Lima sigue como una de las ciudades con mayor congestión vial del mundo

Lima sigue ocupando un lugar destacado entre las ciudades con mayor congestión vehicular a nivel mundial, según informó la Asociación Automotriz del Perú (AAP). La capital peruana presenta niveles de circulación en horas punta más bajos que los registrados en otras grandes urbes latinoamericanas, como Ciudad de México, Bogotá o Santiago de Chile.

De acuerdo con el gerente general de la AAP, Jaime Graña, la situación del tránsito en Lima se ha normalizado socialmente, pero sus consecuencias económicas, sociales y ambientales son cada vez más graves. Graña precisó que este problema no se limita a la capital, ya que otras ciudades importantes del país, como Arequipa y Trujillo, también figuran en el listado de las más afectadas por el tráfico en el mundo.

Un informe reciente, elaborado por una firma internacional especializada, reveló que al cierre del primer semestre de 2025 la velocidad promedio de circulación vehicular a las 8 de la mañana en Lima fue de 14,10 kilómetros por hora, cifra inferior a la reportada en Ciudad de México (18,31 km/h), Bogotá (18,62 km/h) y Santiago de Chile (22,54 km/h). Por la noche, hacia las 19:00 horas, Lima registró una velocidad promedio de 12,90 kilómetros por hora, con mínimos de 11 km/h, mientras que en las otras ciudades las cifras oscilaron entre los 15,73 y 20,16 km/h.

Graña recordó que Lima ocupó el primer lugar en congestión vial de América Latina en 2023, y que en 2024 pasó al segundo puesto por el empeoramiento de la situación en Barranquilla. Advirtió que la tendencia en la capital peruana es preocupante, ya que la velocidad de circulación sigue disminuyendo y, sin una estrategia profunda, será cada vez más difícil revertir el colapso.

Desde la AAP se alertó que no existen políticas públicas eficaces para abordar este problema de manera estructural. Las medidas adoptadas suelen ser reactivas o de corto plazo. La asociación hizo un llamado a implementar una visión integral que enfrente las causas del desorden urbano. Graña señaló que la congestión vehicular no debe considerarse una consecuencia inevitable del crecimiento urbano, sino como resultado de decisiones postergadas y la falta de planificación.

Concluyó advirtiendo que, si no se actúa con decisión y visión de futuro, Lima continuará atrapada en un círculo vicioso que afecta la productividad, la calidad de vida y el tiempo de sus ciudadanos.

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