Una reciente investigación periodística ha sacado a la luz una lista de costosos obsequios recibidos por la presidenta Dina Boluarte durante actos protocolares y foros internacionales, generando controversia sobre la transparencia y el control de bienes entregados a funcionarios públicos.
Según el programa “Punto Final”, tras la flexibilización de la norma que regula la recepción de regalos en el Despacho Presidencial, Boluarte ha recibido artículos de alto valor como perfumes exclusivos de la marca Dior, sets de cosméticos coreanos que pueden superar los 20 mil dólares, y una réplica de la estatua de bronce de Sanxingdui, cuyo precio en subastas internacionales supera los 10 mil dólares.
La lista también incluye vajillas de cerámica japonesa Mashiko Yaki, valoradas en hasta 650 dólares por unidad, cuchillos ceremoniales Kris de 500 dólares, botellas de sake, jarrones decorativos y sets de porcelana entregados por países como Japón, Indonesia, Hong Kong, Taiwán y Canadá durante el APEC 2024.
Lo que más ha llamado la atención es que en el registro oficial no figuran otros obsequios polémicos, como los relojes Rolex que habrían sido entregados por el gobernador regional de Ayacucho, Wilfredo Oscorima, ni regalos de alcaldes y gobernadores, lo que ha generado cuestionamientos sobre la omisión de ciertos bienes y la falta de claridad en los criterios de registro.
Desde la Presidencia, se ha respondido calificando la información como “tendenciosa” y asegurando que estos intercambios forman parte de protocolos internacionales habituales. No obstante, expertos en derecho han advertido que la nueva normativa podría permitir que regalos de lujo se conviertan en bienes personales al finalizar el mandato, lo que plantea serias dudas sobre la legalidad y ética de estas prácticas.
La revelación ha reavivado el debate sobre la necesidad de fortalecer los mecanismos de control y fiscalización en el Estado, especialmente en un contexto marcado por la desconfianza ciudadana y la crisis económica.






