo social para la protección de todo niño que vive en la calle, con ropa andrajosa, sucia, comiendo sobras y expuesto a múltiples enfermedades.

Ciertamente, hay ley que ampara el bienestar de todo niño y adolecente, sin embargo, esta es una expresión teórica tembleque, más allá de las formas hay numerosos niños que están esperándonos, ellos que perdieron las ilusiones y la edad inocente de vivir la vida en acorde a lo que le corresponde. SEAMOS PROTAGONISTAS DEL MAÑANA.

*Docente Bachiller de Lengua y Literatura. Escritora Pachiteana, integrante de la AEH (Asociación de Escritores de Huánuco).

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