
El presidente ruso, Vladímir Putin, rompió su silencio este viernes 1 de agosto y se pronunció sobre las negociaciones de paz con Ucrania, calificando positivamente la tercera ronda celebrada en Estambul. Sin embargo, evitó responder al ultimátum de diez días impuesto por el presidente estadounidense, Donald Trump, para cesar las hostilidades en Ucrania.
Durante su visita al monasterio de Valaam, en el noroeste de Rusia, Putin destacó la importancia del canje de prisioneros de guerra acordado con Kiev, también la propuesta rusa de crear tres grupos de trabajo (político, militar y humanitario) que operarían en línea, y la necesidad de una “paz duradera y sólida” que garantice la seguridad de Rusia y Ucrania.
Silencio ante la presión de EE.UU.
Desde el pasado 14 de julio, Trump ha exigido a Rusia detener la guerra en un plazo de 50 días, reducido recientemente a 10 días, bajo amenaza de sanciones y aranceles secundarios. El plazo vence el próximo 7 de agosto. Putin no mencionó directamente a Trump, aunque respondió con una frase enigmática: “La decepción es fruto de expectativas exageradas. Las negociaciones deben ser sustanciosas y no para el público”.
Mientras tanto, las fuerzas rusas continúan avanzando en varias regiones del este de Ucrania, incluyendo Donetsk, Lugansk, Zaporiyia y Jersón. Putin confirmó la toma de Chasiv Yar, aunque esta afirmación fue negada por el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, quien también pidió a Occidente aumentar la presión sobre Moscú.
Por su lado, el presidente de Bielorrusia, Alexandr Lukashenko, aliado de Putin, advirtió a Trump que “dar órdenes no funciona” y recomendó actuar con cautela en el proceso de paz.