Irán e Israel, una guerra en Medio Oriente con efecto global

La región de Medio Oriente atraviesa uno de los momentos más críticos de su historia reciente debido a la escalada bélica entre Irán e Israel. Lo que comenzó como una serie de ataques puntuales ha evolucionado en una confrontación directa con consecuencias devastadoras para ambos países y un impacto geopolítico global.

La enemistad entre Irán e Israel tiene raíces profundas que se remontan a la Revolución Islámica de 1979. Desde entonces, Irán ha adoptado una postura abiertamente hostil hacia Israel, al que no reconoce como Estado legítimo. Por su parte, Israel ha considerado a Irán como una amenaza existencial, especialmente por su programa nuclear y su apoyo a grupos armados como Hezbolá en Líbano y los hutíes en Yemen.

Durante décadas, ambos países han librado una “guerra en la sombra” mediante ciberataques, asesinatos selectivos y operaciones encubiertas. Sin embargo, en los últimos meses, esta guerra indirecta ha dado paso a enfrentamientos militares abiertos.

El 13 de junio de 2025, Israel lanzó un ataque aéreo contra instalaciones militares y nucleares en Teherán, en lo que denominó una operación “preventiva” para frenar el avance del programa nuclear iraní. En respuesta, Irán ejecutó una contraofensiva masiva con más de 150 misiles balísticos y drones que impactaron en ciudades israelíes como Tel Aviv, Jerusalén y Haifa.

Según cifras oficiales iraníes, hasta este domingo se ha registrado 224 muertos tras los ataques israelíes. Por parte del país hebrero, se cuentan 13 víctimas mortales. Los heridos de ambos países se cuentan por millares. Además, se han reportado daños significativos en infraestructura crítica, incluyendo laboratorios nucleares, edificios gubernamentales y zonas residenciales.

 

REACCIONES. La comunidad internacional ha reaccionado con alarma. Estados Unidos, aliado clave de Israel, ha expresado su apoyo a la defensa israelí, aunque también ha instado a la moderación. El presidente Donald Trump afirmó que está mediando para lograr un cese al fuego “pronto”. Rusia y China, por su parte, han condenado los ataques israelíes y han pedido una desescalada inmediata.

El Papa León XIV hizo un llamado a la “responsabilidad y la razón”, mientras que la ONU ha convocado a una sesión de emergencia del Consejo de Seguridad para abordar la crisis.

El conflicto ha tenido un efecto dominó en toda la región. Israel ha ampliado sus operaciones militares a Yemen, atacando a líderes hutíes aliados de Irán. En Líbano, Hezbolá ha intensificado su retórica y se teme que abra un nuevo frente en el norte de Israel. Siria, tradicional aliado de Irán, ha elevado su nivel de alerta militar.

Además, el cierre del espacio aéreo iraní y las advertencias de evacuación emitidas por embajadas extranjeras han generado una crisis humanitaria incipiente. El precio del petróleo se ha disparado, afectando los mercados globales y aumentando la presión económica sobre países dependientes de la energía importada.

Además, países como Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos, que habían estado acercándose a Israel en los últimos años, ahora enfrentan presiones internas y externas para tomar partido o mantenerse neutrales.

 

FUTURO. A corto plazo, no se vislumbra un alto al fuego. Ambos gobiernos han adoptado posturas inflexibles. El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, ha prometido que Irán “pagará un precio muy alto” por los ataques a civiles. Por su parte, el ministro de Exteriores iraní ha declarado que solo cesarán los ataques si Israel detiene su ofensiva.

A mediano plazo, el conflicto podría escalar a una guerra regional si actores como Hezbolá, Siria o incluso Arabia Saudita se ven arrastrados. La posibilidad de un enfrentamiento directo entre potencias globales también aumenta, especialmente si Estados Unidos o Rusia deciden intervenir militarmente.

La guerra entre Irán e Israel representa una amenaza real para la estabilidad de Medio Oriente y la seguridad internacional. Más allá de las pérdidas humanas y materiales, este conflicto pone en jaque los esfuerzos diplomáticos de décadas y podría redefinir el equilibrio de poder en la región. La comunidad internacional enfrenta el desafío urgente de mediar, contener y eventualmente resolver una crisis que, de continuar, podría tener consecuencias catastróficas para el mundo entero.

 

IMPACTO GLOBAL. Los mercados financieros han reaccionado con nerviosismo. El precio del petróleo se disparó más de un 10% tras los ataques, alcanzando niveles no vistos en meses. Esto afecta directamente a países importadores de energía, como los de Europa, América Latina y Asia, elevando los costos de transporte, producción y alimentos.

Además, las bolsas globales han caído, mientras que los inversores se refugian en activos seguros como el oro y los bonos del Tesoro

Aunque geográficamente distante, Perú ya siente el impacto a través del aumento en el precio del petróleo, lo que podría traducirse en mayores costos de combustibles y presiones inflacionarias. También se ha incrementado la prima de riesgo en la región, lo que podría afectar la inversión extranjera y el crecimiento económico.

El conflicto ha puesto a prueba la capacidad de organismos multilaterales como la ONU, la OTAN y la Liga Árabe para mediar en crisis complejas. También ha generado divisiones dentro de la Unión Europea, donde algunos países apoyan a Israel y otros piden una postura más neutral.

Leer Anterior

Guerra entre Irán e Israel ya dejó más de 200 muertos y miles de heridos

Leer Siguiente

Con el título de campeón provincial, León de Huánuco avanza a la etapa departamental de la Copa Perú