Rusia lanzó el mayor ataque aéreo desde el inicio de la guerra contra Ucrania, dejando al menos cuatro muertos y 44 heridos en distintas ciudades del país, según confirmó el presidente ucraniano Volodímir Zelenski.
El bombardeo, ocurrido durante la madrugada del domingo 7 de septiembre, incluyó el despliegue de más de 800 drones y 13 misiles, algunos de ellos balísticos. Las ciudades más afectadas fueron Kiev, Zaporiyia, Odesa, Kremenchuk, Krivói Rog, Dnipropetrovsk y Sumi.
En Kiev, dos personas —una mujer y un bebé— murieron tras el impacto en un edificio residencial. Además, por primera vez desde el inicio del conflicto, fue alcanzada la sede del Gobierno ucraniano, causando daños estructurales en los pisos superiores del edificio del Gabinete de Ministros.
En Zaporiyia, los ataques provocaron incendios en más de 20 edificios de apartamentos y una estación de servicio. Las autoridades locales reportaron al menos dos muertos y 18 heridos, entre ellos dos niños.
El presidente Zelenski calificó el ataque como un “crimen deliberado” y pidió una respuesta contundente de sus aliados occidentales. En coordinación con el presidente francés Emmanuel Macron, Ucrania prepara nuevas medidas para reforzar su defensa aérea.
Mientras tanto, el Ministerio de Defensa ruso afirmó que los bombardeos se dirigieron exclusivamente a instalaciones militares e infraestructura logística, aunque las evidencias en terreno muestran un alto impacto sobre zonas civiles.
Este ataque marca una escalada significativa en el conflicto, con implicaciones diplomáticas y humanitarias que continúan desarrollándose.
